Por Alejandra Clavería
El incremento que en los últimos 20 años ha experimentado en nuestro país el cultivo y producción de algas (que bordea las 90.000 toneladas anuales) no sólo ha llevado a Chile a convertirse en uno de los principales exportadores mundiales de la materia prima y los subproductos derivados de estas plantas hidrobiológicas. También ha potenciado la diversificación de sus usos, fomentando el desarrollo de nuevos productos en industrias tan diversas como la alimenticia y cosmética, y la investigación de nuevas tecnologías que permitan, entre otras cosas, obtener biocombustibles a partir de sus componentes.
Mientras algas como el cochayuyo o el luche pueden consumirse directamente, el extracto o materia prima procesada industrialmente de otras variedades, puede ser utilizado en la elaboración de productos como el yogur y manjar. Sus ingredientes también son útiles en la fabricación de cremas para el rostro y cuello, y en la producción de aceite de etanol y otros derivados.
“Las algas tienen un gran potencial dado que de ellas se obtienen alimentos saludables, metabolitos secundarios que se emplean para resolver una amplia variedad de problemas metabólicos y enfermedades, como el cáncer, diabetes y problemas cardiovaculares, además de propiedades espesantes como goma natural que se emplea para aglomerar la pólvora y hacer otros explosivos, espesar pinturas y recubrir alimentos”, comenta Mario Edding, académico titular de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte.
Dependiendo de su tipo, las algas pueden destinarse a la obtención de geles como agar, carrageninas o alginatos. Y aunque hace dos décadas Chile procesaba únicamente la primera, el uso de estos vegetales se ha expandido considerablemente.
“Hoy, el agar se utiliza en laboratorios clínicos y la carragenina en cosmética y alimentación humana. El alginato, en tanto, se usa en la alimentación de animales. En Chile hay capacidades de proceso para los tres productos, pero en distintas escalas”, explica Luis Pichott, gerente de recursos marinos de Fundación Chile.
Producto de exportación
Sin embargo y pese a la diversificación que han tenido sus usos, la exportación de algas como materia prima sigue siendo la principal actividad de esta industria en Chile. Según datos del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), sólo el año pasado el país exportó poco más de 74.000 toneladas de algas, un 16% más que el año anterior. De éstas, 65.000 correspondieron a algas secas (materia prima), 4.998 a carrageninas, 2.170 a agar y 1.927 a otros subproductos.
“A pesar de la creciente demanda de algas en todo el mundo, en Chile no existe un consumo significativo de estos vegetales. Principalmente son los mercados extranjeros los que cada día demandan al país, ya sea con materia prima o con subproductos”, señala Tadao Iri, gerente general de Proagar, empresa de origen japonés que principalmente exporta agar.
Durante 2010, las ventas al extranjero de algas chilenas generaron en total ganancias por US$ 183 millones para la industria, y sus principales destinos fueron China, Japón, Noruega y Francia. En ese sentido, Iri sostiene que “en general el alga chilena es de buena calidad y sus zonas cumplen con todos los requerimientos necesarios para el cultivo de esta especie, la condición del clima es favorable y está presente desde el extremo norte hasta Magallanes. Es por esto que las exportaciones han subido considerablemente, porque el comprador extranjero aprecia esas características”.
Este escenario hace presagiar al ejecutivo que el consumo de alga chilena seguirá aumentando de manera significativa, y que por ello el país debe estar preparado para avanzar en el desarrollo de políticas de innovación que fomenten la competitividad en el rubro, y sigan posicionándolo como uno de los mayores productores a nivel mundial.