El presidente de Estados Unidos, George
W. Bush, se mostró hoy preocupado por los altos precios de la
gasolina, y aseguró que va a analizar las propuestas dirigidas a
atajar el problema, aunque advirtió que no hay una solución rápida.
"Es un problema que se ha ido generando durante un tiempo y se
necesitará un tiempo para resolverlo", señaló el mandatario
estadounidense, en una entrevista que concedió hoy junto a su esposa
Laura al programa "Good Morning America" de la cadena ABC.
Bush afirmó que el alza de la gasolina le "preocupa mucho" porque
es como un "impuesto para la gente trabajadora".
Las declaraciones del jefe de la Casa Blanca se produjeron horas
antes de que el barril de crudo de Texas, de referencia en EE.UU.,
superara por primera vez los 120 dólares, debido a una creciente
preocupación por los envíos de petróleo desde Nigeria después de
nuevos ataques a instalaciones.
Los contratos para junio de Petróleo Intermedio de Texas (WTI)
tocaron un máximo histórico 120,21 dólares por barril, 3,89 dólares
más que al cierre del viernes.
Ante este escenario, Bush prometió que evaluará las distintas
propuestas que están sobre la mesa, entre ellas las de los
aspirantes a la Presidencia de EE.UU., el republicano John McCain y
la demócrata Hillary Clinton, que plantean suspender durante los
meses de verano los impuestos federales sobre la gasolina.
Otras iniciativas prevén el cobro de un impuesto especial y único
a las petroleras, apoyado por Clinton y su rival en la carrera
presidencial Barack Obama; la instalación de nuevas refinerías, el
aumento del suministro para los consumidores, la construcción de
nuevas plantas nucleares y perforar en Alaska, una idea respaldada
por Bush.
"Analizaremos algunas de estas sugerencias, pero la clave está en
que pensemos (en una solución) a largo plazo para Estados Unidos,
que diversifiquemos las fuentes energéticas y que seamos sabios y
construyamos nuevas refinerías y aumentemos el suministro para los
consumidores estadounidenses", dijo Bush en la entrevista.
El gobernante afirmó que es un problema "tremendamente difícil"
para las familias trabajadoras y que entiende por qué la gente
decide no viajar tanto para no perjudicar su presupuesto.
"Dependemos demasiado de la importación de petróleo y necesitamos
explorar más en casa", explicó.
Una manera de solucionar este problema es, según Bush, devolver a
los ciudadanos parte de sus impuestos, en referencia al paquete de
150.000 millones de dólares aprobado por la Casa Blanca para aliviar
los efectos de la crisis en los hogares y que las familias ya han
comenzado a recibir.
"Esto debería ayudar", afirmó el presidente, a la vez que expresó
su deseo de que el Congreso "envíe una señal" y haga permanente la
rebaja de los impuestos para que haya "consistencia" a lo largo del
tiempo y pueda ayudar a la economía familiar de los estadounidenses.