Por Marcela Corvalán Moyano
Desde Chennai, India
El grupo Tata es innovador desde sus orígenes. Creado hace 140 años, Tata estuvo detrás de la creación de las industrias siderúrgica, eléctrica y aérea en India. Hoy el conglomerado fundado por Jamsetji Tata comprende más de 90 empresas operativas en siete sectores de negocios (comunicaciones y tecnologías de información, ingeniería, materiales básicos, servicios, energía, productos de consumo y químicos), con ventas conjuntas de US$ 67.700 millones en 2009-10, el 57% de ellas obtenidas fuera de India.
Tata sigue buscando y atreviéndose a crear nuevos productos e incursionar en nuevas industrias. Fue pionera en las tecnologías de información y outsourcing con la creación de Tata Consultancy Services hace 40 años y hace tres años lanzó el Nano, un auto de apenas US$ 2.500.
Pero cuando un grupo se extiende por 80 países y cuenta con casi 400 mil empleados, mantener la innovación no es sencillo. Así que sus ejecutivos decidieron incorporar la innovación a su cultura y hacer del pensamiento creativo un criterio de desempeño.
Para ello, crearon un marco formal para el manejo de las nuevas ideas, que involucra múltiples canales, internos y externos.
K Ananth Krishnan es director de tecnología en TCS, responsable de investigación y desarrollo, innovation labs y COIN, una red de innovación externa.
Marco de trabajo
El marco que utiliza TCS sigue un trazado claro, lo que asegura que las buenas ideas no se pierdan en una pila de papeles - o en la bandeja de entrada del correo.
La invención, explica Ananth, se centraliza en los innovation labs: casi 80% de las ideas en las que la empresa invierte para su futuro vienen de ellos. El resto se origina en las plataformas de ideas, redes sociales internas donde los empleados pueden proponer ideas y contar sus experiencias, que en general tienen que ver con modos de mejorar el negocio existente, haciéndolo mejor o más rápido. “Las llamamos innovaciones incrementales, y las incentivamos con reconocimientos, premios, competencias, etc. Resultan muy efectivas para mantener la competitividad”, comenta.
Otro tipo de ideas son las innovaciones de plataforma, que permiten ampliar una oferta existente, y que son dirigidas a los innovation labs porque necesitan cierta profundización para rentabilizarlas. Y están las ideas disruptivas, nuevas ideas de negocios, nuevas tecnologías, nuevos mercados, que suelen originarse en la investigación o en la estrategia corporativa. “Un ejemplo de esto es la plataforma iON de servicios para PYME en la nube, que para TCS no es sólo una nueva tecnología, también es un nuevo mercado y nos obliga a entender un nuevo modelo de negocios”, señala Ananth.
En cualquier momento hay unos 60 a 70 proyectos de innovación en marcha en TCS, unos 35 son derivados, unos 15 o 20 son plataformas y unos 5 son ideas disruptivas. Los derivados en general salen al mercado en un año, las plataformas no toman más de dos. Las innovaciones disruptivas, en cambio, toman dos a cinco años, si se concretan.
Innovación compartida
TCS sabe que no puede limitarse a su investigación. Así que armó la Co-Innovation Network, COIN, que la vincula con otras empresas del grupo, universidades, capital de riesgo, proveedores estratégicos, y algunos clientes. Eso le permite acceder a investigación en etapa inicial en universidades, forjar alianzas con start-ups y conocer los productos y servicios de nicho que puedan desarrollar, trabajar con proveedores y clientes en problemas concretos que se traduzcan en nuevas ofertas.
Además, hay un marco de trabajo bien organizado con las otras empresas del grupo Tata (que abarcan desde la industria automotriz a la siderúrgica, pasando por telecomunicaciones y hasta hoteles). Existe el Tata Group Innovation Forum que reúne a los jefes de R&D de todas las empresas del grupo. “Pasamos horas examinando ideas, problemas, y a nivel de foro tenemos clusters como movilidad, agua, marketing y publicidad (...) nos reunimos al menos una vez cada trimestre”.
Resultados específicos del foro son, por ejemplo Tata Swach, un purificador de agua para mercados emergentes. La idea y patentes originales para un filtro de cascarilla de arroz y nanosilver se crearon en TCS como parte de un ejercicio de RSE para respuesta a desastres naturales (de hecho, se donaron 2.000 a la comuna de Arauco para paliar el impacto del terremoto del año pasado). Tata Chemicals tomó la idea y decidió comercializarla, con éxito.