Tras repuntar desde un piso de US$ 45 por barril en enero a US$ 69 en mayo, los precios de referencia del petróleo volvieron a caer en julio-agosto, con el barril de Brent hundiéndose por debajo de US$ 50 a mediados del mes pasado. Aunque la Economist Intelligence Unit esperaba una renovada caída, dados los fundamentos extremadamente pesimistas en el mercado global de petróleo, el declive fue mayor a lo anticipado, precipitado por las crecientes preocupaciones sobre China, tras el derrumbe del mercado bursátil.
Esto coincidió con reportes de una sólida producción de la OPEP, incluyendo Irak, al igual que la resiliente producción de Rusia y las empresas de shale gas en EEUU. A la luz de estos desarrollos, los riesgos para nuestro pronóstico de precios del petróleo están inclinados a la baja. No anticipamos una recuperación significativa en los contratos de Brent durante lo que resta del año y esperamos que los valores se mantengan deprimidos durante la mayor parte de 2016.
Demanda se enfría
La caída en los precios del petróleo desde mediados de 2014 ha impulsado un repunte en la demanda por petróleo. Un gradual fortalecimiento de la economía global junto y un invierno más crudo que en 2014 llevarán a que el crecimiento en el consumo global de crudo se duplique a 1,5% anual en 2015, su ritmo más acelerado desde 2011. Sin embargo, como gran parte de esta alza obedece a factores transitorios de precios y clima, probablemente no se sostenga en 2016 y más allá.
A medida que el uso de petróleo de la OCDE retome su declive estructural el próximo año -impulsado por tendencias demográficas y de ingresos y la eficiencia energética- el crecimiento global en la demanda de crudo dependerá principalmente de las economías emergentes.
Revolución del shale
Gran parte de las recientes fluctuaciones en los precios del petróleo reflejan los cambios en el lado de la oferta, con el mercado todavía adaptándose al nuevo orden mundial generado por el advenimiento del esquisto. Debido a esto, la producción total de petróleo de EEUU se ha disparado desde cerca de 7 millones de barriles diarios (b/d) en 2008 a más de 13 millones b/d en abril de este año. El número de pozos cayó 60% entre octubre de 2014 y julio de 2015, pero los productores de shale han logrado resistir la caída en los precios recortando sus costos y mejorando la productividad. Sin embargo, la última caída en los precios ha reforzado nuestra visión de que la producción en EEUU va a caer en 2016, tras la robusta expansión de este año.
La producción debería recuperarse gradualmente a partir de entonces, apoyada por una estabilización de los precios. Hay que destacar que el pronóstico de producción para EEUU y, por ende, nuestra proyección para el mercado global de petróleo, se mantiene tentativa, dada la incertidumbre que rodea al sector del shale gas de EEUU. Las estimaciones sobre el tamaño y la calidad de los bloques de shale, al igual que los costos de producción, muestran grandes variaciones. El riesgo de que los productores de shale no sean capaces de sostener sus actuales niveles de actividad, o que sus financistas dejen de apoyarlos no puede ser descartado.
La OPEP
En su última reunión de junio, la OPEP mantuvo su meta de producción de 30 millones b/d. Arabia Saudita, el mayor exportador mundial, se ha resistido a cortar su producción para apoyar los precios. El país aumentó la producción a más de 10 millones b/d en promedio en el segundo trimestre, y otros le han seguido. Irak, en particular, ha mostrado una sólida producción este año y está en camino de expandirla aún más a mediano plazo, pese a la persistente inestabilidad.
Igualmente, tras los avances para un acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, anticipamos un repunte en las exportaciones de petróleo de ese país. A medida que las sanciones comiencen a ser levantadas en el primer semestre del próximo año, anticipamos que Irán agregará cerca de 700 mil b/d a la oferta mundial para fines de 2016.
En caída libre
El ánimo respecto de los commodities se deterioró en julio, con los problemas en la bolsa de Shanghái aumentando la preocupación sobre el apetito de China por materias primas. Los fundamentos del mercado apuntan a que los precios seguirán cayendo en todo el sector. Aparte del derrumbe en la confianza, el colapso en los precios del petróleo ha reducido los costos de producción de muchos commodities, impactando en los valores.
Varios commodities agrícolas también sufren por exceso de oferta debido a las buenas cosechas en los últimos dos años fruto de los sistemas de subsidios mal concebidos. Pronosticamos una baja de 13,1% en nuestra proyección de precios agregados, que probablemente se vuelva a revisar a la baja sobre el supuesto de que no habrá un repunte significativo este año. Sin embargo, esperamos que registre un modesto repunte en 2016.
Para los commodities duros, nuestro índice de materias primas industriales (IRM) caerá otro 8,1% en 2015, tras declinar 5,5% en 2014. La combinación de la fortaleza del dólar y las preocupaciones sobre el mercado de valores de China está pesando fuertemente sobre los precios del cobre, que tocaron un mínimo de seis años en julio.
En cuanto a los commodities blandos, nuestro índice de alimentos, forraje y bebestibles (FFB) se reducirá en 16,3% en 2015, extendiendo la caída de 5,2% de 2014. Las caídas de los precios en los mercados de granos, debido a las buenas cosechas en EEUU y Europa y las fuertes exportaciones de arroz de Tailandia, mantendrá presión a la baja sobre los precios. Hay algunos riesgos al alza para nuestras previsiones para 2016, dada la probabilidad de que el fenómeno climático de El Niño impida la salida de una serie de productos agrícolas.