La fría reacción del mercado a la última oferta de deuda de Buenos Aires complica la precaria situación económica de Argentina, que ha empeorado desde que las conversaciones con los holdout colapsaran en julio, provocando un default.
El gobierno había esperado que la emisión de deuda del viernes impulsara sus reservas de divisas y quitara presión para llegar a un acuerdo con el grupo de fondos de alto riesgo de EEUU. Pero los inversionistas sólo compraron US$ 286 millones de deuda local de una oferta de US$ 3 mil millones, y sólo canjearon US$ 377 millones de los US$ 6.700 millones de papel conocidos como Boden 2015.
"Desafortunadamente este resultado es una muy mala noticia", dijo Agustín D'Attellis, miembro de un grupo de economistas heterodoxos que trabaja en estrecha colaboración con el gobierno.
"Un resultado exitoso habría sentado las bases de la recuperación del crecimiento económico sin un acuerdo con los holdouts", dijo, agregando que el escenario se había vuelto "más complejo", cuando Argentina lucha con una recesión en medio de menores precios de la soja, su principal exportación.
Se espera que las negociaciones entre Buenos Aires y los acreedores que se negaron a participar en las reestructuraciones posteriores a la crisis de 2001 se reanuden cuando expire, el 31 de diciembre, la cláusula Rufo. D'Attellis cree que el acuerdo "no va a ocurrir", ya que el gobierno es incapaz de satisfacer las demandas inflexibles de los holdouts. Pero algunos analistas creen que, si bien Buenos Aires podría llegar a un acuerdo con sus acreedores, no está dispuesto a hacer una oferta significativamente mejor que la que estableció durante dos reestructuraciones previas.