Esval advierte riesgo de intervención del Aconcagua si no hay acuerdo con los regantes
El gerente general de Esval, José Luis Murillo, enfatiza que el ideal es llegar a un consenso con los otros usuarios del río en mayo y “empezar a trabajar el 1 de junio”.
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En una época normal, el río Aconcagua abastece el Embalse Los Aromos y así provee de recursos tanto a los regantes de la zona como a la población del Gran Valparaíso. Y aunque este ha sido el panorama durante años, la sequía ha obligado a priorizar el uso humano.
El problema, según dice José Luis Murillo, gerente general de Esval, la principal sanitaria de la Quinta Región, es que a diferencia de ocasiones anteriores este año aún no logran un consenso con el MOP y las comunidades de regantes locales, escenario que aumenta la probabilidad de que ocurra una intervención por parte del Estado.
“No podemos mandar un mensaje de tranquilidad, como si ya estuviesen asegurados los 22 millones de m3 en el embalse. Sería muy irresponsable”.
-¿Cuál es la situación de sequía en la que se encuentra la Región de Valparaíso?
-Es evidente que estamos en una situación, en general, catastrófica (...) Va a ser muy difícil ver un incremento de los niveles de esos embalses si no les ayudamos artificialmente, como lo estamos haciendo desde hace varios años en el embalse Los Aromos.
-¿Qué medidas han debido implementar para hacer frente esta situación?
-En el río Aconcagua tenemos dos plantas fundamentales, una hasta la segunda sección y otra que está en la cuarta. En la segunda sección, en principio con el agua que hay, somos capaces de mantener funcional esa planta. Tenemos que llegar a acuerdos con agricultores y con el resto de los usuarios, pero todavía hay agua. Si no, tendríamos la cuarta sección seca los 365 días del año. En el fondo, para eso sirve la mesa del Aconcagua donde tratamos de llegar a un acuerdo para que el agua nos llegue para todos los usos fundamentales.
-Se ha informado que los usuarios se van a juntar esta semana a conversar.
-Hay una mesa prácticamente todas las semanas y tratamos de llegar a acuerdos (...) Si no la hubiéramos tenido, probablemente, -y por supuesto sin las inversiones ni planificación adecuada-, estaríamos en racionamiento desde por lo menos el 2017.
-¿Por qué aún no se llega a un acuerdo?
-Normalmente, lo que se hace es un mecanismo de turnos donde determinadas secciones cierran sus compuertas durante un tiempo. El año pasado se hicieron turnos de 36 horas y todavía se está discutiendo con todas las secciones. La verdad es que eso es complicado.
Estamos viendo cómo podemos tener agua suficiente para que no tengamos un problema durante la temporada 2022-2023. Y necesitamos acumular en el embalse de Los Aromos 22 millones de m3. Este año partimos de ocho millones de m3, no de tres (como en 2021). Es un avance importante. Y con la infraestructura que tenemos y si llega algo a la cuarta sección, somos capaces de acumular un millón de m3 semanales.
-¿Dónde están las dificultades?
-Lo que estamos intentando es que ese esfuerzo sea el menor posible para cada uno de los actores y que no les lleve a la ruina o a una situación insostenible. Cuando uno reparte la abundancia hay una disposición al descontento, pero a nadie se le va la vida en ello. En este momento se nos va la vida en ello.
Realmente estamos gestionando una escasez absolutamente extrema. Lo ideal es tener un acuerdo durante mayo y empezar a trabajar el 1 de junio (...) para que no se solape con la necesidad más extensiva de riego.
-¿Cómo ven la posibilidad de que exista un racionamiento de agua tal como se ha estado preparando en la Región Metropolitana?
-Cada año tenemos que llenar para después vaciar. En el caso de la Quinta Región y no teniendo el embalse de Peñuelas -debe llover por cinco años para que eso vuelva a suceder- lo que tenemos es una capacidad de acumulación muy pequeña. (...) Ojalá que en los próximos años sea más sencillo llenarlo, porque eso quiere decir que va a llegar a acuerdo mucho más rápido. Tenemos la capacidad de hacerlo, pero tenemos que llevar adelante ese acuerdo. Mientras tanto, siempre existe el peligro de que pase cualquier cosa y no seamos capaces de acumularlo.
-Entonces, ¿el racionamiento depende de lograr este acuerdo?
-Si no hay acuerdo, desgraciadamente tendría que haber intervención. Incluso con esto deberíamos llenar el embalse Los Aromos. Pero lo que no podemos hacer es mandar un mensaje de tranquilidad, como si ya estuviesen asegurados los 22 millones de m3 en el embalse. Sería muy irresponsable.
-¿Hasta qué mes existe un suministro de agua asegurado para la Región de Valparaíso?
-Si no somos capaces de llenar el embalse -lo que sería muy ficticio-, probablemente llegaríamos hasta final de año. Pero eso no va a suceder. Si fuésemos incapaces de gestionar las cosas -que somos capaces de hacerlo-, ese peligro tiene que estar al final de la temporada del año, que sería posiblemente al final del primer trimestre de 2023.
A favor de la garantía del derecho
al acceso al agua y al saneamiento
Respecto de la discusión al interior de la Convención Constitucional sobre el marco futuro para el agua, José Luis Murillo dice estar de acuerdo con que ciertos aspectos “estén explícitos” en el borrador final de la Carta Magna, como el derecho al acceso al recurso y al saneamiento. Y afirma que le parece “perfecto” que “todo lo que pueda estar asociado a una mejor gobernanza del agua quede de alguna manera queda explícito en todas esas normas”.
No obstante, puntualiza que “lo que no podemos hacer es pensar que, por el hecho de que una agencia del agua aparezca en la Constitución, esa va a empezar a funcionar directamente”.
También criticó la propuesta -ya desechada- que proponía al Estado como administrador exclusivo de los servicios de distribución, y defendió la labor actual de las sanitarias. “Lo que me parece que no tiene mucha lógica es confundir que el Estado sea garante de ese derecho con que obligatoriamente los servicios tengan que ser prestados directamente por el Estado (...) El modelo que ha desarrollado Chile ha sido bueno y con eso no quiero decir que sea perfecto ni que no se pueda cambiar. Pero hay cosas que no merece la pena ponernos limitaciones en la Constitución”, sostuvo.