Mientras nadie duda que la gestión del riesgo de crédito es responsabilidad del directorio de los bancos, no existe la misma certeza sobre la gestión del riesgo de liquidez. Es más, para muchos, este tema estaría más ligado al Banco Central (BC).
Y precisamente es en este punto dónde el instituto emisor busca avanzar con la nueva regulación sobre gestión de liquidez bancaria, que estará en consulta hasta el 6 de septiembre próximo.
El consejero del ente rector, Enrique Marshall, explica que esta modificación “apunta fundamentalmente a fortalecer y perfeccionar la normativa referida a la gestión de liquidez de los bancos”.
Entre los principales avances, Marshall destaca la “introducción de conceptos que emanan del Comité de Basilea; el perfeccionamiento del rol del directorio; los nuevos elementos, como las pruebas de tensión, el plan de administración de liquidez, y el plan de contingencia; más y mejor información, tanto para el supervisor como para el mercado; y la exigencia de que los límites normativos se apliquen sobre bases individuales, como era hasta ahora, y también sobre bases consolidadas”.
-La realidad local es distinta a otros mercados ¿Cómo resguardar esto?
-Todo está pensado para que los cambios se apliquen muy gradualmente. Por eso es que la incorporación de las medidas cuantitativas de Basilea III -razones de cobertura de liquidez de corto plazo (LCR) y de financiamiento neto estable de largo plazo (NSFR)- en una primera etapa no son límites normativos (...) Estamos comenzando a medir esto para efecto de seguimiento y de calibración de nuestra realidad. Porque las cosas que se discuten y se plantean a nivel global a veces no tienen una traducción equivalente en el plano local.
Primero veamos cuál es la traducción de esto en nuestro mercado para efecto de calibración y en una siguiente etapa, por eso hablo de gradualidad, vendrá el cómo se incorpora todo esto.
-¿Cómo impactará esta norma en el flujo de caja de las entidades?
-En el corto plazo o en el proceso de adaptación, que además va a ser gradual, puede haber ajustes, que en todo caso debieran ser acotados. En el mediano plazo, el impacto debería ser absolutamente menor y no debería provocar mayores problemas.
-¿Hay algún tipo de banco que deberá hacer mayores esfuerzos?
-No podemos entrar a hacer análisis banco por banco. Para eso hay un proceso de adaptación y se contemplan períodos de ajustes. En esta etapa no tenemos ese diagnóstico, ni pretendemos tenerlo. La normativa que existe no cambiará bruscamente, son más bien cosas de precisión.
-¿Por qué se incorporan las filiales del banco?
-La experiencia internacional y local indica que hay riesgos en las filiales que debieran ser contemplados en la evaluación y la gestión. La crisis global muestra que muchas cosas no estaban en el banco, sino que en vehículos especiales, no siempre bien reconocidos. También las varias crisis que hemos tenido, no muy grandes, en el último tiempo, demuestran que de pronto se originan situaciones en la filiales… Ahora, las filiales de los bancos chilenos en su mayoría no son propiamente filiales bancarias. Por tanto, los riesgos que tenemos, hay que reconocer, son acotados.
-¿Y cuál es la recomendación?
-Hoy día se recomienda que la mirada sea por el conjunto. Es recomendable -esa la sugerencia que emana de estos organismos internacionales- que la mirada siempre sea completa, y no puede quedar nada afuera.
-¿Es un primer paso a regular los conglomerados financieros?
-Esa es una tarea que aún está pendiente. No diría que esto viene a resolver esto.
Lo que hace es adoptar una mirada mucho más integral, más comprensiva. Y en ese sentido sí, creo que es un paso. Pero dejando en claro que la supervisión consolidada es una tarea de mayor envergadura, de mayor alcance, que no está propiamente en el ámbito del BC, y que tendrá que ser aprobada por las autoridades que corresponda.
-¿A qué responde el aumento de las responsabilidades del directorio?
-Es una recomendación que viene del Comité de Basilea, eso vale para el riesgo de liquidez y de crédito.
En el caso del riesgo de liquidez puede ser que haya menos tradición y por tanto puede llamar un poquito más la atención, porque la diferencia es que desde hace ya largo tiempo está bien asumida y bien incorporada la temática del riesgo de crédito en el quehacer de los directorios.
-¿No así el riesgo de liquidez?
-Sí, y por distintas razones. En parte porque tiene una cierta complejidad, no es tan fácil gestionar el riesgo de liquidez. Por otro lado, todavía ronda esta idea de que es un poquito la tarea del BC. La crisis global dijo que eso no es tan claro y que hay un tema a nivel de gestión de las instituciones. Y por eso que se incorpora con fuerza.
-¿Se busca mayor participación del directorio?
-Estamos reforzando la idea de que hay responsabilidad. Entendemos que puede ser una tarea compleja para algunos directores, que requiere un cierto expertise... Y por eso surge este concepto “nivel de tolerancia al riesgo”, que es interesante, porque se hace un paralelo con lo que ocurre con riesgo de crédito, pero para la liquidez.
Si se pidiera que el directorio defina un nivel de tolerancia para el riesgo de crédito no habría ningún problema porque todo el mundo entiende de qué se trata, pero aquí surgen un poco más de dudas...
-¿Qué deberán establecer los directores?
-Lo más general, definir directrices, cerciorase de que los planes existen, hacer el seguimiento, exigir que la administración efectúe el control que corresponde. En fin, el rol propio de un directorio, que no tiene a su cargo la gestión propiamente tal pero si tiene la responsabilidad de que existan definiciones, políticas y que debe pedirle cuentas a la administración.
-CorpBanca superó su situación de liquidez ¿Su reacción funcionó como un plan de contingencia?
-Hubo una reacción de parte del banco, de manera tal que muchas de las cosas que hizo quizás podrían haber estado en un plan de contingencia, o serían elementos propios de éste: se pueden vender tales activos; si perdemos tal cantidad de depósitos tenemos la posibilidad de vender tal cantidad de cartera; las operaciones que podemos hacer con el BC son éstas. Ese es el tipo de cosas que deberían incorporarse, también el acceso a ciertas líneas internacionales que se pueden gatillar, en fin, las acciones que se pueden tomar enfrentando una situación de ese tipo.
Pero queremos que exista este plan...
-Que no sea sobre la marcha.
-Claro, porque ahí se pierde tiempo, se discute “qué podemos hacer, esto tiene tales efectos, entonces posterguemos esto, conversemos primero con el BC”, y comienza un proceso que, cuando uno está enfrentando esta situación… la rapidez, en alguna medida repercute en la eficacia y el éxito de la implementación de ese plan.
-¿Qué efecto tendrá la norma en la oferta y demanda de activos líquidos?
-Puede haber un efecto, tenemos que evaluarlo. Una de las cosas que queremos durante esta etapa, especialmente a través de estas mediciones de Basilea, es calibrar el efecto que podría tener sobre la demanda de estos títulos.
La oferta está determinada por las necesidades del balance del BC, de financiamiento del gobierno, que son un poquito ajenas a esto.
Lo que pasa es que en algunos mercados esas necesidades de financiamiento del soberano del BC son tan grandes que la oferta no es un tema. En el caso nuestro, sí, porque la oferta es menor y porque además tenemos a algunos inversionistas institucionales que requieren instrumentos en UF. Entonces, hay cierta escasez en nuestro mercado, cuestión que ha sido analizada y discutida muchas veces. Eso tenemos que calibrarlo. Sabemos que hay ciertas limitaciones, que vienen por el lado de la oferta, es un tema que hay que monitorear y estamos conscientes de ello.
-¿Eso podría tener impacto en la tasa de depósito ofrecida?
-Toda regulación tiene costos, pero también tienen beneficios. Y por tanto, uno ve que puede tener efecto sobre el nivel de las tasas o los spread, pero al mediano y largo plazo esto se compensa.
Más aún, ya rondaba entre banqueros, analistas locales e internacionales una cierta preocupación porque Chile no avanzaba. Entonces, por primera vez la regulación incorpora elementos de Basilea III y eso es una señal fuerte, de que el país no se va a quedar atrás, y despeja dudas en torno al compromiso de las autoridades de avanzar en esa línea.
En este caso, uno puede decir… hay algunos costos, han aparecido comentarios en ese sentido. Pero a veces se olvida que existen beneficios. Un sistema bien regulado, bien fiscalizado y bien gestionado tiene posibilidades de acceder a financiamiento más barato. Si los bancos no tuviesen regulación se financiarían a tasas mucho más altas, porque el público no tendría el mismo grado de confianza.