M. Stott en Londres y G. Long en Bogotá
El principal candidato de la oposición en las elecciones presidenciales de Ecuador desestimó la reestructuración de la deuda de US$ 17 mil millones y el acuerdo con el FMI que rescató a la economía como un mal negocio y prometió anteponer los intereses de la población local a las necesidades del capital internacional.
El acuerdo de septiembre fue popular entre los inversionistas internacionales, pero el préstamo del FMI de US$ 6.500 millones estaba respaldado por drásticos recortes en el gasto público. Andrés Arauz prometió revertirlos, culpando a la austeridad de desencadenar una recesión “autoinducida”.
El economista de 35 años dice que quiere impulsar el crecimiento con un gran aumento del gasto público, mayores impuestos y controles de capital para evitar que el dinero salga del país.
Aclamado por sus compañeros de izquierda como parte de una nueva generación de líderes latinoamericanos que rechaza la ortodoxia del libre mercado y enfatizan el desarrollo y la justicia social, Arauz ha provocado nerviosismo en Wall Street con su radical programa, incluida su oposición al acuerdo de agosto con el FMI.
"No vemos ningún sentido en continuar con el programa actual que el Fondo tiene con el gobierno de Moreno", dijo Arauz a Financial Times en una entrevista antes de las elecciones de febrero. “Primero porque la cantidad de recursos es demasiado pequeña y segundo porque la condicionalidad asociada es absolutamente contraproducente para las necesidades de crecimiento y desarrollo de Ecuador”.
Autonomía del banco central
La alternativa de Arauz es un impulso inmediato al gasto público de hasta 1,5 punto porcentual del PIB en los primeros meses de su gobierno, un importante programa de obras públicas, el fin de las privatizaciones y un impuesto sobre el patrimonio.
"Necesitamos reiniciar el crecimiento económico y eso no se logra con un ajuste fiscal de tres puntos del PIB", dijo en una entrevista en video, refiriéndose al objetivo de austeridad respaldado por el FMI para 2021 del gobierno de centroderecha del presidente Lenin Moreno. "Eso es matemática, aritmética y sentido común".
Para pagar su programa, Arauz “reactivará la coordinación entre el banco central y el ministerio de Finanzas para que el banco central pueda comprar valores del ministerio de Finanzas y de esa manera cubrir las necesidades urgentes de financiamiento”.
Sus propuestas son populares en la campaña electoral, pero no se han ganado a los inversionistas internacionales.
“Con la economía recién comenzando a recuperarse del triple shock (Covid-petróleo-default), una agenda económica populista solo haría que la economía se enferme cada vez más”, dijo Bank of America en un reporte.
Sin desanimarse, Arauz quiere una rápida renegociación con el FMI y está dispuesto a abandonar el acuerdo si es necesario. El acuerdo, dijo, "no es vinculante para el Estado ecuatoriano porque el FMI ha dicho que no es un tratado internacional, es un intercambio de cartas que no tiene consecuencias negativas para Ecuador si no lo cumplimos".
Los acreedores privados también pueden esperar recibir noticias de Arauz, aunque dijo que renegociar con ellos no es una prioridad. Criticó el pacto con los tenedores de bonos de agosto por violar la constitución de Ecuador y dijo que sobrevaloró la deuda. “En el peor momento de la pandemia, los bonos… cayeron a 20 centavos por dólar, y sin embargo terminamos reconociendo niveles mucho más altos a los acreedores”, dijo.
Bajo el patrocinio del expresidente izquierdista Rafael Correa, Arauz disfrutó de un meteórico ascenso. Fue nombrado director del banco central de Ecuador a los 24 años y se convirtió en ministro de gabinete a los 30.
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Regreso de Rafael Correa
Algunas encuestas lo colocan a la cabeza para las elecciones del 7 de febrero, aunque otras sugieren que su principal rival, Guillermo Lasso, un banquero conservador de 65 años, está por delante. El presidente Moreno, cuya popularidad se ha desplomado a un dígito, no volverá a presentarse.
Si Arauz gana, planea traer de regreso a su mentor, Rafael Correa, como un asesor cercano, a pesar de los obstáculos legales. El expresidente vive en Bélgica luego de que un tribunal ecuatoriano lo condenara a ocho años de prisión por corrupción. Arauz cree que la condena fue injusta y motivada políticamente.
“Tenemos mucha confianza en que una vez que logremos una victoria electoral, los jueces aplicarán los recursos legales correspondientes para deshacer su sentencia… para que pueda regresar al país como cualquier otro ciudadano ecuatoriano”, dijo.
Ecuador fue uno de los países latinoamericanos más afectados por el coronavirus. Se espera que la economía se contraiga 8% este año y los recortes de gastos de emergencia de US$ 4 mil millones del presidente Moreno incluyeron la liquidación de la aerolínea nacional y el cierre de embajadas.
El margen de maniobra del gobierno es muy limitado porque el país utiliza el dólar estadounidense como moneda, lo que significa que no puede pedir prestado libremente ni imprimir dinero para aliviar la crisis.
Arauz ha sido crítico de la dolarización pero, consciente de su popularidad entre los votantes, ahora dice que la fortalecerá. “La dolarización llegó para quedarse”, dijo. “Una vez que ha entrado, no es deseable que se vaya. Necesitamos fortalecerla mediante medidas creativas para que podamos tener mayores multiplicadores internos de la base monetaria”.
Su lenguaje alude a la profesión de Arauz -es un economista académico- pero también a uno de sus héroes personales: Augusto Graziani, un economista italiano postkeynesiano más conocido por su “teoría del circuito monetario”, la idea de que el dinero es creado por la banca que concede préstamos, en lugar de la emisión del banco central.
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Impuesto permanente al patrimonio
Para complementar las "medidas creativas" para estimular la economía ecuatoriana y los préstamos de los multilaterales, Arauz también está buscando fondos del Lejano Oriente.
"Ya estamos abriendo diálogos con los bancos de desarrollo de China", dijo. "Tenemos una gran relación con los bancos de la República Popular China".
Otra fuente de fondos en una presidencia de Arauz sería un impuesto sobre el patrimonio. Inicialmente, esto sería un gravamen único de 2% sobre los activos de más de US$ 1 millón, pero Arauz cree que es deseable un impuesto permanente, así como incentivos para repatriar los US$ 30 mil millones de dinero ecuatoriano que él asegura están en el extranjero.
¿No sería un problema un impuesto sobre el patrimonio? Arauz descartó la preocupación y dijo que las oportunidades comerciales que ofrece Ecuador son tan rentables que el impuesto “terminará siendo una preocupación menor en comparación con las enormes oportunidades en el país”.
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