Por A. Barker/S. Mundy
Bruselas/ Seúl
Philips, LG Electronics y Samsung SDI recibieron una multa récord de 1.470 millones de euros
(US$ 1.921 millones) de parte del máximo responsable de anticompetencia en Europa ayer después de participar en “caso clásico de carteles” por casi una década.
Siete grupo electrónicos en total fueron castigados por dos conspiraciones distintas para arreglar precios y el suministro de tubos de rayos catódicos, una tecnología obsoleta que alguna vez se utilizó en televisores y monitores de computadores.
Los investigadores de la Comisión Europea encontraron que los administradores senior en las “reuniones verdes” tramaron, generalmente antes de jugar golf en clubes exclusivos en Singapur, Corea del Sur y Japón, repartirse los mercados mundiales y cobrar de más a los consumidores.
El equipo de menor rango desarrolló los detalles de los arreglos, a veces, semanalmente, en “reuniones de cristal”, llamadas así por el material que cubre los tubos, donde se compartía información clave y se establecían precios, a veces para televisores y fabricantes de computadores.
La suma combinada de 1.500 millones de euros por los dos carteles es la mayor multa impuesta por la Comisión Europea en una decisión unánime y supera a los 1.400 millones de euros aplicada al cartel de vidrios de autos.
Joaquín Almunia, comisionado jefe de antimonopolio, dijo que las dos conspiraciones aparecen como los “peores tipos de comportamiento anticompetitivo” que causaron un “daño severo” a los fabricantes de televisores y computadores.
La fijación de precios, la repartición del mercado y la distribución de clientes se convirtió en casi una práctica de rutina entre 1996 y 2006.
Aunque la colusión comenzó en el peak del mercado de tubos de cátodos, se transformó en una manera para mitigar la caída en las ventas, a medida que los clientes prefirieron pantallas delgadas que utilizan plasma o cristal líquido.
En uno de los documentos confiscados por los investigadores, un miembro del cartel describe el establecer una meta para “controlar el suministro y mantener un precio propicio para sobrevivir”.
Otro pide a los conspiradores mantener los arreglos “en secreto”, así la Comisión Europea no los descubriría.
“Por favor, deshacerse del siguiente documento después de leerlo”, indicaba el texto.