Ad portas de cumplir cinco años a la cabeza de la Iglesia Católica, el Papa Francisco visitó Chile en el verano de 2018. En esa oportunidad, compartió con miembros de la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC).
“El Papa Francisco nos recordó a todos que ser empresario no es una ocupación, es mucho más”, contó el presidente de la USEC, Enrique Cruz. “Tiene una responsabilidad que permite transformar vidas de muchas personas. Él nos habló de que ser empresario es una noble vocación y esa noble vocación implica la responsabilidad de hacerse cargo, va más allá de dar trabajo”.
Desde la USEC –presidida en ese momento por el abogado Ignacio Arteaga, acompañado de Francisco Jiménez y Sergio Merino, entre otros– entregaron al Pontífice un documento con siete compromisos firmados por más de 2 mil empresarios locales.
Entre los compromisos, se cuenta poner a la persona en el centro; promover la dignidad del trabajo y el desarrollo integral, material y espiritual; incentivar oportunidades de acceso al mundo laboral; y hacer un trabajo de forma ética, por el respeto y el cuidado del medio ambiente.
Los compromisos “están plenamente vigentes hoy día”, remarcó Cruz, y recordó que “el Papa los motivó a vivir su vida de empresa de forma heroica y entregada a resolver las necesidades del mundo (...) Él decía que los empresarios tenían que actuar con creatividad, con innovación y poner todos sus talentos al servicio de encontrar soluciones a estos problemas”.
Su legado escrito
Durante sus 12 años de ponficiado el Papa Francisco se dedicó a escribir encíclicas y cartas apostólicas para predicar su enseñanza. El presidente de la USEC destacó, para el mundo empresarial, la llamada “Laudato si´” donde el Papa pregunta e interpela sobre cuál es el mundo que le vamos a dejar a las siguientes generaciones y sobre el cuidado de la “casa común”.
Más tarde, en medio de la pandemia, publicó “Fratelli tutti”. En ésta moviliza a rescatar el concepto de la solidaridad y de una vida más fraterna. “Vida que no solo se tiene que dar en el ambiente familiar, sino que también en el mundo del trabajo”, apuntó Cruz.
“Y por eso es que las empresas también estamos llamadas a vivir esa fraternidad, a conocer a nuestros trabajadores, a conocer sus alegrías, sus dolores y teniendo una cercanía mayor con ellos, poder hacer que el día a día en el trabajo sea más pleno”, agregó.
Su conclusión es que de esta forma vamos a lograr una mayor cohesión social, esa reconstrucción del tejido social tan anhelada por el Papa.