Es imposible nombrar a Google y la electrónica “vestible” en una misma frase y no hacer referencia a sus famosos lentes. El proyecto Glass se ha convertido en el icono de ese nuevo y enorme mercado potencial en el mundo de la electrónica de consumo. Pero con los lentes todavía en versión beta –y sin fecha definida de comercialización–, el gigante de Mountain View podría tener mucha más fortuna con otro producto: Android Wear.
Android Wear es una plataforma para relojes inteligentes, el primer intento de Google por capturar un mercado que ha comenzado a dar sus primeros pasos, pero en el que aún falta foco. Desde hace dos años varias compañías han puesto en circulación al mercado relojes capaces de conectarse al teléfono móvil y funcionar como una segunda pantalla, mostrando notificaciones y mensajes. O, como poco, preparados para registrar los movimientos del usuario a lo largo del día. Sony, Pebble o Samsung son algunas de estas compañías con productos ya en el mercado.
Estos relojes suelen ser compatibles con Android –en el caso de Pebble también con iOS– pero se trata de soluciones propias y que a menudo necesitan que los desarrolladores creen aplicaciones específicas para ellos. Con Android Wear, Google aspira a repetir la fórmula que tan buenos resultados le ha dado en telefonía móvil: crear un software común que los fabricantes pueden integrar en sus productos. No hay tanta libertad como en Android, los fabricantes no podrán modificar el aspecto de la interfaz gráfica, pero Google ofrece soporte tanto a relojes de pantalla cuadrada y rectangular como esférica.
En el sitio Ariadna se probaron los primeros tres modelos que saldrán a la venta. Dos de ellos, fabricados por LG y Samsung, estarán disponibles en Estados Unidos la semana que viene. Ambos tienen una pantalla rectangular de 1,6 pulgadas. El de LG utiliza un panel LCD pero el de Samsung –con algo más de resolución– apuesta por AMOLED. El modelo de Samsung tiente también un pulsómetro integrado. El tercero está fabricado por Moto rola y se diferencia por su pantalla casi circular –en la parte baja tiene siempre una pequeña banda negra–. Los precios de venta oscilarán entre los 190 y los 300 euros aproximadamente.
La experiencia de uso en los tres casos es similar. El reloj necesita de una aplicación especial instalada en el teléfono. Una vez instalada y estando enlazados ambos por Bluetooth en la pantalla reciben diferentes notificaciones. Las más comunes son las del servicio Google Now, un proyecto de Google que ofrece información personalizada al usuario según la información que tiene del mismo. Por la mañana, por ejemplo, puede mostrar si hay algún atasco en el camino al trabajo. En el aeropuerto mostrar toda la información del vuelo.
El reloj también muestra los mensajes entrantes y permite contestarlos usando sólo la voz. En las pruebas el reconocimiento de voz ha funcionado bien, incluso en ambientes ruidosos, pero depende del soporte de Google para cada idioma concreto. La pequeña pantalla de la muñeca puede utilizarse también como control remoto para el reproductor de música o para responder o rechazar llamadas entrantes de voz.
Si Google tiene una respuesta rápida a una búsqueda –un servicio que comenzó a ofrecer hace un año como complemento a las listas de enlaces– la puede mostrar en la pantalla. Se le puede preguntar al reloj, por ejemplo, cuál es la altura del monte Everest o cuantos grados centígrados son 100 grados Fahrenheit y la respuesta aparece en pantalla. Google también ha hecho público el primer kit de desarrollo de Android Wear. Con él, los desarrolladores pueden crear extensiones de las aplicaciones del teléfono para mostrar en la pantalla del reloj.
Los tres relojes incluyen acelerómetros que registran el movimiento del usuario.