Después del Brexit, ahora renace el Grexit
Por primera vez, más de la mitad de la población se arrepiente de su ingreso al euro.
- T+
- T-
Por primera vez desde que Grecia se unió a la zona euro en 2001, la mayoría de los griegos expresaron su decepción por la decisión. Según la encuesta de Alco, 53% de la población ahora dice que unirse a la divisa única fue “un error”, y un tercio apoya la vuelta de la dracma, la ex divisa nacional. Eso contrasta con 70% de apoyo a la entrada a la zona euro en 2001. La oposición a la divisa única es más fuerte entre los griegos de la “generación perdida”, quienes sufrieron más por la desastrosa experiencia del país en la catástrofe global económica y financiera de 2008. Más de la mitad de los que tienen entre quince y 24 años en Grecia no tienen empleo y, en contraste con las generaciones más adultas que quieren aferrarse a sus pensiones y ahorros que les quedan, la juventud griega siente que tiene poco que perder en caso de abandonar la divisa única.
Un número creciente de griegos también está volviéndose más escépticos sobre el futuro de la zona euro. Un 40% duda de que la Unión Europea sobreviva en su forma actual. El referendo del Brexit produjo un creciente euro escepticismo en la población, aunque la mayoría de los partidos políticos, incluyendo el gobernante Frente de la Unificación Social Syriza, siguen apoyando la membresía en la zona euro y la UE. Solo el neo-fascista Amanecer Dorado (XA) y el Partido Comunista de Grecia (KKE) no la respaldan.
Miedo e ira frente al euro
A pesar de la experiencia desastrosa general de Grecia durante su membresía en la zona euro –y amplia oposición popular a las políticas de la eurozona asociadas a los tres programas de apoyo financiero a Grecia– la mayoría de los griegos todavía quieren quedarse en el bloque de la divisa única. Formar parte de la zona euro es visto como un signo de la identidad europea y el abandono del euro sería tomado por muchos como una humillación. El miedo es que Grecia no será mirada como un país completamente europeo. Los griegos están conscientes de que existen una creencia percepción entre los mayores países de Europa de que fue un error dejar que se uniera a la zona euro en 2001, y que eso fue permitido por razones políticas. Y si Grecia abandona la zona euro, será una revindicación para los escépticos como el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
El hecho de que relativamente pocos griegos hasta ahora estén dispuestos a apoyar la idea de abandonar la zona euro dice mucho acerca de su falta de confianza en la capacidad de auto gobernarse, o al menos en la capacidad de las elites políticas griegas para manejar la economía fuera del bloque de la divisa única. Eso es el resultado de décadas de mala administración y corrupción de parte de los dos partidos políticos que gobernaron Grecia tras el fin de la dictadura militar desde 1974 hasta 2015, Nueva Democracia (ND) y Movimiendo Social Panhelénico (Pasok). La mayoría de los griegos han estado dispuestos a tolerar el sistema de divisas que claramente no funcionaba para Grecia porque dudaban de que su propia clase política sea capaz de manejar la economía mejor fuera de la zona euro.
¿Error genérico?
Aparte de Grecia, muchos han discutido que hubo un error genérico en la construcción de la zona euro.
Esta ha juntado tipos de economía fundamentalmente distintas dentro de una unión monetaria, y una unión monetaria que no cuenta con una unión política y/o fiscal siempre será un riesgo. A pesar de las movidas de algunos miembros para presionar por una unión política más estrecha, la falta de una identidad europea compartida es un obstáculo en el camino.
Sumado al error fundamental en la construcción de la zona euro, Grecia ha contribuido a la disfunción con sus propios problemas específicos y fundamentales. La capacidad del país para defender sus intereses en la zona euro fue sofocada por su casta política, la arraigada corrupción de su oligarquía, de su elite naviera con un pie fuera del país, la falta de inversiones extranjeras (por sus cerrados sectores económicos, proteccionismo y hostilidad hacia la propiedad extranjera) y resultante falta de competencia.
Grexit en la agenda
EIU cree que el “Grexit” es probable a mediano plazo, por varias razones, y espera que Grecia salga de la moneda única para 2021. Primero, será muy difícil que Grecia restablezca su competitividad y alcance un crecimiento significativo mientras siga siendo parte de la zona euro. Muchas de las reformas estructurales recomendadas en el programa de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) tienen sentido, pero estos son “de largo aliento” que probablemente no producirán crecimiento a corto o incluso a mediano plazo.
Mientras tanto, los recortes de gastos y aumentos de impuestos prolongarán la presión sobre la demanda interna y obstaculizarán el crecimiento. Incluso bajo el mejor escenario, EIU es escéptica de que el programa pueda proporcionar suficiente crecimiento para hacer que la deuda griega sea sostenible.
A pesar de realizar el mayor ajuste fiscal después de la crisis que cualquier otro país de la zona euro, las finanzas públicas de Grecia siguen siendo lamentables y su deuda pública es equivalente a alrededor del 180% del PIB. Pese a las prometedoras conversaciones sobre la reestructuración de la deuda, los acreedores de Grecia en la zona euro no están preparados para contemplar un recorte. Éste será políticamente imposible para los gobiernos de Alemania tanto como de otros países que enfrentan un creciente apoyo a los populistas.
Segundo, su implementación tendrá problemas, ya que el gobierno enfrenta una oposición de los intereses involucrados y la población que no apoya la austeridad. La lección de 2014-2016 es que ha llegado a ser prácticamente imposible para cualquier gobierno griego implementar las políticas de la euro zona para un rescate. El resultado del referendo de julio de 2015, en el cual 51% de los votantes rechazaron las medidas de austeridad, reveló que un gran grupo de opinión está preparado para apoyar el quiebre con el euro.
En los meses y años que vienen, el apoyo para quedarse dentro de la zona euro “a cualquier costo” va a disminuir significativamente. El 60% de riesgo que asignamos a un Grexit a mediano plazo refleja las dificultades de implementación y financiamiento de un programa que probablemente no revitalizará la economía, y cuyo fracaso socavará la disposición política en los países líderes de la zona euro para mantener a Grecia en el bloque.