A más de siete años del inicio de su construcción, el proyecto hotelero Punta Piqueros, ligado a los grupos Said, Urenda y Bolocco, y que está emplazado en una quebrada de Concón, está entrando en la que podría ser la última parte para obtener su permiso ambiental.
La faena fue paralizada en 2013, en cumplimiento a la instrucción de la Corte Suprema de someterlo al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
Ese año ingresaron un estudio, obteniendo la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) favorable en 2014. En 2105 se retomaron las obras, hasta que fueron nuevamente paralizadas en 2016, con motivo de un nuevo proceso judicial que terminó con un fallo del Tribunal Ambiental de Santiago que echó para atrás la evaluación.
Desde que en diciembre de 2016 se retomó el proceso, la empresa ha entregado dos sets de respuestas a consultas de servicios y organismos públicos (Adenda). En la primera de ellas, de febrero, se modificaron algunos puntos de la iniciativa, como fue la eliminación de la segunda etapa que contemplaba un spa y un restaurante en 1.943 m2, así como un puente que unía ambas etapas.
Debido a los constantes retrasos, al día de hoy no han podido finalizar el proyecto de 17.797 m2, y la inversión, que originalmente estaba estimada en US$ 41 millones para ambas etapas, ya asciende a US$ 65 millones, un incremento de 58,5%, aunque considerando tan solo una fase.
Este martes, la Inmobiliaria Punta Piqueros ingresó una nueva Adenda, la que incluyó la respuesta a 134 consultas y observaciones enviadas por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Valparaíso, así como la ratificación de mitigaciones comprometidas.
“Podemos sostener que hemos respondido con solidez y rigor técnico cada una de las 134 consultas que nos hicieron, tanto las autoridades sectoriales como la ciudadanía, a través del proceso de consulta ciudadana”, señaló Ambrosio García Huidobro, gerente de Inmobiliaria Punta Piqueros.
Las respuestas, entre otros temas, incluyeron estudios estructurales que se consagran en el “Plan General de Emergencia y Evacuación”, que respaldan la resistencia del hotel frente a las condiciones meteorológicas naturales de la zona (como marejadas, vientos, entre otros) y ante casos de catástrofes naturales como terremotos o tsunamis.