Dueños del Sheraton salen en defensa de millonario proyecto inmobiliario cuestionado por vecinos
Críticas apuntan a que no se aborda exhaustivamente el impacto vial y medioambiental que tendrá la obra, que contempla dos edificios de 32 pisos.
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La inmobiliaria Mirador del Cerro, ligada a Jorge Breitling y Oscar Biderman, salió en defensa de su millonario proyecto inmobiliario ubicado en parte del terreno donde se emplaza el tradicional hotel Sheraton Santiago, el que considera dos edificios de 32 pisos.
La obra está en el centro de la polémica: la Junta de Vecinos Pedro de Valdivia Norte, liderada por Cristóbal Barros, está evaluando una serie de acciones para hacer frente al impacto que –a su juicio- tendrá sobre el barrio el proyecto denominado "Edificio San Cristóbal".
La iniciativa –que costará casi US$ 70 millones- contempla 295 viviendas, 372 estacionamientos para residentes y otros 30 para visitas.
La inmobiliaria presentó una consulta de pertinencia para que la autoridad sectorial determine si el proyecto debe ser evaluado ambientalmente. La empresa ya aseguró no requiere ingresar al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
Como parte de la consulta, que es voluntaria, la directora Regional del Servicio de Evaluación Ambiental Región Metropolitana, Andelka Vrsalovic, pidió argumentar porqué el "Edificio San Cristóbal" correspondería a un proyecto independiente al Hotel Sheraton, si se emplazan en un mismo terreno, con un único Rol de Avalúo.
En su respuesta, Jorge Breitling y Oscar Biderman dijeron tener la "convicción" que es una obra nueva. "Si bien el proyecto se encuentra ubicado en un mismo terreno con el hotel Sheraton, no existe ningún otro antecedente que permita concluir que existe en este caso una unidad de proyecto entre el hotel Sheraton y el proyecto", señalaron en su carta de respuesta.
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Citaron un memorándum de la Superintendencia de Medio Ambiente, en el que, dijeron, se entrega una pauta respecto de lo que debe ser considerado como un proyecto único. "Al respecto señala expresamente que hay una unidad de proyecto cuando todas las partes responden a una sola lógica", señalaron los socios, quienes precisaron: "Lo anterior resulta crucial para este análisis, puesto que el titular ha hecho un estudio de todos los antecedentes que rodean al proyecto, sin llegar a la conclusión de que respondieran a una misma lógica".
Dentro de su análisis, los dueños del hotel apuntaron a que ambos proyectos corresponden a tipologías de evaluación ambiental diferentes y que no existen estructuras físicas compartidas entre ambas obras (acceso, instalaciones).
"El titular llegó a la convicción de que presentar el proyecto San Cristóbal como una modificación al hotel Sheraton implicaría extender en extremo los alcances de un único punto de conexión (compartir un mismo terreno), optando por la vía de un proyecto nuevo", afirmaron los socios.
Pese a esto, señalaron que, aún en un escenario en que el Servicio de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana estimare que la ubicación de la iniciativa en un terreno común con el Sheraton determina que la hipótesis correcta era de una modificación de proyecto, tampoco –aseguran- se configuran los supuestos para que éste deba someterse al SEIA.
Para la Fundación Defendamos la Ciudad, liderada por Patricio Herman, en ningún caso se trata de una "obra nueva", toda vez que –insiste- hay una construcción existente en el predio, como lo es el hotel Sheraton.
A su juicio, esto no se trata de un error, sino que tiene el propósito de subestimar los impactos viales y ambientales que implican el proyecto en su conjunto: al presentarlo como obra nueva, y no como una ampliación, habría quedado de manifiesto que se eximía de la evaluación ambiental que le corresponde hacer, sostiene la fundación.