Por Iván Vera, CEO Inspiral
Vengo llegando de San Francisco. Fui a establecer contactos para crear un fondo privado de capital semilla chileno.
“El Valle” es la capital mundial de la innovación. Titanes como Apple, Oracle, Google y Facebook tienen su cuartel general. Miles de emprendedores se obsesionan creando nuevas realidades para un mundo globalizado. Para acelerar su innovación, los gigantes compran emprendimientos en cientos, y a veces miles, de millones de dólares.
En seminarios y en conversaciones estos “pitbulls creacionistas”, los emprendedores debaten con otros que comparten sus aprendizajes. Es una conducta habitual. Como miembro del Founder Institute participé en el Founder Showcase 2012. Jóvenes emprendedores comentaban las claves de sus logros y sus errores o fracasos. Nadie mira mal a quien falla. Varios inversionistas me comentaron que el mayor obstáculo en Chile no es atraer a inversionistas locales, sino encontrar emprendedores ya fogueados, con “buenos fracasos” en su historial. Expresan sus críticas y no hay espacio para el cinismo.
Fui invitado como observador al Keiretsu Forum, una red de 850 inversionistas ángeles que invierten entre US$ 100 y US$ 500.000 en la primera ronda de financiamiento de empresas nacientes de alto potencial. Para integrar el club hay que contar con al menos US$ 1 millón, y, en promedio, tienen US$ 8 millones y los hay de varios billones.
Conversé con socios de varias empresas de capital de riesgo. Invierten entre US$ 3 y US$ 80 millones en emprendimientos validados en el mercado. Anualmente, sólo en Silicon Valley, destinan más de US$ 10.000 millones, un 30% de lo que todo EEUU invierte en capital de riesgo.
Hay miles de jóvenes, y no tan jóvenes, que se han propuesto “hacerla en grande”. Si se caen se paran, y vuelven a correr. A pesar de lo admirable que todo esto resulta, y lo tentador que es imitar lo que allí está pasando, me terminé de convencer: Silicon Valley no es imitable, pero es muy permeable.
Inversionistas, emprendedores y abogados en San Francisco me expresaron interés en conocer lo que estamos haciendo en Chile y se mostraron disponibles a explorar negocios conjuntos. En lugar de imitar a Silicon Valley nos apalancaremos en sus capacidades. Mi visita fue concluyente. Articularemos redes de confianza y de colaboración, entre Chile y Silicon Valley. Ya iniciamos lazos con inversionistas de San Francisco para en conjunto apoyar emprendedores chilenos con hambre, propósito, actitud y un startup de alto potencial para expandirse en EEUU y en China.Esto ocurrirá. ¡Se los doy firmado!