Uruguay celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 30 de noviembre. El balotaje enfrentará al candidato de la gobernante coalición de centro izquierda Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez, que obtuvo 47,9% de apoyo, contra Luis Lacalle Pou del centro derechista Partido Nacional (PN), que recibió 31%. Fuera de carrera quedó Pedro Bordaberry del también centro derechista Partido Colorado (PC), que terminó en un distante tercer lugar con 12,9%.
El apoyo a Vázquez estuvo por sobre lo que anticipaban las encuestas (43%-45%), y tiene enormes posibilidades de ganar el balotaje. El hecho de que superara a los dos candidatos de centro derecha sumados sugiere que la mayoría de los uruguayos quiere continuar la senda de centro izquierda representada por diez años de gobierno del FA.
Vázquez tiene la ventaja
Aunque Vázquez no tiene la misma llamativa personalidad que el actual presidente José Mujica, recibió prácticamente la misma proporción de votos que él en la primera ronda hace cinco años. Si el oncólogo de 74 años, que fue el primer alcalde del FA en Montevideo, en 1990, y se convirtió en el primer presidente de centro izquierda de Uruguay en 2004, es electo para un segundo período no consecutivo, igualaría un registro que hasta ahora sólo exhibían José Batlle y Ordóñez, padre fundador del Uruguay democrático (1903-07 y 1911-15), y Julio María Sanguinetti (1985-90 y 1995-2000).
Todas las probabilidades están a favor del candidato del FA, que llevó a la coalición de centro izquierda al poder hace diez años y demostró ser un presidente pragmático. Durante la campaña, ha apelado al apoyo de los trabajadores enfatizando las exitosas políticas implementadas por las dos administraciones consecutivas del FA, que mejoraron los indicadores económicos e incrementaron los salarios reales, al tiempo que se aprobaron leyes pro empleo y se implementaron programas sociales para combatir la pobreza y ampliar los derechos de las minorías.
Junto con esto, Vázquez es uno de los pocos líderes del FA que actualmente atrae a los votantes de centro. Tal como en la campaña de 2004, incrementó su apoyo de la clase media anunciando que, de ser electo, designaría a Danilo Astori, un reconocido economista de centro y actual vicepresidente, como ministro de Economía y Hacienda. Vázquez ha subrayado además que no permitirá divisiones en el equipo económico, como ocurrió en la administración de Mujica, y que generó incertidumbre entre los inversionistas.
Vázquez ahora intentará ampliar su atractivo con los votantes más de centro del PC y del PN.
Lacalle Pou en problemas
Lacalle Pou proviene de una familia de políticos: es hijo del ex presidente Luis Lacalle (1990-95) y bisnieto de Luis Alberto de Herrera, líder del PN por más de cinco décadas en el siglo XX. Sin embargo, con sólo 41 años, Lacalle Pou es un candidato joven y una cara nueva entre los políticos uruguayos. Esto le ayudó a conseguir un gran impulso en las primarias de junio.
Lacalle Pou ha insistido en usar un tono positivo e inclusivo durante toda su campaña. Con Vázquez rehusando de plano participar en debates, tendrá que mantener ese tono inclusivo para intentar atraer votantes de otros partidos. Esto incluye principalmente al PC, aunque también buscará respaldo del más pequeño Partido Independiente social demócrata, que consiguió 3,1% de los votos en la primera ronda. Bordaberry, el candidato colorado, dio de inmediato su apoyo a Lacalle Pou. Este respaldo no fue sorpresa ya que los dos partidos "fundadores" del país habían pactado una tregua durante la campaña. Pese a la histórica rivalidad entre ambos, sus líderes tienen plataformas políticas similares y son aliados en su oposición a Vázquez y al FA.
Sin embargo, incluso el respaldo de los electores colorados no asegura la victoria de Lacalle Pou en el balotaje, dado el pobre desempeño del PC en la primera ronda. Su 12,9% se compara con 17% en 2009. Esta caída es resultado, en parte, de las divisiones internas: una gran facción conservadora liderada por Bordaberry y una facción minoritaria de centro. Si la primera ronda sirve de alguna indicación, Lacalle Pou seguiría por debajo de Vázquez incluso con todo el respaldo de los colorados.
Los últimos sondeos, realizados a comienzos de noviembre, dan todos la ventaja a Vázquez, con 52%. A no ser por un sorpresivo giro antes de las elecciones, esta ventaja parece irreversible.
Discordia dentro del FA
Las plataformas de campaña de Vázquez y Lacalle Pou son diferentes, pero en realidad no son radicalmente opuestas. Lacalle Pou ha enfatizado un mayor esfuerzo en reducir la inflación a través de una política fiscal más estricta. También ha prometido trabajar para reducir los conflictos laborales reduciendo el poder de los sindicatos; buscar mayor flexibilidad en las reglas del Mercosur para que Uruguay pueda abrirse a los mercados internacionales; y modificar la polémica ley que legaliza la producción, venta y consumo de marihuana. Por su parte, Vázquez ha prometido que su presidencia dará continuidad a una plataforma que mezcla políticas económicas pro mercado y políticas de bienestar social, que han logrado un crecimiento sostenido del PIB durante diez años.
Si es electo, la agenda de Vázquez será apoyada por una estrecha mayoría parlamentaria, suficiente para darle gobernabilidad. Sin embargo, aún podría enfrentar tensiones dentro de la extensa y fragmentada coalición, que incluye movimientos de todo el espectro político, desde social demócratas y demócrata cristianos, hasta es guerrilleros Tupamaros y comunistas ortodoxos. Como el "Grupo de los 8", una alianza de ocho facciones de izquierda del FA, obtuvieron el mayor porcentaje de los votos (56%) dentro del FA, este grupo seguramente va a exigir un giro a la izquierda en las políticas del gobierno.
La presidenta del FA, la senadora Mónica Xavier, ha afirmado que una eventual tercera administración del FA continuará aplicando políticas moderadas, pero no puede negarse que el centro izquierdista Frente Líber Seregni (FLS), ha pagado un precio en las elecciones por la participación de dos de sus miembros es un escándalo ligado a la quiebra de la aerolínea nacional, Pluna. Astori, el probable futuro ministro de Economía, es una importante figura del FLS; aunque él no ha estado involucrado en el reciente escándalo, ahora es probable que su poder se vea comprometido por la reducida presencia del FLS en el Congreso.