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Italia busca su lugar en una nueva Unión Europea sin el Reino Unido

Renzi debe resistir las presiones fiscales de Bruselas, pero sin debilitar más al bloque.

Por: | Publicado: Martes 20 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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En medio de una debilidad económica persistente y antes de un referendo crucial sobre su paquete de reformas institucionales en noviembre o diciembre, la administración del primer ministro italiano, Matteo Renzi, está buscando lograr un equilibrio delicado entre un tono de exigencia y uno de colaboración en sus relaciones con la Unión Europea y sus principales socios externos.

La postura de exigencia está dictada por la necesidad de apelar a una opinión pública crecientemente euroescéptica e insatisfecha, con el Partito Democratico (PD) de Renzi ubicándose apenas por encima del populista y euroescéptico Movimiento 5 Estrellas, y el apoyo popular al paquete de reforma constitucional está todavía finamente equilibrado. La postura colaborativa está impulsada por la necesidad de “flexibilidad fiscal” para construir consenso antes del referendo, además de las ambiciones de Renzi por el rol de Italia en una UE post Brexit.

Tal como lo ha hecho en casi todo su período en el gobierno, Renzi seguirá resistiendo los llamados de las instituciones de la UE y los Estados miembros del norte de Europa, especialmente Alemania, por ajustar las finanzas públicas más rápidamente. La postura del primer ministro es de demandar “flexibilidad fiscal” “o permiso para desviarse del camino de consolidación recomendado por la Comisión y el Consejo Europeos- a cambio de aplicar reformas económicas e institucionales; en otras palabras, comprometerse a acatar las reglas fiscales de la UE, pero pedir que se apliquen con indulgencia en Italia. Creemos que Renzi también seguirá presionando a los líderes de la Unión Europea para que lo ayuden a procesar y reubicar a los grandes números de inmigrantes de África y Medio Oriente que han llegado al país por mar.

Renzi señaló su continua insistencia en ambos puntos al atender a la cumbre informal UE-Mediterráneo que se realizó en Atenas el 9 de septiembre. En la cita, el primer ministro italiano expresó su solidaridad con otros líderes del sur de Europa, incluyendo al presidente francés y a los primeros ministros de Portugal, Malta, Chipre y Grecia.

Temor al Brexit

A pesar de la baja popularidad de Renzi en casa, esperamos que estos mensajes tengan buena recepción entre los italianos, que están crecientemente insatisfechos con las políticas de la UE, pero también están preocupados por lo que sucederá tras el Brexit y por lo tanto no están dispuestos a desafiar las reglas de la UE abiertamente. El apoyo al bloque y al euro en Italia ha caído considerablemente en años recientes, pero al menos dos encuestas separadas realizadas desde el referendo del Reino Unido revelan que una sólida mayoría de italianos (67%-70%) quiere permanecer en la unión.

Además de un deseo de pulir sus credenciales progresistas, la insistencia de Renzi de una postura fiscal más flexible está impulsada por necesidad política. Hemos argumentado que el presupuesto 2017 entregará una oportunidad limitada de construir consenso a través de la inclusión de un impuesto modesto amigable con el consumidor y medidas de gasto, que el gobierno espera que se traduzca en un mayor número de votos “sí” en el referendo. Para promulgar esto es probable que Italia necesite indulgencia fiscal, ya que su presupuesto 2016 y sus planes fiscales a mediano plazo se basan en proyecciones de crecimiento optimistas. Tras un crecimiento de cero en el segundo trimestre, frente a los tres meses previos, el gobierno anunció que revisará a la baja su proyección de crecimiento del PIB real de 1,2% en 2016 y 1,4% en 2017. Esto hará que sea más difícil que la administración de Renzi cumpla su meta de déficit de 2,3% del PIB este año y 1,8% el próximo, y legislar nuevas medidas expansivas, a menos que las instituciones de la UE autoricen un nuevo déficit. Nuestra proyección sugiere un panorama fiscal aún más desafiante, con un crecimiento del PIB real de 0,7% este año y 0,9% en 2017, además de déficits de 2,6% y 2,3% del PIB, respectivamente, si se mantienen las políticas actuales.

Italia, líder europeo

Por otro lado, tras el deterioro en las relaciones con Alemania en el último año, Renzi ha buscado restablecer su relación con la canciller alemana Angela Merkel y con el presidente francés François Hollande. Este esfuerzo es consistente con la postura proeuropea del partido de Renzi y refleja su necesidad de cimentar una postura empática de parte de los mayores socios de la zona euro a medida que ambos países se preparan para sus respectivas elecciones generales en 2017.

El apoyo de Alemania es particularmente importante, ya que la Comisión Europea no parece inclinada a otorgar a Italia un mayor margen fiscal. Al aprobar los planes fiscales de mediano plazo de Italia en julio, la comisión se refirió al grado de flexibilidad otorgado como “sin precedentes”. La intervención del gobierno alemán fue crítica en persuadir a la Comisión de cancelar sus planes de multar a España y Portugal por no cumplir el pacto fiscal en 2015.

Incluso más ambicioso, Renzi probablemente busca una oportunidad en la decisión del Reino Unido de dejar la UE, aspirando a aumentar la influencia de Italia en los asuntos europeos en el largo plazo. Además de reparar las relaciones con Alemania, proyectar una imagen de liderazgo fue un gran objetivo de la cumbre de Ventote entre Renzi, Merkel y Hollande el 22 de agosto, en la cual los tres discutieron la dirección de la política de la UE tras el Brexit. Los líderes acordaron presionar por una mayor cooperación en seguridad e inteligencia en Europa para combatir el terrorismo, y Renzi ganó algo de apoyo de Merkel para enfrentar la crisis migratoria y para un plan de inversiones de la UE. Sin embargo, la canciller germana no estuvo dispuesta a ceder terreno en la política fiscal.

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