Ocho años han pasado desde que los jóvenes abogados de las grandes empresas estadounidenses recibieron un fuerte incremento en sus salarios.
Con abundancia de graduados de escuelas de derecho y la demanda por trabajo legal corporativo débil, el salario de ingreso se ha mantenido estancado en US$ 160 mil al año desde 2007. Pero el mes pasado una inesperada "carrera armamentista" surgió en las bonificaciones de fin de año. Parece ser que los asociados (abogados junior) finalmente están en una mejor posición para extraer una mayor proporción de las ganancias que producen para su jefes, los socios.
A diferencia de Wall Street, los bonos legales no han generado grandes dramas en años recientes. Lo que normalmente ocurre es que a comienzos de diciembre, Cravath, uno de los grandes bufetes de Nueva York, anuncia sus bonificaciones, y luego las demás firmas que se consideran rivales del mismo peso, la siguen. Sin embargo, a fines de noviembre, Simpson Thacher, que en 2007 fue la primera en ofrecer salarios de ingreso de US$ 160.000, adelantó la carrera.
Tras un año récord en el que representaron a Alibaba, el gigante chino de comercio electrónico en la mayor apertura a bolsa de la historia, Simpson anunció los mayores bonos desde la crisis financiera. Los asociados en su primer año recibirán US$ 15.000 (50% más que en 2013), y uno con siete años de experiencia recibirá US$ 100.000, el doble que el año pasado.
La mayoría de los competidores de Simpson se apresuraron a igualar su apuesta. Pero cuatro días después Davis Polk volvió a subir la vara con US$ 5.000/US$ 10.000 extra para asociados de nivel medio. Eso obligó a Cravath a unirse a la carrera.
Recuperación incierta
Los bonos reflejan la mejora en los fundamentos: ha habido un incremento en las fusiones y adquisiciones, una importante fuente de trabajo legal. Y el alza de las acciones ha alentado a los hedge funds y a las empresas de capital privado a competir con los bufetes por talento legal con experiencia.
Pero la forma que han tomado estas remuneraciones también revela la precariedad de la recuperación de la industria. Las firmas de élite pueden estar ganando dinero ahora, pero afrontan un futuro incierto. Incluso con el impulso de este año, los bonos para abogados de primer año son sólo un tercio de los de 2007. Eso refleja el declive de su valor: los clientes que antes subsidiaban a los asociados junior en su capacitación ahora se niegan a pagar por trabajo rutinario que puede ser tercerizado.
Los grandes clientes que típicamente eran leales a una firma ahora fuerzan a los abogados a competir entre sí. Un socio senior de una firma que igualó de mala gana los bonos de Davis Polk, recortando su ganancia 4%, dice que clientes furiosos han estado preguntando por qué los exorbitantes costos están financiando las compras navideñas de lo asociados, en una velada amenaza de llevarse sus negocios a otra parte.
Así, aunque las empresas han aprobado jugosos bonos, aún se niegan a subir los salarios base, que serían más difíciles de recortar en una caída. Con una compensación variable, emulan a muchos de sus clientes de Wall Street.
Pero los banqueros junior no tienen que asistir a costosas escuelas de derecho, como los asociados legales, que deben pagar sus deudas universitarias. Cuando llegan los bonos, los jóvenes abogados pueden no haberlo notado, pero sus jefes están traspasándoles una mayor parte del riesgo en una industria aún tambaleante.