Los proveedores alemanes de piezas de automóviles planean recortes de plantilla en medio de la costosa transición a la electromovilidad
Bosch suprimirá 1.200 puestos hasta finales de 2026, mientras que ZF revisa su plantilla.
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Bosch y ZF Friedrichshafen, entre otras empresas, se apresuran a reducir costes en su costosa transición a los vehículos de baterías.
Bosch, el mayor proveedor de automóviles del mundo, anunció el jueves que hasta 1.200 empleados de su división de software y electrónica serán despedidos hasta finales de 2026, alegando la alta inflación y el aumento de los costes de las materias primas y la energía.
Según la empresa de Stuttgart, estas tendencias "aumentan los gastos necesarios" y ralentizan la transición hacia los vehículos eléctricos. Casi el 80% de las reducciones de plantilla se producirán en Alemania.
El anuncio de Bosch se produce en medio de las crecientes tensiones entre la dirección de ZF y sus representantes de los trabajadores, ya que el fabricante de transmisiones, componentes de chasis y sistemas de amortiguación se plantea recortar puestos de trabajo de aquí a 2030 como parte de un programa de reestructuración.
ZF, en el cual trabajan unas 165.000 personas en todo el mundo, declaró que podrían perderse 12.000 puestos de trabajo en el "peor de los casos". Unos 3.000 empleados de ZF protestaron el miércoles contra los recortes, tomando las calles de Friedrichshafen, en el sur de Alemania, donde la empresa tiene su sede.
"Queremos mantener los puestos de trabajo, pero sabemos que la transformación a la e-movilidad por sí sola costará puestos de trabajo", dijo ZF, añadiendo que algunos componentes de vehículos eléctricos requieren la mitad de mano de obra para hacer en comparación con el equivalente de motor de combustión.
La transición a los vehículos eléctricos ha exigido grandes inversiones a la red alemana de proveedores de automoción. Sin embargo, las empresas están viendo cómo se resienten sus márgenes, ya que la lenta adopción de los vehículos con baterías ha alargado la fase de transición, mientras que las ventas totales de automóviles siguen siendo históricamente bajas.
ZF se encuentra en una posición particularmente difícil, ya que las adquisiciones de sus rivales centrados en la tecnología TRW en 2015 y Wabco en 2020 le han dejado con altos niveles de deuda.
La empresa, que registró una deuda neta de 11.500 millones de euros a finales del pasado mes de junio, declaró que la necesidad de reducir rápidamente el endeudamiento había sido parte de su reciente decisión de cerrar dos plantas de producción alemanas. Esta decisión provocó la pérdida de unos 800 puestos de trabajo y el enfado de los sindicatos.
Tanto Bosch como ZF se enfrentan ahora a largas negociaciones con los representantes de los trabajadores que, como exige la legislación alemana, forman parte de los consejos de supervisión de las empresas y cuyo apoyo es necesario para seguir adelante con los planes de reestructuración.