Pese a que varios factores geopolíticos e internacionales han pesado en las monedas latinoamericanas en lo que va del año, las divisas de la región cayeron más rápidamente en septiembre. Esto refleja el potencial de cambios inesperados en la política monetaria de Estados Unidos en el corto plazo. De hecho, un crecimiento del Producto Interno Bruto de EEUU mayor a lo previsto en el segundo trimestre, junto con la caída en el desempleo, han aumentado la especulación entre los inversionistas sobre si la Reserva Federal subirá las tasas de interés antes de lo anticipado. La EIU actualmente espera que la Fed comience a subir los tipos a mediados de 2015.
La atención de los inversionistas se está volcando al impacto de la política monetaria de EEUU en los mercados emergentes, incluyendo a sus monedas. En comparación con otras economías emergentes, Latinoamérica está en una posición menos ventajosa para soportar las condiciones internacionales adversas, debido a su mayor vulnerabilidad a las fluctuaciones en los precios de los commodities. Más aún, en el esperado contexto de presiones de depreciación cambiaria, la interdependencia de la región del ciclo de política monetaria de EEUU presentará a las autoridades latinoamericanas el desafío de decidir entre seguir el ajuste de la Fed –dañando aún más las perspectivas de crecimiento- o permitir una mayor inflación, a través de una caída adicional de las monedas. Esto llega en un momento delicado para la región, que atraviesa un período de crecimiento por debajo del promedio, debido a factores cíclicos y estructurales.
Chile, Argentina y
Venezuela lideran caídas
En Chile, las autoridades están equilibrando la necesidad de revivir el crecimiento (2,2% anual en el primer semestre) con la necesidad de controlar la inflación (4,3% en los doce meses a julio) a medida que la economía del país sufre un doble revés de menores precios del cobre junto con cautela empresarial tras la reforma tributaria redistributiva del gobierno. Pese a que el banco central ha estado reduciendo las tasas de interés para impulsar a la economía, la inflación ahora supera el techo de 4% del banco, y algunas presiones inflacionarias persisten debido a la debilidad del peso, que ha perdido más de 12% frente al dólar en el año a la fecha.
Esa cifra es una de las tasas de depreciación más aceleradas de la región, sin embargo, está muy por debajo de economías más grandes con desequilibrios macroeconómicos significativos, como Argentina y Venezuela. Pese a que los datos oficiales de Venezuela apuntan a una depreciación del bolívar -en el mercado negro de al menos 100% en el año a la fecha- se cree que la inflación excede un 80%, pero no hay señales de que el gobierno abandonará los duros controles de la economía. Por lo tanto, la probabilidad de otra maxi-devaluación sigue presente. Entretanto, el peso argentino en los mercados interbancarios paralelo y el oficial ha caído 36% y 23% frente al dólar, respectivamente, en lo que va de 2014.
Impacto mixto en
México, Colombia y Perú
El sol peruano bajó a un mínimo en cinco años y excedió la barrera sicológica de 2,9 soles por dólar a comienzos de octubre, en comparación con 2,75 soles por dólar menos de dos meses antes. Esto coloca la depreciación nominal en 3,5% en el año a la fecha, una de las tasas más bajas entre las grandes economías de la región, aunque lo suficientemente alta como para causar preocupación por los efectos que podría tener en las empresas del sector privado que tienen deuda externa, dados los altos niveles de dolarización de la economía. Por ahora, la autoridad monetaria del país parece inclinada a seguir interviniendo para controlar la volatilidad, pero no subir las tasas de interés, dada la debilidad del crecimiento (3,3% anual en el primer semestre). En contraste, el banco central de Colombia ha seguido aumentando su tasa de intervención, aunque más para controlar la inflación (que se ubica en el techo de la meta de 2%-4%), que para apaciguar la depreciación. Por el contrario, el banco y el gobierno han expresado consuelo ante la caída del peso colombiano por debajo de 2.000 pesos por dólar, con una depreciación de 4,6% a la fecha, ya que ayudará a impulsar las frágiles exportaciones del país, debilitadas por una fuerte sobrevaluación de la moneda en años previos.
El peso mexicano se depreció 3% anual frente al dólar sólo en septiembre, y ha perdido 3,2% de su valor frente a la divisa en el año a la fecha. El Banco de México ha mantenido una política relajada para impulsar el crecimiento, que avanzó sólo 1,7% anual en el primer semestre, en medio de una inflación que superó ligeramente el límite máximo de 4%. Es poco probable un cambio de política, ya que el banco central está confiado de que las presiones deflacionarias cederán en el primer semestre de 2015. Las autoridades también esperan que la recuperación en EEUU impulse los ingresos por exportaciones, beneficiando al crecimiento. El real brasileño ha recibido un golpe adicional en semanas recientes por el temor de los inversionistas por el resultado de las elecciones. Pese a que la depreciación del año a la fecha ha sido de sólo 4,8%, el real ha perdido 9% frente al dólar sólo en septiembre, llegando a un mínimo en tres años.