Bombardier se arriesgó mucho cuando lanzó su avión de pasajeros de la Serie C. En un impulso ambicioso, la empresa aeroespacial canadiense anunció en 2007 sus planes para desarrollar una nueva aeronave regional con tecnología de punta y motores eficientes.
Pero esa medida ambiciosa ha convertido a la empresa en un objeto de hostilidad sin fin por parte de los dos mayores fabricantes de aviones del mundo, Airbus y Boeing, que ven a la Serie C como una amenaza a su duopolio en los aviones para vuelos cortos.
Ayer, Washington propuso imponer aranceles punitivos a las ventas de la Serie C en EEUU, tras una queja de Boeing, que apunta a que Bombardier ha recibido subsidios injustos en Canadá y EEUU.
El fallo preliminar de la Casa Blanca sobre aranceles a la Serie C amenaza con iniciar una guerra comercial entre EEUU, Canadá y el Reino Unido, en momentos en que tanto Londres como Ottawa advierten que responderán contra Boeing.
Conflicto político
El secretario de Defensa británico Michael Fallon dijo: “Tenemos contratos con Boeing para nuevos aviones de patrullaje marítimo y helicópteros de ataque Apache, y también querrán hacer otros trabajos de defensa. Este tipo de comportamiento podría poner en riesgo nuestra futura relación con Boeing”.
Los comentarios fueron respaldados por la primera ministra Theresa May, quien ha ordenado a los ministros y al embajador británico en EEUU que intente persuadir a Boeing que baje su queja contra Bombardier. Discutió el tema la semana pasada con Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, al igual que con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El riesgo es alto para May, cuyo Partido Conservador depende de una alianza con el Partido Unionista de Irlanda del Norte (DUP, su sigla en inglés) para tener mayoría en el Parlamento. Dicha colectividad tiene fuerte apoyo en las áreas cercanas a las operaciones de Bombardier en Belfast.
Chrystia Freeland, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, dijo que los aranceles estadounidenses apuntan “claramente a eliminar a la Serie C del mercado de EEUU”. Prometió “defender a las empresas y trabajadores canadienses contra un proteccionismo injusto y costoso”.
Cobros masivos
El Departamento de Comercio de EEUU acogió la acusación de Boeing -generada por una orden de Delta Airlines el año pasado de US$ 5.600 millones para 75 aviones de la Serie C- de que Bombardier ha estado vendiendo sus aviones en EEUU por debajo de su costo, debido a los subsidios en Canadá y el Reino Unido. La autoridad dijo que se debería aplicar aranceles de hasta 220% ala Serie C. Una persona cercana a la disputa describió los cobros como “sorprendentes”.
La mayoría de las fabricantes de aviones reciben ayuda estatal para nuevos programas aéreos, ya que los gobiernos buscan asegurar los puestos de trabajo de alto valor. Pero el tema se ha vuelto controvertido y Airbus y Boeing llevan una larga disputa sobre subsidios supuestamente ilegales por miles de millones de dólares.
Un fallo final en el caso no se espera hasta el próximo año. Sin embargo, las consecuencias podrían ser severas para la compañía canadiense, ya que el acuerdo con Delta podría colapsar bajo el peso de los aranceles.
El acuerdo representa cerca del 20% de las ventas acordadas de Bombardier para su Serie C. Si esas órdenes desaparecen, la producción del avión tendría que reevaluarse y podrían desaparecer puestos de trabajo.