El caso del gerente que formó su propia empresa y competía con su hoy exempleador
Multinacional denunció ante la justicia chilena que un exalto ejecutivo se dedicó a desarrollar su propio negocio, del mismo giro que la empresa que le pagaba el sueldo.
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“Es evidente que el querellado, mientras trabajaba para AFM International Inc., se dedicaba, en realidad, a desarrollar su propio negocio, del mismo giro que de su empleadora, recibiendo un sueldo para desarrollar el giro de la compañía mientras gestionaba en empresas de la competencia las funciones que debía desempeñar para su empleador”.
Esta es parte de la querella criminal que presentó en Chile la multinacional AFM International Inc. en contra de un exgerente por administración desleal.
La compañía se dedica a proveer bandas transportadoras y servicios de consultoría para la industria de manipulación de materiales, fundamentalmente, en el área de la minería. En el país opera a través de la firma Endurance Belting Chile SpA.
Según la querella, tras diferencias surgidas entre las partes, el querellado renunció a la empresa en abril de este año.
Tras esto, la administración de la sociedad se percató de que el acusado había iniciado tiempo atrás un negocio propio con el mismo giro de AFM lo que -dijo la compañía- claramente vulneraba la cláusula de no competencia pactada en el contrato de trabajo y transgredía la función esencial de la labor para la que fue contratado: representarla ante clientes para que estos adquieran -ya sea para sí o para su reventa y distribución- los productos.
“Tras una investigación interna de la empresa, se tomó conocimiento no solo de que el querellado habría iniciado una empresa del mismo giro de mi representada, sino que además estuvo dirigiendo otra empresa del mismo giro durante la vigencia del contrato de trabajo”, dice la querella.
En la acción judicial, se añade que el acusado utilizó información confidencial y la posición de mercado que tiene AFM para conseguir clientes para sus empresas, en desmedro de su hoy exempleador, ocasionándole un perjuicio económico determinado por todas aquellas ventas que no se concretaron pero que sí se ejecutaron en favor de las compañías de la competencia en las que el querellado actuaba. Esto se valoró en una suma inicial de unos US$ 500 mil.