Constructor de la línea Antofagasta-Santiago: “Estamos desarrollando el mejor EIA posible, pero requerimos una adecuada evaluación”
Conexión Energía apunta a ingresar el Estudio de Impacto Ambiental el primer semestre 2023. Ya identificó que el proyecto interactúa con cuatro comunidades de pueblos originarios.
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Varios son los focos de preocupación y seguimiento del sector energético por estos días, volviendo el debate que va y viene de la relevancia de la transmisión para la descarbonización. Un elemento clave considerado como habilitante para este proceso es la megalínea Kimal-Lo Aguirre que unirá Antofagasta y Santiago, ya que permitiría evacuar grandes volúmenes de energía renovable generada en el norte hacia la zona centro y sur de Chile. Tras ser adjudicada al consorcio integrado por ISA, Transelec y China Southern Power Grid International, en mayo se creó Conexión Energía, empresa que busca poner en operación la obra a fines de la década.
¿En qué está hoy? Una vez que ya tenían avanzadas algunas decisiones del trazado, en junio comenzaron el proceso de participación ciudadana adelantada. Ya levantaron toda la cartografía institucional de las zonas en donde había alguna protección o interés. Y, desde el punto de vista del levantamiento ambiental para la preparación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA), ya realizaron las campañas de flora, fauna y vegetación de las temporadas verano y otoño.
Sebastián Fernández, CEO de Conexión Energía.
Así lo asegura el CEO de Conexión Energía, Sebastián Fernández, sincerando que el itinerario contempla -por ejemplo- seguir avanzando en la ingeniería y tramitando permisos previos al ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Esto, adelanta, “en paralelo a continuar el proceso de participación indígena y ciudadana anticipada. Terminar la línea de base ambiental para contar con un año completo estudiado y la línea de base medio humano, para realizar el ingreso del EIA el primer semestre de 2023”.
Consultado por si tomarán medidas para asegurar un paso expedito en el SEIA, dice que han estado atentos a los anuncios del Gobierno en materia de agilizar los procesos de obtención de permisos, que muchas veces unos son prerrequisitos de otros, y no es posible avanzar en varios frentes en paralelo.
Afirma que “la institucionalidad requiere una mirada sistémica, para que proyectos urgentes e importantes lleguen de forma oportuna. Por ejemplo, siendo Kimal-Lo Aguirre la principal obra de transmisión en la planificación del Estado, ésta podría estar operativa a partir de 2029, apenas 11 años antes de la meta de carbono neutralidad”. Y sentencia: “Hoy nos encontramos con todos los equipos técnicos y profesionales desarrollando el mejor EIA posible, pero requerimos una adecuada evaluación por parte del Servicio. Probablemente, este proyecto podría tener consulta indígena, y todo eso requiere de una organización del Estado para recibir al proyecto más grande de transmisión realizado en el país”.
“Con Kimal-Lo Aguirre, Chile se pone al día en cómo se concibe la transmisión en países de largas distancias”.
Cinco pueblos originarios
El proyecto tiene la complejidad de estar en cinco regiones, por lo que tienen que identificar -reconoce- “una ruta a lo largo de casi todo el norte del país”. “Nuestro esfuerzo ha estado enfocado en evitar zonas densamente pobladas, o por las cuales se proyecta el crecimiento de las ciudades”, añade.
La relación con comunidades es clave, considerando lo vivido por la línea Cardones-Polpaico de ISA Interchile. El ejecutivo señala que “ahora comenzamos una etapa donde se abordan las afectaciones, como el uso de caminos durante la construcción. Tenemos grupos humanos diversos: comunidades rurales, agrícolas, indígenas de diferentes pueblos originarios, y de perfil más urbano, y cada una tiene puntos de vista diferente para interactuar con el proyecto”, dice.
El proyecto interactúa con comunidades de los pueblos originarios Atacameños, Aymara, Coya y Diaguita. Con ellos, dice, comenzaron un proceso de relacionamiento comunitario anticipado que contempla la entrega de información utilizando como marco el Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú: “Hemos realizado en forma conjunta visitas a terreno para identificar la interacción del proyecto con sus actividades, estudios antropológicos y de arqueología. Hasta el momento, la interacción del proyecto con estas comunidades se da principalmente en rutas de trashumancia porque no contemplamos pasar por zonas pobladas”.
Diseño del trazado
Fernández comenta que aun cuando el trazado evita las zonas pobladas, “es muy difícil encontrar zonas donde exista viabilidad técnica de construcción y no se alteren sitios protegidos o no exista población”, pensando que el proyecto tiene una extensión de más de 1.300 kilómetros. Enfatiza que “lo más complejo es llegar a cada una de las organizaciones sociales y acordar la agenda de trabajo. Ahora comenzaremos una etapa intensiva de entrega de información”.
Por esto, indica que “el diseño definitivo del trazado todavía está en revisión, porque estamos haciendo ajustes de acuerdo con lo que vamos recogiendo en terreno, teniendo en cuenta variables sociales, culturales, ambientales y procurando preservar la biodiversidad”.
Un elemento relevante que caracteriza al proyecto es su tecnología HVDC nueva en Chile. Fernández reconoce que están tratando de salir del lenguaje ingenieril para explicar los beneficios de ella, como su menor espacio en el territorio e inferiores pérdidas de energía. Y lanza: “Con Kimal-Lo Aguirre, Chile se pone al día en cómo se concibe la transmisión en países de largas distancias”.