La farmacéutica Valeant vivió ayer su jornada más negra en bolsa, luego de que su director ejecutivo, Michael Pearson, recortara las previsiones de ingresos para 2016 y reconociera estar en riesgo de quiebra por el retraso en la presentación del informe anual. Las acciones de la firma se desplomaron 51,4% a US$ 33,52, su menor nivel desde octubre de 2011 y la mayor caída intradía en la historia de la compañía.
Valorada en US$ 90 mil millones, a mediados de 2015, era la mayor farmacéutica de Canadá y la principal empresa del país abierta en bolsa, pero desde entonces ha perdido más de 87% de su valor, tras convertirse en el foco de investigaciones sobre sus prácticas comerciales y contables, que la han puesto bajo la mira de las fiscalías de Nueva York y Massachussets, además del congreso de EEUU. Hace pocas semanas, sus acciones también sufrieron un nuevo golpe luego de que se confirmara una indagatoria por parte de la agencia reguladora de valores en EEUU, la Comisión de Valores y Bolsa (SEC).
Prácticas cuestionadas
Considerada un ícono del nuevo modelo de negocios del sector por su agresiva estrategia de adquisiciones, en 2014 lideró una oferta hostil para tomar el control de Allergan, que rechazó el acercamiento denunciando que la estrategia de crecimiento de Valeant era insostenible.
En septiembre de 2015 un grupo de políticos estadounidenses cuestionó su enfoque de comprar rivales para adquirir sus carteras de productos y cadenas de suministros y luego aumentar los precios exponencialmente. El año pasado elevó los valores de sus medicamentos en 66%, cinco veces más que sus pares del sector. El costo de la flucitosina de Valeant es 10.000% mayor que en Europa.
Charlie Munger, vicepresidente de Berkshire Hathaway, ha calificado sus prácticas como “profundamente inmorales”. En una referencia indirecta, la pre candidata demócrata Hillary Clinton calificó el caso como “indignante”.
En octubre, las acciones fueron suspendidas luego de reportes de que Valeant usaba la red de farmacias de su socia Philidor para almacenar inventarios y registraba las operaciones como ventas. Las denuncias apuntan además a que desviaba a los clientes de Philidor hacia sus propios productos más caros.
La compañía se encuentra ahora en riesgo de violar sus acuerdos de deuda, colocándose a merced de los acreedores quienes, debido a la presentación tardía del informe anual, podrían pedir una solicitud de quiebra.
