Luego de que el precio global del crudo alcanzó su nivel más bajo en seis años el 12 de enero, el resultado se sintió en el precio por litro de las bencinas en Chile: la de 93 octanos bajó en 2,3% (o $14), la de 97 octanos 1% ($7) y el diésel 1,2% ($5) frente a la semana previa. Generalmente, menores costos de la energía debieran ayudar a levantar la industria manufacturera y el consumo –los consumidores gastan lo que ahorran en bencina- y ayudar a incentivar el crecimiento en el corto plazo. Sin embargo, la volatilidad en el precio del petróleo está aplicando presiones en el precio de los metales, con efectos potencialmente adversos para la importante industria del cobre.
Las cuentas externas de Chile se benefician con los bajos precios del petróleo, ya que el país importa casi 100% del gas, bencinas y carbón que usa. De hecho, tuvo una balanza comercial negativa en cuanto a petróleo y energía, de US$ 14.400 millones, o 5,3% del PIB, en 2013. Los menores precios del combustible también se reflejan rápidamente en los precios de las bencinas al por menor. El último descenso en los precios del crudo representa la undécima semana de caídas, según las cifras de la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP). Los precios han disminuido casi 22% desde fines de octubre, reflejando los valores globales, que han declinado más de 50% desde junio.
Los ganadores
Los automovilistas chilenos ganarán directamente: aparte del control de precios que aplican automáticamente después de un alza de 10% en costos petroleros en cualquier período entre un mes y un año, el crudo en Chile responde directamente a las fluctuaciones del precio global. Los chilenos, en general, pagan más por la bencina que en cualquier otro país de Latinoamérica. Datos de diciembre de Bloomberg, posicionaron los precios nacionales del petróleo entre los 30 mayores del mundo y la cuota del ingreso anual familiar en gasto de gas, en 2,19%, se ubica catorce entre las más altas.-
Se sentirán beneficios secundarios más allá de la bencina. Las ventajas incluyen menores costos en calefacción; 17% de la electricidad chilena es producida por generadores diésel. Los costos en manufactura también caerán. Eso deberá trasladarse a menores precios de bienes finales y así reducir el índice de precios al consumidor. La industria del transporte también se verá beneficiada, especialmente la aviación, cuyo gasto en gasolina generalmente absorbe entre 30-40% del gasto.
Precio del cobre ligado al del petróleo
Aunque el menor precio energético es positivo para la mayoría de los sectores, la industria minera es vulnerable al continuo descenso de los precios debido a su dependencia a la exportación de metales, en particular de cobre, cuyo movimiento de precios está fuertemente ligado al del crudo. La energía constituye alrededor de 30% del total del costo de extracción minera, y esta parte aumenta casi la mitad durante la fundición y refinación. Cuando el precio de las bencinas aumenta, los productores minerales son generalmente capaces de pasar los costos elevados a los consumidores, y por lo tanto levantar el precio del cobre. Sin embargo, el precio del cobre ha estado bajo presión en los últimos años, ya que los inversionistas se han alejado de las materias primas como clase de activos, y también debido a las preocupaciones sobre el futuro crecimiento de China. Bajas considerables en el costo de la energía podría resultar en precios del cobre aún más bajos.
Esto en sí no es problemático, mientras la baja en el precio del metal sea compensada por menores precios en los insumos de las bencinas. Por ejemplo, en noviembre de 2014, cuando la OPEP anunció que mantendría sus niveles de producción, el petróleo se sumergió 10% en un día, lo que provocó una caída de 4% en el cobre.
Sin embargo, debido a la compleja relación entre el petróleo y los metales, particularmente el cobre, hay un pequeño riesgo de que una caída en el combustible podría conducir a una devaluación de "shock" en el cobre, haciendo que su valor caiga de forma más profunda que el petróleo, reduciendo las utilidades netas. La caída en la noche entre el 14 y el 15 de enero ejemplifica este riesgo: el mineral declinó estrepitosamente 5,2%, a su nivel más bajo desde 2008, luego de meses de declinación gradual, aunque esto fue en parte gatillado por la revisión del pronóstico del petróleo y del crecimiento global por parte del Banco Mundial. Esto llevó a algunos analistas a elevar la posibilidad de una venta masiva de commodities.
El riesgo de una liquidación masiva es aumentado por una dramática caída del crudo, porque los inversionistas a menudo compran productos a través de índices que poseen canastas de varios productos, dominados por la energía. Grandes pérdidas en dicho sector están ya incitando a algunos inversionistas a comenzar a deshacerse de sus participaciones, incluyendo el cobre.
Precios del petróleo continúan a la baja
Mientras tanto, la mayoría de los pronósticos apuntan a menores precios promedio del petróleo durante 2015. El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs ha recortado para 2015 la proyección del Brent a US$ 50,40 el barril desde US$ 83,75. El Economist Intelligence Unit también ha revisado a la baja el pronóstico para este año, desde US$ 80 a US$ 54 el barril.
En general, el estímulo al consumo y a la manufactura de los precios del petróleo más bajos registrará bonos para el crecimiento chileno a corto plazo. Sin embargo, el beneficio sostenido del bajísimo precio del combustible para las empresas puede comenzar a se contrarrestado por una mayor prsión a la baja en el valor de las exportaciones de metales locales, dañando al vital sector minero. Costos no previstos también podrían presentarse en el período que les tomaría a los productores adaptarse a los menores precios y recortar la producción. Por lo tanto, el efecto adverso en los precios del cobre podría superar los beneficios de un petróleo más barato en el mediano plazo.