Telxius propone crear plan a 20 años en telecomunicaciones: “Falta una hoja de ruta para seguir trabajando”
CEO de la firma en Chile, Felipe Molina, es partidario de replicar en el sector el concepto de matriz usado en energía, y dar curso a los grandes debates futuros como la compartición del espectro entre las compañías.
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Con una operación que considera 31.400 antenas emplazadas a nivel global, la empresa de infraestructura de telecomunicaciones Telxius -ligada al Grupo Movistar (50% ), al fondo de inversión estadounidense KKR (40%) y al empresario español Amancio Ortega, dueño de Zara (10%)- arribó al país en 2016.
Desde ese momento, ha desarrollado una cartera de 600 sitios a través de sucesivas compras -la última en septiembre a Movistar por más de 100 unidades-, además de la instalación propia de torres. Con el 5G a la vuelta de la esquina, Telxius armó un plan de negocios para los próximos tres años, donde duplicará el número de sitios a 2022.
Sin embargo, para llevar a cabo esta iniciativa y proyectar un crecimiento más profundo, el CEO de la filial chilena, Felipe Molina, enfatiza que se necesita una política de Estado con más visión de futuro. “Los lineamientos de la licitación 5G son un buen inicio, pero ¿qué queremos para el país en los próximos 10 o 20 años?”, resalta el ejecutivo.
En esta línea, argumenta que “las telecomunicaciones son transversales a cualquier industria y hoy Subtel está en gran parte de los negocios. Si queremos sacar adelante la economía tenemos que mirar un poco más allá. ¿Por qué tenemos una matriz energética en Chile y no una de telecomunicaciones? Ese es el futuro, porque internet tiene un rol central en las economías de los países”.
Para el ejecutivo, esta planificación a veinte años debe incluir a varios actores gubernamentales como los ministerios de Obras Públicas, Energía, Bienes Nacionales, Vivienda y Urbanismo, para que así la infraestructura de telecomunicaciones esté presente en los proyectos de estas carteras como la construcción de carreteras, edificios y desarrollos en zonas rurales. Además, advierte que hay un extenso trabajo que hacer con los municipios ya que, a su juicio, son las direcciones de obras la gran piedra de tope en la instalación de antenas en muchas comunas.
-¿Cómo evalúa la hoja de ruta de la industria en infraestructura?
-El gobierno ha hecho esfuerzos importantes con la modificación del decreto 99 que te permite eliminar algunos permisos y acelerar el proceso de instalación. Sin embargo, para el desarrollo tecnológico se necesita una mirada de más largo aliento. A mi juicio, las políticas están centradas en promover la inversión de 5G donde se esperan al menos US$ 5.000 millones. Pero, esa es una solución de las nuevas tecnologías de quinta generación y la pregunta es cómo el país abordará la instalación de infraestructura que sostiene a las telecomunicaciones y que también incluye al 5G. Ahí falta una hoja de ruta para seguir trabajando, porque hay que pensar que debe ser una instalación lo menos invasiva posible.
-La falta de estos lineamientos, ¿genera un desincentivo para seguir invirtiendo en infraestructura?
-Un plan de 20 años te asegura una inversión más alta que los US$ 5.000 millones que se darán con 5G, porque no es sólo la tecnología de los móviles sino que también fibra óptica. Es una inversión que va en relación a dar capacidad a la red. Esto abre una puerta para la discusión de la instalación de centros de datos o de compartición de redes móviles para reducir costos (Ran Sharing) que hoy se está trabajando en otros países y no sólo cuándo es la fecha de la licitación.
-¿Se refiere a la posibilidad de compartir el espectro entre distintos operadores?
-Las telecomunicaciones son evolutivas y primero se dio la compartición de las torres, que fue un paso importante. A futuro está la capilaridad de la red: llegará un momento en que las inversiones serán tan grandes que la única opción será que la infraestructura sea compartida, pero también la electrónica y el espectro, como pasa en otros países. La única forma en que la industria sea competitiva es compartiendo todo. La aprobación de la Ley de roaming automático nacional es un avance importante y en base a ello hay que seguir trabajando.
-¿Cree que en Chile no existe voluntad a nivel regulatorio para permitir iniciativas como estas?
-Chile es un país con 19 millones de habitantes con una alta tasa de competitividad. Es importante que exista competencia porque mejora los servicios, pero la situación es que cuando partió el mundo de las telecomunicaciones el foco estaba puesto en quién daba cobertura en un sector. Eso está zanjado, nadie compite por eso, sino que la carrera está en el servicio que se entrega. El problema de hoy es de capilaridad y de capacidad por eso se requiere infraestructura. La compartición de equipo y espectro no está regulado en Chile y pasará unos años antes de que sea tema.
-No es un tema que se vea en la agenda del gobierno…
-Efectivamente, no está a la vista porque falta información y un plan a futuro. En Alemania ya se está haciendo; es parte de la gran hoja de ruta que debe incluir todos estos temas. Las telecomunicaciones son todo un ecosistema que tiene multiplicidad de actores bajo una mirada más holística. Hay buenas iniciativas como la Ley de Ductos o la compartición de torres, pero hay muchos temas que se escapan y que serán necesarios más adelante.