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Fundación Chile y CPC lanzaron hoja de ruta para el desarrollo de capital humano

Por: | Publicado: Lunes 23 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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“Hacia un sistema de formación para el trabajo en Chile: Rol de los sectores productivos”, se llama la publicación elaborada por Fundación Chile por encargo de la Confederación de la Producción y del Comercio, CPC, que realiza un diagnóstico de la formación técnico profesional nacional y una propuesta de hoja de ruta 2017-2022.

El documento revela la necesidad de contar con una agenda sólida para el desarrollo del capital humano en una alianza público-privada, que busca superar las brechas entre lo que se enseña y lo que las industrias requieren, y posicionar al sector privado en el centro de la estrategia en el levantamiento, articulación y difusión de información de mercado y estándares laborales y formativos.


"Hay que replicar lo que hizo la minería en todos los sectores productivos"

El presidente de Fundación Chile, Patricio Meller, tiene claro qué ocurre con la formación técnico profesional (FTP) del país de cara al mercado laboral: le falta "pertinencia, calidad y articulación". En los Liceos Técnico Profesionales (TP), en los Centros de Formación Técnica (CFT) y en los Institutos Profesionales (IP), lo que se enseña no corresponde a lo que requieren los empleos actuales y más aún, los futuros.

También falta cambiar las metodologías de enseñanza, pasar del profesor al frente de la clase por "aprender haciendo"; aplicar pruebas que evalúen los contenidos y la enseñanza; y lograr una articulación entre los liceos TP, CFT, IP y entidades de capacitación, porque falta una visión sistémica. "Se necesita una institucionalidad, como existe en Alemania, donde los estudiantes pueden decidir desde temprano, por ejemplo, ser especialistas en robótica y se preparan para ello", dice.

-¿Qué prácticas internacionales se pueden incorporar?

-En Inglaterra, desde hace 20, años el currículum de la formación técnico-profesional se diseña con la historia de las revoluciones tecnológicas. Y lo segundo, es incorporar la educación STEM- ciencia, tecnología, ingeniería, y matemáticas-, a la formación TP. Hoy agregaron la creatividad, STEAM, y el arte y la literatura son clave para desarrollarla. Están volviendo a leer a los clásicos y los niños deben aprender a tocar instrumentos desde primero básico.

-¿La formación técnico-profesional en Chile está enseñando las habilidades del siglo XXI?

-El pensamiento crítico, la creatividad, el trabajo en equipo y la comunicación oral y escrita son habilidades centrales. El problema es que hubo un error grave en dividir la enseñanza en científico-humanista y técnico-profesional. Los primeros deben saber cómo se aterriza la ciencia y los segundos, tener una formación abstracta y entender los fenómenos que estamos viviendo.

Un buen ejemplo es un curso de mecánica de un CFT en que el trabajo semestral era reparar en grupo un auto chocado, la prueba final era una carrera y el grupo ganador sacaba la nota máxima, esto tiene trabajo en equipo, desarmar la tecnología para entender cómo funciona e introducirle innovación y mejoras.

-¿Y cómo se integran las nuevas tecnologías?

-Es importante cómo aprenden los estudiantes, pero también cómo se actualizan los profesores en las nuevas tecnologías. También hay que educar a toda la sociedad para ver qué implican las distintas revoluciones tecnológicas, la robótica, nanotecnología, la biotecnología molecular, y qué gana la sociedad con ellas. Es lo que se llama la sociedad del aprendizaje.

-¿Y qué propone la hoja de ruta?

-Varias cosas, entre ellas, el modelo de competencias laborales, las que pueden ser transversales o sectoriales, aún está en discusión cuál es el camino, pero creo que hay que incorporar ambas. Respecto de lo transversal, todos los jóvenes deben dominar el mundo de la tecnología de información, hoy el lenguaje es digital y hay que aprenderlo. Lo segundo, conocer la logística de cada sector para hacer eficiente el proceso productivo, y lo tercero, entender contabilidad, conceptos básicos, por ejemplo, el costo. Lo sectorial implica replicar lo que se hizo en minería donde se creó un Consejo de Competencias Laborales Mineras que identificó los requerimientos de fuerza de trabajo de esta industria; luego, definió perfiles para los puestos de trabajo técnicos y profesionales, y con estas definiciones ver quién y qué enseña.

-¿Cómo se supera la brecha entre lo que se enseñaza y se necesita?

-La brecha existe porque nunca han interactuado. Lo primero es aplicar el test del mercado, medir cuánto tiempo les toma a los egresados de los CFT encontrar trabajo y encuestar a los empleadores para ver cuán preparados están. Y en paralelo ver qué pasa con los centros que se han ajustado a las demandas. Lo más eficiente es tomar a la minería como modelo de referencia, teniendo en cuenta que es un sector que está dispuesto a invertir en ello, pues el negocio minero requiere de una sofisticación tecnológica mayor para sacar cobre a mayor profundidad y baja ley. Las certificaciones son clave, pues si un trabajador está certificado se puede mover con mayor libertad.

-¿Cuál debería ser el estándar para estas certificaciones?

-Se necesita establecer un marco de cualificaciones que fije los estándares para los distintos niveles técnicos y especialistas. Una vez que se fije, es requiere crear instituciones certificadoras que califiquen estas competencias. Lo obvio es que existiera un estándar único, pero no veo problemas en que compitan diferentes, esto pasa también con las revoluciones tecnológicas, por cada nueva tecnología, alguien quiere establecer un estándar y que todos los sigan. Finalmente será el mercado el que resolverá el estándar.


"La formación de los jóvenes no es la que requiere el mercado"

Vincular la educación que entregan los Centros de Formación Técnica (CFT) con la demanda de competencias profesionales de los sectores productivos, involucrar a los sistemas de acreditación en este proceso y la estandarización de perfiles son para el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfredo Moreno, las claves para revertir la brecha existente.

El ejecutivo califica el informe como un primer paso para avanzar en la formación de profesionales del futuro. Esto, advierte, articulando toda la educación técnica, la superior y la enseñanza media.

-¿La demanda profesional de las industrias y la formación técnica está alineada?

-El estudio muestra que no hay una articulación entre los sectores productivos y los CFT, tanto de enseñanza media como superior. La formación de jóvenes no es la que requiere el mercado del trabajo, ni en cantidad, ni pertinencia, muchas veces tampoco en calidad. En experiencias internacionales esto ocurre a la inversa, los sectores productivos determinan qué competencias y tipo de profesionales se necesitan, luego, los CFT van creando su oferta.

-¿Cuál debería ser la estrategia para superar esta brecha?

-Es una tarea que en la CPC nos hemos auto impuesto. Este libro es un paso, el próximo es crear un consejo de competencias en un sector transversal, que integre varias actividades económicas. En él se podrá determinar cuáles son las competencias requeridas y participarán los sectores productivos, y los CFT. También es importante que estén los trabajadores y sistemas de acreditación, porque generan la real articulación, siendo un incentivo para la formación técnica en Chile.

-¿Qué tan dispuestos están los CFT de participar en estas instancias y generar cambios?

-En el lanzamiento del informe participó el director de Inacap y trabajamos con Duoc UC y tienen la mejor disposición. Para ellos, esto es un insumo extraordinario de poder alinear las necesidades de las industrias con sus alumnos, para que reciban una formación más pertinente y permita un mejor desarrollo profesional.

-La CPC tiene iniciativas aisladas, ¿cómo planean articularlas?

-Muchas han surgido de manera natural. Lo que se refleja en el informe es resultado del mismo trabajo fragmentado desde la industria y muestra que la articulación con los CFT es baja. Hoy lanzamos un primer piloto que se realizará con financiamiento de JP Morgan, y se enfocará en el área de mantenimiento, que es transversal a varias industrias. El objetivo es definir capacidades, competencias y currículo que una persona requiere para trabajar en el área. Se trabajará con distintos sectores productivos y CFT, y la idea es que esa experiencia sirva para replicarla en otras áreas.

-Algunas industrias ya han trabajado en la creación de perfiles ¿qué pasa con la estandarización?

-Existe un avance importante en competencias para minería, que incluye a sus proveedores y otros sectores, como la construcción. Es algo que también se ha trabajado con los CFT, teniendo buen desempeño e impacto. Ha sido una tarea de cerca de seis años, una experiencia que podemos aprovechar. En este caso la estandarización está promovida por la movilidad laboral, ya que las competencias de un profesional no sólo sirven a una industria.

-¿Qué cambios pueden incorporar los CFT?

-Hay tres puntos para avanzar: la pertinencia, que se enseñe lo que se necesita; calidad, eso se relaciona con sistemas de acreditación que muchas veces responden más a lo académico y no a la labor profesional; y la articulación, las carreras técnicas comienzan en los liceos, y los estudiantes terminan repitiendo las mismas materias en los CFT, en vez de abordar otros contenidos.

-El documento propone una secretaría técnica en la CPC, ¿cómo planean llevar adelante el trabajo sectorial?

-Hay que determinar consejos que agrupen a distintos sectores, porque tienen actividades productivas similares y requieren a técnicos similares. Ese consejo analiza qué profesionales se necesitan, qué tecnologías y conocimientos deben tener, y qué competencias tienen que desarrollar. Esas últimas se darán a conocer a los CFT para que puedan adecuar sus carreras. Si en esto también se involucran a los sistemas de acreditación, los alumnos podrán saber si una institución está cumpliendo con los estándares de competencias que está entregando desde el punto de vista de quienes los van a contratar después.

 

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