Por Claire Jones
Es cada vez más claro por qué George Osborne, el ministro de Hacienda, eligió a Mark Carney como el gobernador del banco central.
Carney no sólo es aclamado como uno de los mejores banqueros centrales del mundo, también está mucho más dispuesto que Mervyn King para actuar agresivamente si el crecimiento fracasa en repuntar en el Reino Unido.
En su primer discurso desde que logró el puesto en el Banco de Inglaterra (BoE, su sigla en inglés), Carney, ahora gobernador del Banco de Canadá, sugirió tres medidas que los bancos centrales deberían tomar en “tiempos excepcionales” como el actual.
Cuando los bancos centrales hayan agotado la posibilidad de recortar las tasas de interés, Carney dijo que podrían comprometerse a mantener las tasas congeladas por un período prolongado. Si eso no funciona, entonces pueden prometer mantener las tasas bajas hasta que el desempleo caiga. Ambas son medidas que Mervyn ha rechazado.
Si cualquiera de éstas no tuviera el efecto deseado, Carney sugirió una alternativa más radical: abandonar la meta de inflación para favorecer una meta de Producto Interno Bruto Nominal.
La decisión de abandonar la meta de inflación descansa en el ministro de Hacienda. Osborne estaba completamente consciente de las ideas expresadas por Carney antes de que lo nombrara en el cargo.
No hay planes para dejar el marco de política monetaria. Pero el Tesoro renueva el mandato del BoE cada mes de marzo, en el día del presupuesto, por lo que hay una gran oportunidad de abandonar la meta de inflación antes de que Carney deje el puesto en 2018.
Los economistas alaban las sugerencias radicales de Carney. Gerard Lyons, economista jefe saliente de Standard Chartered y contratado esta semana como consejero del alcalde de Londres, Boris Johnson, indicó que las ideas de Carney eran “una adición bienvenida al debate”.
Pero las opiniones fueron mixtas respecto de si sus sugerencias tendrían el efecto deseado. Incluso el más radical de los tres, el abandono de la meta de inflación, haría poco para revivir a la economía si los problemas en el Reino Unido se deben más a la oferta que a una falta de demanda.
Stephen King, de HSBC, dijo al respecto que “hay demasiado optimismo sobre lo que se espera alcanzar del crecimiento en términos de política monetaria”.