El impulso de la inversión en el extranjero es una estrategia nacional respaldada por los líderes chinos, concluye el Índice de Going Global Investment China, el reporte de EIU que clasifica a los países en función de su atractivo para la inversión directa desde China. Sin embargo, los retos para las empresas chinas persisten, y decidir la mejor manera de asignar recursos a diferentes destinos es el mayor.
La inversión directa de China ha sido mínima en comparación con la inversión extranjera directa en el país. Esto empezó a cambiar en 2005, cuando la inversión de China saltó a US$ 14 mil millones desde US$ 2 mil millones en 2004. Desde entonces, se ha disparado a US$ 163.000 millones, la mitad de la inversión extranjera entrante.
China está en otro punto de inflexión, donde el hambre de la inversión entrante se ve ensombrecida por el empujón a invertir en el extranjero. El país invierte ahora en casi todos los rincones del mundo. Además, el fuerte apoyo político está reduciendo la cantidad de papeleo necesario. EIU estima que la inversión de China en el extranjero continuará su rápida expansión hasta US$ 246.000 millones en 2017, momento en que igualará la inversión entrante.
EEUU encabeza el ranking
Estados Unidos encabeza el índice como destino más atractivo para la inversión china. Es la mayor economía mundial, con un entorno social y político estable. Con un considerable sector de recursos naturales, lidera nuestro ranking de propiedad intelectual y puntúa alto en proximidad cultural habiendo fundado una comunidad china. Según los datos del servicio CEIC, la inversión de China en EEUU llegó a US$ 4.000 millones en 2013, haciéndolo el país que más inversión recibió.
Singapur y Hong Kong mantienen el segundo y tercer lugar en 2014. Ambas economías son muy abiertas a la inversión extranjera. También tiene una excelente infraestructura y ofrece capital libre y mercado laboral, lo que facilita hacer negocios. Con sus fuertes lazos culturales con China, son los destinos menos riesgosos para la inversión extranjera del país.
Japón cayó dos posiciones, al sexto puesto, en 2014. Décadas de deflación y crecimiento económico mediocre han desalentado la inversión de las empresas en nuevas tecnologías y recursos humanos. El FMI incorporó en sus estimaciones la caída de alrededor de 20% en el PIB desde principios de 1990 hasta 2013 hasta 13,5%.
El enfriamiento de las relaciones con Japón pone barreras a la inversión china en el país. Sólo un 15% de los japoneses consultados sobre su actitud global hacia China respondió que su visión era "muy favorable" o "casi favorable" en 2012, el menor nivel entre los países consultados; la tasa era un 30% en 2011. El deterioro de la percepción incrementa el nivel de riesgo de Japón para los inversores chinos.
Las economías europeas puntúan entre los principales destinos para la inversión china, especialmente las del norte. Sin embargo, países como Alemania, Francia, España, Italia y Portugal, se han deslizado en el ranking. La puntuación de Alemania y Francia en 'Oportunidades' no se desvía mucho de sus vecinos del norte, pero en 'Riesgo' están ligeramente por encima, debido a regulaciones más rígidas del mercado laboral y entornos menos liberales hacia la inversión externa.
Los países africanos y latinoamericanos por lo general puntúan por debajo de las economías asiáticas y europeas, pero el desempeño difiere según el país. Libia cayó en picada 23 puestos, lo que refleja un ajuste a la baja en sus perspectivas de crecimiento económico.
¿Qué viene ahora?
A principios de 2014, los débiles flujos de inversión en el extranjero elevaron la preocupación sobre el potencial impacto que la campaña anticorrupción pudiera haber tenido. Sin embargo, la tendencia a la baja se invirtió en el tercer trimestre, cuando la inversión se disparó 90,5% anual sólo en septiembre.
EIU espera que la reforma económica que se está realizando y la campaña contra la corrupción deriven en cambios estructurales en la naturaleza de las inversiones extranjeras de China, más que alterar su tendencia de crecimiento. El amplio apoyo político impulsará un sano crecimiento de la inversión en el extranjero a largo plazo. Creemos que las preferencias de riesgo van a cambiar, sobre todo entre las empresas de propiedad estatal. Las inversiones en lugares de riesgo, o aquellas sin una sólida justificación de negocio, serán menos propensas a recibir la aprobación del gobierno.
El sector privado también jugará un papel más activo. Con regulación más relajada y la promesa del gobierno central de proporcionar un campo de juego más nivelado al sector privado, su participación en la inversión en el extranjero aumentará. A diferencia de las empresas públicas, con actividades centradas en sectores estratégicos como los recursos naturales o infraestructura, las empresas privadas operan en una gama mucho más amplia.