Latinoamérica registró una marcada desaceleración en 2014, con un crecimiento de 1,4%. En 2015 pronosticamos una expansión de 0,7%, la menor desde la recesión global de 2009, seguida de un modesto repunte a 1,9%, en 2016. El dato regional está siendo frenado por Brasil, la mayor economía del grupo, que creció apenas 0,1% en 2014. Esperamos que Brasil se contraiga en 2015, con la débil demanda siendo aún más presionada por el ajuste fiscal y monetario, y el impacto del escándalo de corrupción en Petrobras. El crecimiento será plano el próximo año, seguido por una recuperación casi nula en 2017.
Para México, la segunda economía de la región, proyectamos una expansión de 2,4% en 2015, por el impacto de la mayor austeridad en el gasto público. En el mediano y largo plazo, la completa implementación de las reformas estructurales va a aliviar cuellos de botella agregando entre 1 y 2 puntos porcentuales al PIB, elevando el crecimiento estructural desde entre 3% y 3,5% actualmente a entre 4% y 5% para 2019. Sin embargo, la debilidad institucional y desafíos regulatorios hacen poco probable que las reformas alcancen todo su potencial, y nuestro pronóstico refleja una perspectiva mucho más conservadora de crecimiento en el mediano plazo de 3,4% anual promedio entre 2017 y 2019.
China y commodities
Los vientos en contra que la región ha enfrentado desde 2013 podrían aumentar en los próximos meses. Con unas pocas excepciones, los precios de los commodities serán menores en promedio en 2015 que en 2014, lastrados por la abundancia de oferta, la débil demanda global y la fortaleza del dólar. Datos recientes sugieren que la demanda china se mantendrá débil en el segundo semestre.
Los productores regionales de petróleo, como Venezuela, México, Ecuador y Colombia, será golpeados por el colapso en el precio del crudo, pero algunos sentirán el impacto más que otros. El salto en los rendimientos de la deuda venezolana refleja el temor a un default, aunque un calendario de pagos acotado en 2015 y la asistencia financiera de China podrían diferir un impago hasta 2016. Ecuador, donde la dolarización podría verse presionada si los precios del petróleo siguen bajos, también ha buscado ayuda de China.
México, que depende del petróleo para un tercio de sus ingresos, se protegió este año del colapso de los precios a través del programa anual de coberturas del Ministerio de Hacienda (uno de los mayores del mundo, a US$ 82 por barril). Pero los menores precios del petróleo van a desincentivar parte de la inversión privada en exploración y producción que el gobierno esperaba atraer tras su histórica reforma energética.
Tasas en EEUU
Los menores precios de los commodities significan que la región va a sufrir una mayor erosión de sus términos de intercambio en momentos en que las perspectivas para la entrada de capitales se ve incierta.
Los mercados están esperando la primera alza de tasas de la Reserva Federal que nosotros anticipamos para mediados de septiembre. Bajo el supuesto de que la Fed proceda con el ajuste monetario de manera gradual, y que buena parte del ajuste ya ha sido incorporada a precios, esto limitaría el margen de caída para las monedas de la región cuando la Fed eventualmente actúe.
Probablemente el mayor riesgo sería que la Fed ajuste más rápido de lo que los mercados esperaban. Un prolongado período de depreciaciones podría ser desestabilizador para algunas de las economías más débiles de la región con grandes deudas en dólares. Sin embargo, el manejo macroeconómico ha mejorado en muchos de estos países y para algunos gobiernos, un largo período de caídas cambiarias podría ayudar a recuperar competitividad.
Con excepción de Venezuela, y posiblemente Argentina y Ecuador, esperamos que la región resista estos shocks mejor en 2015 y 2016 que en los anteriores ciclos de ajuste de EEUU.
Aunque la región registró un considerable déficit de cuenta corriente de US$ 180 mil millones (2,9% del PIB) en 2014, tiene un balance fiscal y externo más sólidos que en la década pasada. La región acumuló grandes reservas de divisa extranjera (US$ 863 mil millones, 14% del PIB) a fines de 2014, desde US$ 227 mil millones hace diez años, y los ratios de deuda en moneda extranjera son más manejables (aunque algunas empresas sin cobertura podrían ser vulnerables y hay preocupación de que parte del endeudamiento haya sido canalizado a través de vías como las Islas Caimán y no figure en los datos oficiales).
Presión a la banca
La banca es otro canal por el que la región podría ser afectada tras una normalización monetaria en EEUU. Los bancos de la región enfrentarán mayores costos de financiamiento y si —como esperamos—, las tasas de interés a nivel local siguen a las de la Fed al alza, esto pondrá presión a la capacidad de pago los deudores.
La banca de la región, que se expandió fuertemente durante el período de bajas tasas de interés, podría no estar suficientemente bien capitalizada para absorber una gran cantidad de préstamos incobrables.
La demanda externa de EEUU y el repunte en Europa proporcionará cierto apoyo a la región a partir de este año. Para China, un socio comercial cada vez más relevante para la región, proyectamos una tendencia estructural de menor crecimiento en el mediano plazo. Dado su tamaño de US$ 10,3 billones (millones de millones), China seguirá siendo una importante fuente de demanda externa para Latinoamérica. Pero los días en que la demanda china impulsaba los términos de intercambio de la región a través de sostenidas alzas en los commodities se acabaron.
Economist Intelligence Unit