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Roberto Angelini y la crisis de confianza: Estoy convencido de que Chile puede recuperar su vitalidad

Reconoce que la actividad empresarial no es valorada porque al sector privado le faltó dialogar más con la sociedad, lo que en parte explica el momento actual.

Por: Jéssica Esturillo O. | Publicado: Lunes 14 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Roberto Angelini no le teme al contrasentido a la hora de analizar los motivos y el impacto de la crisis de confianza que sufre el país y al plantear las fórmulas de salida que vislumbra.

En el marco de la campaña "Diaristas" que este grupo editorial lanzó para abordar esta coyuntura con una mirada constructiva, y a pocos meses de cumplir una década a la cabeza de Empresas Copec, advierte sobre la complejidad del proceso de ajuste de las relaciones económicas, políticas y sociales que se están dando producto de la presión de una sociedad que tiene demandas nuevas y más exigentes, las que dice son justas y derivan del desarrollo económico alcanzado por el país.

Al mismo tiempo, y ahí es donde habla del contrasentido, plantea este asunto desde una perspectiva positiva, porque refleja una sociedad vibrante y activa, que busca contribuir con sus puntos de vista, en un proceso donde todos los estamentos de la vida civil deben participar y donde la experiencia y la visión del sector empresarial pueden ser muy relevantes para encontrar soluciones a los problemas sociales.

En esta entrevista, el líder de uno de los conglomerados más importantes del país, que por motivos de agenda respondió algunas preguntas por escrito, manifiesta que mira el vaso medio lleno, aunque advierte que hay temas institucionales y cambios de políticas que restan competitividad porque interfieren con el desarrollo de proyectos.

Angelini repasa las últimas inversiones del grupo, que no ha estado exento de cuestionamientos a raíz de la investigación a su coligada Corpesca. Estos pasos van en la dirección de convertirse en una multinacional con sello chileno.

-¿Cómo describiría la situación actual del país, en términos económicos, políticos y sociales?

-En primer lugar, quisiera felicitar al Diario Financiero por su aniversario, reconociéndoles su enorme aporte al periodismo económico, que hace siempre de una forma muy seria, muy profesional.

En relación a su consulta, pienso que el país está en un proceso de ajuste en sus relaciones económicas, políticas y sociales. Es un proceso difícil, por supuesto, pero prefiero asumirlo como la oportunidad para ser un mejor país. Claro está, siempre que sepamos hacer bien las cosas.

Este proceso de ajuste es reflejo de que Chile ha logrado mayores niveles de desarrollo, como resultado de un sistema económico y democrático que ha probado ser exitoso, observado y aplaudido por el mundo. Nuestros logros como país han producido beneficios para distintos sectores de la sociedad y creo, por lo mismo, que se han generado nuevas y más complejas exigencias. Demandas de mayor inclusión económica y social, demandas de más transparencia y control de los poderes, demandas por una mejor calidad de vida, en fin.

Eso no es malo, porque estamos cosechando los nuevos desafíos de un país que crece en este siglo. Lo que sí es malo, es que frente a estos desafíos la respuesta sea desconocer lo que hemos alcanzado como nación y partir todo de nuevo. Creo que necesitamos mayores dosis de optimismo; mirar este momento como una oportunidad en nuestra historia para revitalizar las instituciones económicas y políticas y seguir avanzando.

-¿Comparte la sensación de que vivimos una crisis de confianza?

-Más que una sensación, es un hecho, muchos estudios la han demostrado y no es algo que ocurra sólo en Chile. Las personas han perdido confianza en las instituciones, tanto públicas como privadas. Incluso más, están dañadas las confianzas en el plano interpersonal. Porque si no confiamos en nuestros pares, no confiamos en nuestros trabajadores, en nuestros empresarios, se deprimen las relaciones económicas. Este es un fenómeno que se ha venido agudizando y es, por cierto, una situación de la cual todos los actores debemos hacernos cargo. Es bastante probable que esta crisis de confianza haya influido en alguna medida en la disminución de la inversión, del ritmo de crecimiento, de la generación de nuevos empleos.

-¿Qué factores influyeron?

-En mi opinión, hay factores estructurales relacionados con el haber alcanzado un nivel de desarrollo con una consiguiente y justa expansión, tanto de las expectativas como de las demandas, hacia el sistema económico y político. Pero también hay factores de contexto inmediato, como la desaceleración económica y casos aislados, pero emblemáticos, de faltas a la probidad y la transparencia. Y estoy hablando de un contexto que va más allá del mundo económico-empresarial.

Impacto de las reformas


-¿Cuál ha sido la responsabilidad del empresariado en este descontento social?

-No sé si tiene relevancia tratar de aislar un factor, el empresarial, dentro de un cuadro complejo. ¿Tardamos más de la cuenta en descifrar los cambios que han venido ocurriendo? Tal vez. Es posible que como sector privado no hayamos tenido el diálogo suficiente con la sociedad para que la actividad empresarial fuera valorada en su justa medida, como factor fundamental para el desarrollo del país. Si es que la legitimidad del sector privado chileno hubiera estado en los estándares que se merece, quizá el actual momento de desconfianza por el que atravesamos habría sido menos agudo. La base de esta legitimidad es hacer bien las cosas, esto es, proporcionar lo que las personas necesitan, y al menor costo posible, y también ser un motor de la generación de oportunidades, bienestar y calidad de vida.

No entendemos nuestro rol solo como el de actores relevantes en la industria de los combustibles o la forestal, al mismo tiempo somos generadores de movilidad y de desarrollo para las personas, comprometidos por tantos años con la educación, la innovación, los temas ambientales y de comunidad, y ahora en valor compartido.

Por otra parte, es bueno considerar que las empresas chilenas han demostrado en las últimas décadas una gran capacidad de evolucionar, de asumir las transformaciones del país y del mundo. Pero, más allá de esas discusiones, lo fundamental es que todos quienes hacemos empresa en Chile, pequeños, medianos y grandes, tenemos el deber de aportar a la recuperación y fortalecimiento de las confianzas. Necesitamos levantar la vista y mirar el largo plazo, algo que es parte de nuestra cultura de negocios, pero que también es necesario aplicar al país.

-¿Qué rol juegan la baja en el crecimiento económico y las reformas que ha impulsado el gobierno?

-La baja en el crecimiento económico, por cierto que es un factor, pero es importante notar que la contracción de la economía lleva ya un tiempo y obedece también a factores externos, como la caída en el precio de las materias primas o la inestabilidad en distintas zonas del mundo. Lo cierto es que el aumento de las expectativas y de las demandas sociales, en un contexto de bajo crecimiento, se transforma en una "tormenta perfecta".

Sobre las reformas, puedo entender que son procesos necesarios, con objetivos muchas veces compartidos por todos. Pero si se desarrollan simultáneamente, en ámbitos tan sensibles para la economía, sin todos los respaldos técnicos y sin que se sustenten en los necesarios consensos, evidentemente el resultado no puede ser bueno. En particular, para la economía porque surgen los efectos de la incertidumbre que afectan el consumo y la inversión.

Creo que hemos aprendido que los procesos de reforma requieren realismo y mucha rigurosidad en el diseño. Además, se deben basar en acuerdos amplios, no solo políticos sino que también sociales. He visto siempre una voluntad general de identificar aspectos que se pueden mejorar en nuestro sistema. Por ello, creo que hay espacio para consensos.

-¿Hay otros factores que estén pesando también en este ambiente?

-Puede ser un contrasentido, pero creo la crisis de confianza también se puede mirar con cierta perspectiva positiva. Estamos viendo a una sociedad activa y vibrante, que tiene objetivos, propósitos, deseos de participar de diversas formas y contribuir con sus puntos de vista... una sociedad vibrante es preferible a una sociedad aletargada. Pero es una fuerza, que tiene que ser canalizada, enfocada a los grandes temas que afectan la vida de las personas, a los propósitos que nos unen.

Inclusión del empresariado


-¿Qué papel deben jugar los distintos estamentos de la sociedad para revertir el desánimo: el gobierno, el mundo político, la sociedad civil y el empresariado?

-Es importante que todos actuemos con altura de miras, con una mirada de futuro, siendo capaces de construir una visión común. Creo que situar a Chile como un país desarrollado debiera ser una meta compartida. Porque, ¿de qué otro modo podemos responder a las demandas sociales? Chile necesita crecimiento; sin crecimiento las legítimas demandas de la sociedad quedan sin respuesta, se acumulan, se convierten en conflictos, cuando deberían ser una fuerza que nos empuje a avanzar.

Hace falta que tengamos una mirada de país que nos aglutine, que nos convoque y por la cual todos trabajemos. Me imagino esta idea de país común como lo fue en su momento la construcción de la República en el siglo XIX; la industrialización de Chile -cuna de Copec, sin ir más lejos- en la primera mitad del siglo XX; la apertura de Chile a los mercados mundiales y la consolidación de la democracia en los 90; en fin, grandes ideas que nos unieron.

En todos estos períodos los conflictos siguieron existiendo, pero había una convicción común, o al menos mayoritaria, acerca de los grandes temas que el país debía abordar para enfrentar los desafíos históricos. Siento que estamos convocados a ese esfuerzo desde nuestro rol en las empresas.

-Conflictos de largo aliento y sin solución, como el mapuche, y escenarios nuevos como la inmigración, abren nuevos desafíos, ¿cuál podría ser la contribución de los empresarios en estos y otros asuntos?

-Creo que la mirada y la experiencia del sector empresarial son muy relevantes para encontrar soluciones a los problemas sociales. En este sentido, el sector privado debe estar en la mesa como un actor que tiene una visión de largo plazo, que con sus actividades diarias contribuye en la creación de valor económico y social, tanto para sí como para la sociedad y sus comunidades.

Nosotros mismos contamos con actividades a lo largo de todo el país, lo que nos permite conocer la problemática desde adentro. Por ello, creo que es posible avanzar y sentar las bases para resolver los problemas y desafíos más urgentes que enfrentamos. En el tema de la inmigración, las empresas estamos siempre buscando talento, y lo conocemos mucho gracias a los procesos de internacionalización. Entonces claro que las empresas podemos contribuir a estos debates.

-Los privados necesitan adaptarse a una sociedad que exige más transparencia, que está más empoderada y donde las redes sociales ocupan un lugar. ¿Cómo lo están haciendo?

-Como Empresas Copec estamos trabajando hace ya bastante tiempo en el fortalecimiento de los gobiernos corporativos, introduciendo las mejores prácticas y altos estándares en transparencia y rendición de cuentas. Esto es fundamental para responder a los requerimientos de una sociedad más empoderada y exigente. Lo importante siempre es hacer bien las cosas, más que preocuparse del impacto de las nuevas formas de comunicarse o expresarse. En todo caso, se registran avances enormes en ámbitos como la protección y preservación de los sistemas ambientales, cuestión clave para un grupo como el nuestro que trabaja con los recursos naturales.

La responsabilidad social le está abriendo paso a iniciativas de valor compartido con las comunidades donde estamos insertos. Creo que estamos aprendiendo de los nuevos fenómenos y nuestras empresas conectan cada vez más con las demandas y anhelos de la ciudadanía, en muy diversos planos, desde el ambiental hasta la generación de valor social, incluyendo el modo como se hace empresa. El desafío es no ser reactivo, sino proactivo. Ir por delante de las demandas.

-¿Hay experiencias o modelos que han conocido en el extranjero que podrían ayudar a remontar el momento actual del país?

-Creo que siempre estamos aprendiendo de otros países, ya que las políticas públicas, la gobernanza de las empresas, las mejores prácticas, etc, están siempre recibiendo la influencia de lo que funciona en el exterior.
Eso está muy bien. Pero acá lo que falta es un cambio de actitud. Falta ser más positivos, valorar lo que tenemos, lo que hemos construido entre todos. Nos haría muy bien que sean noticias las cosas buenas que pasan día a día. Detenernos también a ver lo que debemos mejorar, priorizar los desafíos, e introducir una mirada siempre técnica. Estoy convencido que Chile puede recuperar su vitalidad. Tarea de todos.

Pérdida de competitividad


-Este descontento general, ¿ha impactado de alguna manera el desempeño de los negocios en el país?

-La confianza puede afectar el consumo y la inversión. En Chile se está invirtiendo menos, es una realidad, pero creemos que estamos a tiempo para reaccionar y retomar la senda del desarrollo, estimulando otra vez el crecimiento económico.

Nosotros somos genéticamente optimistas. Creemos en la capacidad y la madurez que tiene el país, su gente y sus instituciones, para generar las condiciones necesarias para que el desempeño de los negocios en Chile siga siendo motivo de orgullo para nosotros y ejemplo para la región y el mundo.

-¿Significa en el caso de los empresarios, y de ustedes en particular, invertir menos en Chile porque aquí hay más incertidumbre?

-Definitivamente no. Como Empresas Copec mantenemos siempre vigente nuestra confianza en Chile, e incluso más, nos sentimos profundamente involucrados en enfrentar el momento económico actual y contribuir a mejorar el clima de los negocios en el país.

Respecto de inversiones o nuevos negocios, siempre estamos atentos a las oportunidades que puedan presentarse en los distintos mercados, por eso realizamos constante monitoreo y revisión de escenarios, tanto locales como regionales.

Chile es una potencia minera, pero no basta. Chile puede también ser una potencia forestal, pesquera, un centro relevante de innovación y tecnología, como lo demuestra el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini. Tenemos mucho por hacer. Le insisto, nuestras decisiones de inversión no se toman en un análisis de corto plazo.

Además, nuestro compromiso local con la inversión queda expresado en dos enormes proyectos que han sido aprobados en el sistema ambiental, como la Ampliación y Modernización de la Planta Arauco (MAPA) y la transformación de la Planta Valdivia para producir pulpa textil, pero que están paralizados judicialmente. Es lamentable que, en este contexto, inversiones superiores a los US$ 2.500 millones, que traerán eficiencias, mejoras ambientales, innovación, ingeniería chilena, productos de mayor valor agregado, no puedan estar concretándose. Y los proyectos tienen sus tiempos; los capitales traspasan fronteras, de modo que nadie pueda estar seguro que estas iniciativas que hoy nos están obstaculizando algunos grupos, no signifiquen su reemplazo por otros proyectos que avanzan en su desarrollo afuera del país.

-¿Y eso cómo puede evitarse?

-El país debe revisar la forma como se aprueban los proyectos, los tiempos y la certeza para desarrollarlos.
Siempre nos sorprende cuando altas autoridades políticas y económicas hacen un llamado a los empresarios para que inviertan, pero servicios dependientes no tienen el mismo nivel de urgencia, y las aprobaciones se dilatan innecesariamente. No estoy pidiendo rebajar las exigencias, sino un espíritu de colaboración público-privada. Chile no puede perder competitividad, y esto lo está afectando. Si le contara cómo incentivaron y acogieron las autoridades y la comunidad de Michigan a Arauco para que desarrolle su futura planta de paneles en Grayling. Cuán corto, pero riguroso, fue el proceso de aprobación de la autoridad. Le doy un dato. Este proyecto en Grayling se empezó a concebir después de ser aprobadas ambientalmente, y en forma unánime, las Resoluciones de Calificación Ambiental de los Proyectos MAPA y Pulpa Textil.

No puede ser que ya estemos construyendo en Estados Unidos y aquí en Chile sigamos con estas dos iniciativas judicializadas. Una buena idea en nuestro país puede tomar 7 a 10 años en verse concretada como proyecto. En ese plazo el mundo cambia, y eso es perder competitividad.

"Es un error tratar de contraponer internacionalización con desarrollo local"

-¿Beneficia al país el sello de multinacional que conglomerados locales, como Empresas Copec, están poniendo a sus actividades?

-Sí, por supuesto que sí. Por lo demás, es el resultado exitoso de la apertura de nuestra economía al mundo. Las empresas chilenas, el trabajo de los chilenos, se ha demostrado que puede competir en los mercados más exigentes. Hoy, más de un tercio de nuestra fuerza laboral trabaja en el extranjero. Esto tiene implicancias de integración que, sin duda, son un beneficio para el país y oportunidades para sus trabajadores, a la vez que nutren nuestro quehacer y el de nuestras filiales con nuevas e innovadoras formas de operar.

Es un error tratar de contraponer internacionalización con desarrollo local. Estamos construyendo empresas con sello internacional, pero empresas chilenas.

-¿Cuál es la característica de este proceso de transformar a Empresas Copec de una empresa con presencia internacional a una multinacional?

-La diferencia entre tener presencia internacional y ser un conglomerado multinacional radica básicamente entre estar presentes con nuestros productos en diferentes países del mundo, que lo expresamos señalando "desde Chile al mundo", y el habernos convertido en actores productivos en otros mercados. Llevar nuestro know-how a otros países. Desarrollar plataformas productivas y comerciales en otras latitudes. Hoy, las filiales de Empresas Copec están presentes, en forma productiva, en casi todos los continentes.

-¿Se está quedando atrás Chile en el concierto regional por este ambiente de desconfianza?

-No creo que Chile se esté quedando atrás en el desarrollo económico regional, pero es cierto que hay temas institucionales y cambios de políticas que pueden restarnos competitividad.

Hoy en la región hay más países aprovechando sus recursos y fortalezas, como por ejemplo Perú y Colombia, pero esto es sin duda positivo y representa una oportunidad para el propio desarrollo de Chile, toda vez que los mercados están cada vez más integrados.

Respecto de la confianza, debemos trabajar por recuperarla, para que Chile siga siendo un país atractivo para invertir. Pero insisto con lo siguiente: Empresas Copec tiene una mirada de largo plazo y de futuro. Confiamos en que este momento se convertirá en una oportunidad para dar un salto hacia ese Chile desarrollado que todos soñamos. Una oportunidad para salir fortalecidos, para mejorar prácticas, volver a enfatizar el crecimiento como eje, los consensos como práctica y la inclusión de toda la sociedad en el sistema. Un país mejor para todos.

-A partir de las incursiones internacionales recientes, ¿es posible pensar que en el corto plazo más del 50% de las ventas del grupo se originen en afiliadas extranjeras, si al cierre de 2015 ese nivel era del 40%?

-La tarea es seguir creciendo afuera en aquellos sectores donde hemos podido desarrollar un expertise acá. Y en esto no hay metas de porcentajes de ventas, sino de rentabilidades y aportes sostenibles en el largo plazo.

Buscamos seguir creciendo en nuestros sectores core, sin renunciar a Chile, sino creciendo como empresa chilena. Lo claro es que resulta cada vez más fácil dar pasos cuando ya hay una trayectoria. Piense que este proceso de internacionalización partió a mediados de los noventa. Un paso tras otro. Sin vuelta atrás. Desde la compra de Alto Paraná en Argentina, a la reciente adquisición de la cadena Mapco en Estados Unidos.

-¿Está dentro de las posibilidades futuras del grupo extender a Asia (donde tienen oficinas comerciales) este modelo de plataformas operativas y productivas?

-Empresas Copec está siempre analizando oportunidades en los mercados nacionales e internacionales para la creación de valor en sus industrias, para los accionistas y para los consumidores. Sin embargo, respecto al continente asiático, hoy no hay nada concreto.

-¿Qué está haciendo el país para mantener el liderazgo ante transformaciones e innovaciones productivas, considerando que la competencia a nivel mundial es creciente?

-Vemos que la clave para mantener el liderazgo es poner foco en la productividad y la innovación. Son estos factores los que permiten generar propuestas de valor ante la competencia mundial.
Nuestra experiencia acumulada en los principales mercados internacionales nos permitió internalizar esto hace ya un tiempo. Sabemos que no podemos dejar de innovar, e incorporamos este principio en todas nuestras actividades y procesos, de manera tal que la innovación forma parte del ADN de nuestro modo de hacer empresa.

Este un tema transversal a nuestras empresas. Cómo no destacar el tremendo trabajo que hace Bioforest en productividad forestal, o nuestras pesqueras que están ingresando al mundo nutracéutico, o las compañías de combustibles que hacen innovaciones en servicios que las ubican como número uno en sus respectivas industrias. Más aun, como es un tema país, hemos destinado enormes recursos y gestión a instancias de innovación como la Fundación Copec UC.

Aquí sí que tenemos consenso, no podemos seguir retrocediendo al no pensar dónde están los futuros desarrollos productivos del país.

-A nivel local, ¿han evaluado la posibilidad de desprenderse de su participación en Metrogas?

-Nosotros siempre nos definimos como una compañía que tiene dos grandes áreas de actividad: los recursos naturales y la energía. Y en este último caso, en el más amplio sentido de la palabra.

Decimos que tenemos clientes, que las decisiones se toman pensando en cómo acompañar e incluso anticipar lo que nuestros clientes van necesitando en materia energética, y así vamos generando y siempre evolucionando una oferta de valor: la mejor alternativa de suministro para distintas realidades y momentos.
Así nace, a mediados de los '30, nuestra compañía. Se decía "por qué chilenos no pueden hacer lo que extranjeros hacen en Chile"... y hoy tenemos un liderazgo claro en los combustibles. Se creó hace sesenta años Abastible, para darle un espacio en la matriz energética a ese combustible. En los noventa trajimos el gas natural a Chile, creando, con varios socios, Metrogas.

Qué energía tendremos en el futuro, no lo sé, pero sí puedo dar fe que estamos siempre buscando la alternativa más conveniente, compitiendo, respetando las leyes, innovando, diferenciándonos por servicio, viviendo por el consumidor. El compromiso de nuestras compañías no es con productos, es con sus clientes.

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