El 7 de enero, fiscales coreanos acusaron a Cho Hyun-ah, ex vice-presidenta de Korean Air Lines, por cuatro cargos tras su arrebato sobre la manera en que se servían las nueces en uno de sus aviones.
Más allá del resultado, el juicio significaría muchos meses de una poca halagadora cobertura en los medios –tanto nacional como internacional– a los conglomerados familiares o chaebols surcoreanos. Este es una mala noticia para los chaebols y para la confianza puesta en ellos por la presidenta, Park Geun-hye, como los principales motores del crecimiento económico y de las exportaciones.
Además, señales de que otros magnates encarcelados pueden ser liberados para rescatar la economía, avivando una antigua preocupación sobre problemas de gobernancia en Corea del Sur.
Cho Hyun-ah fue detenida el 30 de diciembre luego un episodio de furia en un vuelo con destino a Seúl desde Nueva York. La ex vicepresidenta se enfureció porque le sirvieron nueves en una bolsa y no en un plato y ordenó que el avión volviera a la puerta de embarque para bajar al sobrecargo. Ahora arriesga una sentencia de hasta quince años de cárcel por violación a la ley de seguridad de aviación al cambiar los planes de vuelo, agresión y coerción.
Sucesión familiar
Su padre, Cho Yang-ho, presidente de Korean Air Lines, pidió disculpas por el incidente. El episodio ha planteado varias preguntas sobre la estructura de poder en los chaebols. Uno de los asuntos de preocupación es la sucesión familiar. Como varios chaebols, incluyendo los dos más grandes y conocidos, Samsung y Hyundai Motor, una tercera generación está siendo preparada para hacerse cargo. Dado que las familias propietarias del negocio no siempre son accionistas mayoritarios, la sucesión familiar conlleva maniobras financieras.
Por ejemplo, el 18 de diciembre la apertura a bolsa de la firma que de facto actúa como holding del grupo, Cheil Industries (conocida hasta junio como Samsung Everland), generó US$ 5.600 millones para los tres hijos del presidente de Samsung, Lee Kun-hee, quienes son altos ejecutivos en varias filiales.
Con esto, los herederos de Lee Kun-hee cimentaron su control sobre la compañía, pero existen dudas respecto de la sucesión en caso de disputas familiares y preocupación por la capacidad de los miembros de la familia para dirigir el negocio. Lee Kun-hee sufrió un ataque al corazón en mayo, y el rendimiento de la empresa insignia del grupo, Samsung Electronics, ha sido desde entonces decepcionante.
Preocupaciones por colusión
Aunque que muchos chaebols deben su temprano éxito al apoyo estatal, la dirección de las influencias parece haberse revertido. Luego de la tragedia del ferry Sewol el año pasado, que levantó temas de regulación laxa o corrupta y colusión, los fiscales del caso de Cho Hyun-ah planean acusar a un funcionario del Ministerio de Trasporte por filtrar detalles de la investigación a Korean Air y a un director de la aerolínea por ordenar a los empleados borrar un reporte inicial del incidente. En tanto, el sobrecargo que fue sacado del vuelo declaró que la aerolínea lo presionó para mentir sobre detalles clave asociados al episodio.
Para la asediada presidenta Park Geun, el "caso nueces" es una bienvenida distracción. La vergüenza de Cho Hyun-ah le permitirá sacar lustre a sus credenciales populistas y distraer a la opinión pública del escándalo por conflictos entre funcionarios de la Casa Azul (la oficina presidencial) que ha dañado su imagen. Aunque golpear a los chaebols siempre ayuda y llamar a la "democracia económica" la llevó a ganar las elecciones de 2012, su foco como presidenta cambió: Ahora debe elevar el mediocre crecimiento y las grandes empresas son vitales para eso.
Durante su campaña prometió que los magnates encarcelados no recibirán un perdón especial. Sin embargo, en septiembre los ministros de Justicia y Hacienda opinaron que el perdón o libertad bajo palabra deben ser considerados si esto contribuye a la recuperación económica.
El líder del partido Saenuri, Kim Moo-sung, un posible contendor presidencial en 2017, declaró que "la inversión es imposible sin los dueños de las decisiones". Park Geun-hye está dispuesta a adular a los conglomerados, que poseen US$ 411 mil millones en efectivo para invertir en más estímulo económico. Los llamados a apoyar el crecimiento han sido interpretados por los medios como una señal de que Chey Tae-won, presidente de SK, el tercer chaebol del país, será indultado.
Las empresas en Corea del Sur continúa siguen privilegiando los retornos financieros sobre la responsabilidad social, mellando la confianza de los inversionistas. Demasiados jefes chaebols han sido condenados por crímenes financieros, incluyendo a Lee Kun-hee. Cho Yang-ho de Korean Air lines también fue encarcelado en 1999 por evasión de impuestos, pese a los cual encabeza el comité para los Juegos Olímpicos de 2018.
Un entorno empresarial conducente y transparente podría impulsar a los dueños de empresas condenados a dejar sus posiciones de poder. Mientras acusaban a Cho Hyun-ah, los fiscales declararon que sus acciones "dañaron la dignidad nacional". Sin embargo, si ella es encarcelada mientras que otros ejecutivos hombres declarados culpables de serias ofensas son liberados, el daño a Corea del Sur y la reputación internacional de sus compañías y marcas sólo se agravará.