El Senado de Estados Unidos agiliza la
votación de un ambicioso proyecto de ley que busca apuntular al
sector hipotecario y que autorizaría préstamos por miles de millones
de dólares a las empresas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.
El temor de que estas empresas, las dos principales del sistema
de financiación de viviendas del país, estuviesen al borde de un
colapso hizo que los senadores eliminaran hoy las últimas trabas al
proyecto de ley, y lo sometan a votación mañana.
En concreto, el Senado votó, con 80 votos a favor y 13 en contra,
por limitar el debate sobre el proyecto de ley, de manera que se
someta a votación definitiva este fin de semana.
El Congreso ha salido al rescate de las dos entidades debido en
parte a las presiones de la Casa Blanca, que busca insuflar una
mayor confianza de los inversionistas en la economía.
De hecho, la Casa Blanca ha dejado en claro que el presidente
George W. Bush promulgará la ley en cuanto le llegue a su despacho.
Fannie Mae y Freddie Mac tienen a su cargo cerca de la mitad de
las hipotecas del país -que suman un total de unos 12 billones de
dólares- pero, ante la crisis de ejecuciones hipotecarias han
perdido miles de millones de dólares, según informes oficiales.
El Congreso quiere evitar a toda costa un colapso de estas
empresas porque eso provocaría un enorme caos en los mercados
globales de crédito y profundizaría la crisis del sector de vivienda
en este país.
Además de ayudar a las dos empresas hipotecarias, la iniciativa
permitiría que la Administración Federal de Vivienda (FHA, en
inglés) pueda refinanciar unos 300.000 millones de dólares de
préstamos hipotecarios.
También autoriza alrededor de 4.000 millones de dólares en fondos
federales para ayudar a las comunidades más golpeadas por las
ejecuciones hipotecarias.
El miércoles pasado, la Cámara de Representantes de Estados
Unidos aprobó el proyecto de ley, con 272 votos a favor y 152 en
contra.
La inclusión de Freddie Mac y Fannie Mae en el proyecto de ley de
300.000 millones de dólares fue a instancias del secretario del
Tesoro, Henry Paulson, quien hizo esa solicitud el pasado 13 de
julio.
Los detractores del proyecto de ley consideran que éste premia a
los inversionistas y es un plan de rescate que pone en riesgo a los
contribuyentes estadounidenses que ahora tienen que asumir el costo
de esta crisis.