Conocer las mejores prácticas de fondos de capital de riesgo internacionales y hacer crecer este ecosistema en Chile, motivó a Incubatec UFRO -aceleradora de la Universidad de la Frontera- y a Corfo, a organizar el evento “Puente de inversión Chile-Massachusetts” que trajo a diez fondos a nuestro país. Su visita significó conocer modelos sólidos y con mayor experiencia, pero sacó a relucir aspectos sobre los cuales es urgente avanzar: profesionalizar el trabajo en inversión, ampliar el apoyo estatal para venture capital extranjeros, levantar proyectos tecnológicos con lógica de mercado, trabajar colaborativamente.
Claudina Uribe, directora ejecutiva de Incubatec UFRO, señala que una de las conclusiones clave es la necesidad de profesionalización.
“Si queremos que fondos especializados en estas temáticas inviertan o co inviertan con inversionistas chilenos, necesitamos profesionalizarlos. Los fondos extranjeros necesitan del otro lado un partner que no sólo tenga patrimonio, sino que sepa la especificidad que tiene la industria y pueda hablar de tú a tú”, precisa.
Desde la vereda de los inversionistas extranjeros, el director de Pangea Ventures - fondo con foco en energía, electrónica, salud y sustentabilidad-, Keith Gillard, comenta que pese a que está recién conociendo nuestro ecosistema, es importante el rol del gobierno y las condiciones que éste genera para hacer más atractiva la llegada de fondos como el suyo.
“Suecia, por ejemplo, tiene un programa de venture capital donde el gobierno pone el mismo monto que el inversionista extranjero, un ´one to one´. Noruega, su vecino y similar en muchos aspectos, no lo tiene. Entonces, la garantía que brinda Suecia es más atractiva porque mi dinero tendrá más impacto”, sostiene.
Tales condiciones podrían propiciar la llegada de fondos dispuestos a invertir con montos más altos, algo que no pasaría con los financistas nacionales. Una barrera que Miguel Sifri, presidente de Proteus -firma chilena que desarrolló anestesia apartir de células madres de algas- coloca sobre la mesa.
“Hay poca gente dispuesta a invertir en proyectos que superan los US$ 10 o US$ 20 millones y estos caen en un valle de la muerte. Acá no hay cultura a esos niveles de inversión”.
Advierte que por “el mal uso que hicieron muchos fondos de inversión privados, los entes reguladores han puesto una cantidad de restricciones a cómo deben funcionar y esto ahuyenta a emprendimientos pequeños en lugar de atraerlos”.
Redes y foco en mercado
Conocedora de los secretos del éxito tras los fondos de Boston, Yuly Fuentes-Medel, directora ejecutiva de Chile Massachusetts Alliance, comenta que falta colaborar y establecer relaciones más horizontales entre inversionistas y startups. A su parecer, “acá es muy común la mentalidad de que quien tiene los recursos tiene el poder sobre la relación, cuando la realidad es que la revolución del venture capital no puede darse sin ambas partes”.
Por su parte, Sergio Bravo, rector de la UFRO, apela a un cambio de en la forma de trabajo y de desarrollo del conocimiento, pero también a un cambio de mentalidad.
“Si escribimos puros papers alguien se está apropiando de ese conocimiento, lo está llevando al mercado y nosotros estamos invirtiendo con platas públicas y no vemos retorno”, sostiene.
En esta área indica que es importante que investigadores y empresas trabajen unidos, porque se “requieren redes colaborativas cuando los proyectos son de larga data. Por ejemplo, proyectándonos a diez años, cada ente por sí sólo no va a llegar a ninguna parte”, apunta.
La visión de las startups
Cristián Pereda de Oncobiomed Advanced Cell Technology -que desarrolla tecnolgía para prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer- advierte que “los chilenos son respetados en el área científica, pero falta desarrollo tecnológico, las empresas no hacen mucha investigación y es difícil llegar desde la universidad al mercado”.
Juan Pablo Barros de Clampbit -tecnología para controlar las válvulas de descarga en camiones distribuidores de combustible- plantea la necesidad de acabar con el ansias por la rentabilidad instantánea, y optar por un enfoque en el largo plazo que fortalezca la base industrial del país.