Muchos alemanes ven el irrisorio interés que ganan con sus ahorros, normalmente por debajo de la minúscula tasa de inflación del país, como un agravio. Así que las noticias de que el Deutsche Skatbank, en el estado de Turingia, planea aplicar una tasa de interés negativa a algunos depósitos, se ha recibido con consternación.
La penalización sólo se aplicará a balances por encima de los 500.000 euros (US$ 625.000) en cuentas de acceso instantáneo, de las que no puede haber muchas. No es, técnicamente, la primera vez que los bancos alemanes han aplicado tasas negativas: algunos bancos requieren a las empresas que paguen para mantener su dinero en ellos. Algunos bonos del gobierno se han negociado con dividendos negativos. Pero esta es la primera vez que las cuentas personales reciben este tratamiento.
Presumiblemente, el banco espera empujar a los ahorristas a hacer otras inversiones a largo plazo, con menos liquidez o mayores retornos, con las que puedan ganar algo de dinero vendiéndolas.
Los ahorristas alemanes son un grupo extraño; evitan las acciones, bonos y casas, y en su lugar acumulan más de 2 billones (millón de millones) de euros en cuentas de ahorro ordinarias. Es decir, son extremadamente cautelosos. Algunos piensan que a los bancos sólo les interesa promover sus productos de comisiones más altas; otros creen que la especulación en el mercado de valores y propiedades es una forma vergonzosa de juego.
El BCE esperaba alentar a los bancos a prestar cobrándoles una tasa de interés negativa sobre el exceso de depósitos que mantienen. Pero los alemanes son escépticos sobre que una política monetaria ultra flexible pueda estimular el préstamo y la actividad económica sin una reforma fiscal y estructural más profunda.Acusan al BCE de posponer la inevitable consideración de errores pasados con sus políticas sobre tasas de interés. Las relaciones entre el BCE y el Bundesbank están en mal punto. La intención del BCE, sin embargo, no es muy distinta de la del Deutsche Skatbank: animar a los ahorristas a cambiarse a activos de mayor riesgo, estimulando la inversión productiva. Parece que no está funcionando. Los alemanes han respondido a las menores tasas ahorrando menos. La inversión privada se ha desplomado en los últimos años, reflejando la propia subinversión del Estado. La escasez de inversión está agravándose y es reconocida por los alemanes incluso como un problema país. Y es uno difícil de evitar para los ahorristas.