El presidente Barack Obama inicia 2015 enfrentando un Congreso ahora bajo control de la oposición republicana. La mayoría de esos republicanos están molestos por la decisión en noviembre de Obama de blindar a millones de inmigrantes indocumentados de la deportación. La mayoría es aun absolutamente opuesta a su reforma de salud y muchos desaprueban su apertura con Cuba. Todo esto hará un complicado año. Pero dos factores sugieren que un puñado de éxitos puede ser posible. Primero, los republicanos -ahora en control de ambas cámaras- querrán ser vistos como legisladores efectivos, por lo que su reciente historia de obstrucción podría desvanecerse un poco. Segundo, Obama no puede ir a la reelección, y en sus últimos dos años no tiene que preocuparse de poner en aprietos a demócratas vulnerables. Eso lo libera para tomar acciones ejecutivas cuando sea necesario y realizar tratos con los republicanos en el congreso cuando sea apropiado.
Obama ya parece más liberado desde las elecciones legislativas de noviembre, llegando a un llamativo acuerdo sobre el cambio climático con China, anunciando una emblemática reforma a la política migratoria y renovando las relaciones diplomáticas con Cuba luego de 50 años de hostilidades. Pero el presidente también ha enfurecido a miembros de su partido por apoyar una ley de gasto de US$1 billón (millón de millones) que los liberales vieron como un regalo a Wall Street. Todo esto se produce en momentos en que el partidismo y el estancamiento legislativo están en niveles record. Como resultado, se esperan pocos progresos en 2015. Mucha de la acción tendrá lugar en el primer semestre, con la mayoría de las decisiones políticas en un punto muerto en otoño (boreal), cuando las campañas por las elecciones de 2016 estarán a toda velocidad.
Algunas oportunidades
La legislación comercial dominará la primera parte del año. Los líderes republicanos en el congreso van a querer anotar un temprano éxito llegando a un trato con el presidente para dar a la administración mano libre para negociar pactos regionales comerciales con Asia y Europa. Obama ha pedido esta medida, conocida como Autoridad de Promoción Comercial, pero ha sido rechazada por los liberales de su propio partido y sindicatos. Los republicanos, quienes ven los tratos comerciales más favorablemente, están más dispuestos a deliberar un trato que vaya a posicionarlos como negociadores en lugar de obstructores.
Infraestructura es otra área que podría beneficiarse por la acción bipartidista. El fondo fiduciario para pagar carreteras y puentes se quedará sin dinero en mayo y el Congreso tendrá que buscar recursos en alguna parte. Una solución sería elevar el impuesto al petróleo, que no ha sido tocado desde 1993. De hecho, la dramática caída mundial en el precio del petróleo está incitando a algunos gobiernos estaduales a considerar incrementos al impuesto.
El sentimiento anti-tributario en el congreso significa que un alza en la tasa federal es poco probable, pero alguna clase de acuerdo de corto plazo para sostener el fondo para las autopistas es casi seguro.
En política exterior, Obama ha dejado claro en las recientes semanas que va a dejar al Congreso atrás y tomará acción por sí mismo. Además del rápido giro en las relaciones con Cuba, la administración ha estado trabajando duro para alcanzar un acuerdo de desarme nuclear con Irán, aplazando la fecha límite para junio para dar a las negociaciones más tiempo. Los legisladores más duros de ambos lados están pidiendo nuevas sanciones a Irán, pero Obama las ha rechazado. Si el acuerdo es aprobado, será un significativo logro para su administración, y uno alcanzado sin mucho apoyo del Congreso.
Batallas clave
La tregua fiscal producto de un acuerdo bipartidista sobre el presupuesto está a poco de expirar, encendiendo nuevas batallas por el gasto. Los republicanos están ansiosos por presionar recortes al gasto. La primera escaramuza importante vendrá a mediados de 2015, cuando el Congreso tenga que elevar el límite de endeudamiento federal. El gobierno federal en realidad alcanzaría el techo de deuda en marzo, pero "medidas extraordinarias" podrán posponer cualquier acción. La pelea por el techo de deuda puede ser tan mala como la de 2011, cuando Standard & Poor´s bajó la clasificación de crédito de EEUU por primera vez. Aunque no hay ninguna posibilidad de que el gobierno vaya a caer en default, los republicanos demandarán mayores concesiones a las demócratas. La pregunta clave aquí es qué concesiones demócratas estarán dispuestos a aceptar y en este punto nadie -ni siquiera los demócratas- pueden responder.
Temas ambientales y regulatorios van a ser otro punto de confrontación. El senador republicano, Mitch McConnell, ha dicho que el proyecto para construir el controversial oleoducto Keystone XL será el "primer item en el nuevo Senado". Esto pasaría por sobre las agencias gubernamentales que están evaluando el proyecto para realizar recomendaciones.
Obama no ha dicho si lo apoya, pero la administración insiste en que no quiere que el congreso desmantele el proceso de revisión de la agencia. Por esa razón, Obama podría vetarlo, aunque luego podría ser aprobado cuando la revisión esté completa.
El pragmatismo dará lugar a ciertas concesiones en algunos temas clave en los próximos meses, pero 2015 será un año decididamente de confrontaciones para la política estadounidense.