Latinoamérica se verá afectada
indirectamente por los efectos de la crisis financiera, según el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que han
revisado a la baja sus perspectivas de crecimiento, aunque creen que
la región está mejor preparada que en el pasado para este choque.
"El conjunto del mundo está globalizado y las consecuencias de la
crisis financiera se van a sentir en todas partes", dijo hoy el
director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en un foro
organizado en París sobre las relaciones entre la Unión Europea y
América Latina.
Strauss-Kahn indicó que "hay un riesgo de ralentización fuerte"
en Latinoamérica, aunque "la ralentización es mucho más fuerte en
los países desarrollados, es decir, en Estados Unidos y en Europa".
La vicepresidenta del BM para Latinoamérica, Patricia Cox, avanzó
que su organización ha revisado a la baja sus expectativas de
crecimiento para la región, y así para 2009 ahora espera un 4,5%, en
lugar del 4,8% augurado anteriormente, mientras que para 2010 la
subida del Producto Interior Bruto (PIB) se quedará en el 4,2%.
Strauss-Kahn, en vísperas de la divulgación de las nuevas
previsiones del Fondo, se limitó a indicar que si en China se pasa
de un ritmo de crecimiento económico del 11 al 9% significa que
seguirá habiendo crecimiento, y que también Brasil "seguirá teniendo
un crecimiento fuerte, pero menos fuerte" del que se había calculado
antes de la crisis.
En Europa, por el contrario, añadió, "disminuir en 2 puntos
porcentuales (el crecimiento) conduce a poca cosa".
La vicepresidenta del BM advirtió de que en América Latina "habrá
efectos indirectos" de la crisis financiera por el efecto de la
crisis sobre la demanda de materias primas.
También se verán efectos por la dependencia de la economía
estadounidense, lo que implica en particular a los países
latinoamericanos al norte de Panamá.
Cox admitió que "siempre hay algún riesgo" de una contaminación
del sistema financiero en Latinoamérica, como ha ocurrido con el
europeo, a consecuencia de las hipotecas "basura" de Estados Unidos,
y precisó que ese riesgo es diferente por países: Brasil y México
figuran entre los "más expuestos".
"La buena noticia, dijo, es que Latinoamérica está mejor situada
para afrontar" esta crisis, gracias a las políticas macroeconómicas
de los últimos cinco años, con superávit fiscal en algunos países,
reducción de la deuda exterior y otras medidas preventivas.
Tanto Strauss-Kahn como Cox mostraron su preocupación por la
inflación, y el primero recordó que en Latinoamérica será del 13% de
media a finales de año, lo que muestra que "entramos en un nuevo
ciclo de inflación fuerte" con consecuencias sobre los tipos de
interés y un "riesgo de explosión social".
"Es una espiral que los países de América Latina conocen
demasiado", indicó el director del FMI, antes de subrayar que por
eso mismo la prioridad debe ser "controlar ese riesgo de inflación",
además de cuidarse del impacto en "los más desfavorecidos".
Las razones de esta escalada son los precios de los alimentos,
que aunque ahora se han estabilizado lo han hecho "a un nivel
extremadamente elevado" y el petróleo, que en 2009 podría situarse
en una media de unos 120 dólares por barril.
El secretario general de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, Ángel Gurría, insistió en que "en estos
tiempos inciertos" en que las "turbulencias" del sistema financiero
pueden convertirse en "un sunami", "es primordial que (en
Latinoamérica) sigamos centrados en los objetivos estructurales de
largo plazo", y en particular en la cohesión social.
Gurría hizo hincapié en que aunque la región vive el periodo de
mayor expansión de los últimos 40 años, con un crecimiento previsto
del 4,7% este año tras el 5,7% de 2007, hay grandes problemas de
desigualdad social.
"La globalización no ha permitido establecer reglas equitativas",
y no sólo "ha aumentado las desigualdades, sino que ha creado
nuevas", comentó el secretario general de la OCDE.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis
Alberto Moreno, dijo que en el actual contexto de crisis financiera
su "mayor preocupación" es que esto acarree un repliegue de los
países latinoamericanos, cuando "lo que necesitamos es una mayor
integración".
Pese a que se declaró "optimista" sobre las perspectivas de la
región, reconoció que "nos encontramos en el ojo del huracán" y
sigue la incertidumbre sobre la profundidad y la duración de la
crisis.