Los biocombustibles han hecho que los precios de los
alimentos se elevasen en un 75% en todo el mundo, según un informe confidencial
del Banco Mundial (BM) filtrado al diario 'The Guardian'. El informe, hasta
ahora secreto, desmiente la tesis del presidente de Estados Unidos, George
Bush.
Esos datos desmienten las afirmaciones del Gobierno
estadounidense en el sentido de que los combustibles de origen vegetal
contribuyen a la carestía de los alimentos en menos de un 3%.
El informe, terminado en abril, no se ha publicado hasta
ahora para no poner en apuros al presidente de Estados Unidos, George W. Bush,
que ha atribuido ese encarecimiento fundamentalmente a la mayor demanda de
alimentos en China y la India, y evitar tensiones entre la Casa Blanca y el BM.
El informe del Banco Mundial explica que "el rápido
crecimiento de la renta en los países en desarrollo no se ha traducido en un fuerte
aumento del consumo de cereales y no ha contribuido de modo importante a la
subida de precios".
Incluso las sequías en Australia han tenido sólo un pequeño
impacto en ese fenómeno, señala el informe, que atribuye por el contrario el
máximo impacto a la fuerte demanda de biocombustibles por parte de Europa y
Estados Unidos.
"Sin el incremento de (la demanda de) biocombustibles,
las reservas mundiales de trigo y maíz no habrían caído sensiblemente y los
aumentos de precios debidos a otros factores habrían sido moderados",
explica el documento.
El documento confidencial del Banco Mundial llega en un
momento crítico para las negociaciones multilaterales sobre la futura política
mundial en materia de combustibles.
La carestía de los alimentos será u no de los temas que se
tratará en la cumbre de países industrializados (G8) que se celebra la próxima
semana en Hokkaido (Japón).
Responsables del incremento del 75%
El precio de la cesta de alimentos examinados en el estudio
del Banco Mundial aumentó un 140% entre el año 2000 y el pasado febrero. El
encarecimiento de la energía y de los fertilizantes sólo contribuyó en un 15%
de ese aumento, mientras que un 75%
corresponde a los biocombustibles.
Esto último se debe a tres factores: en primer lugar, buena
parte de la producción de cereales se ha dedicado a combustibles en vez de a alimentos.
Así, más de un tercio del maíz estadounidense se utiliza actualmente para
producir etanol y más de la mitad de los aceites vegetales en la UE se dedican
a producir biodiesel.
En segundo lugar, se ha animado a los agricultores a dedicar
una superficie mayor a la producción de biocombustibles y todo ello ha
desencadenado además la especulación financiera en torno a los cereales, lo que
ha contribuido a elevar aún más los precios.
El informe precisa, sin embargo, que los biocombustibles
derivados de la caña de azúcar, una especialidad del Brasil, no han tenido un
impacto tan fuerte como los del maíz y otros productos.
"Esta claro que algunos biocombustibles tienen un
enorme impacto en el precio de los alimentos, comentó anoche el ex principal
asesor científico del Gobierno británico, David King.
"Al apoyar a los biocombustibles subvencionamos los
incrementos de precios de los alimentos sin hacer nada a favor del cambio
climático", denunció King.