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Una percepción de un Chile peor, difícil relación ciudadanía-elite y añoranza por cambios graduales: las claves del informe del PNUD 2024

La representante residente del organismo en el país, Georgiana Braga-Orillard, explicó que si bien el país alcanzó un desarrollo humano alto, también está experimentando profundas dificultades para cambiar.

Por: Amanda Santillán | Publicado: Miércoles 14 de agosto de 2024 a las 16:16 hrs.
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Georgiana Braga-Orillard, representante residente de PNUD Chile,
Georgiana Braga-Orillard, representante residente de PNUD Chile,

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Después de casi 10 años, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile publicó una nueva edición del Informe sobre Desarrollo Humano en Chile. El primero después del estallido social y la pandemia –el último data de 2015-, apunta a los desafíos que tiene el país para llevar a cabo los cambios necesarios, a pesar de las demandas de la sociedad y el respaldo de los expertos.

En su presentación, en la que asistió el Presidente de la República, Gabriel Boric, entre otras autoridades, la representante residente de PNUD Chile, Georgiana Braga-Orillard, explicó que si bien el país alcanzó un desarrollo humano alto, también está experimentando profundas dificultades para cambiar.

“La paradoja es que, al mismo tiempo, Chile está experimentando profundas dificultades para cambiar, por ejemplo, los sucesivos intentos por reformar el sistema de pensiones para resolver los problemas del área de salud o hacer los cambios constitucionales. Como consecuencia, las personas consideran que los cambios prometidos no se han concretado”, dijo.

De hecho, de acuerdo al informe, el 59% de los encuestados considera que en los últimos años el país ha empeorado, un alza respecto a hace una década, cuando en 2013 el porcentaje era del 21%. Al mismo tiempo, un 27% indica que se ha mantenido igual y un 11% asegura que ha mejorado.

También se señala que las personas atribuyen esta percepción de estancamiento y deterioro a los liderazgos políticos y al gran empresariado. Incluso, se llega a “villanizar” a estos grupos, culpándolos de priorizar sus intereses electorales y económicos en desmedro del bienestar de la población.

De hecho, el 67% responsabiliza del estancamiento y del deterioro del país a los liderazgos políticos, tanto a los de oposición como al gobierno.

No obstante, también hay diferencias entre las elites y la ciudadanía. Casi la mitad de las elites considera que la ciudadanía es individualista o que le falta interés por lo común, mientras que las elites económicas “son sistemáticamente más críticas, pesimistas, punitivas y menos inclusivas que otros tipos de elites”.

Tejido social

Entre las razones para no llegar a cambios sociales, el informe identifica impotencia desde las personas y sus capacidades sociales para lograrlos. El 63% considera que tiene poca o nada posibilidad para cambiar la situación del país y 25% lo asegura respecto a su situación personal.

Sin embargo, 58% se mostró en desacuerdo con que las personas no tienen nada que decir sobre el rumbo que debiera tomar el país.

La crisis de representación también fue un punto abordado: con el 57% que indica que en Chile no tenemos liderazgos para conducir los cambios que el país requiere. Además de cuestionar las vías de acción disponibles para decidir, la mayoría siente que el voto carece de valor práctico y que las protestas callejeras no son tan efectivas.

Además, el informe da cuenta del deterioro del tejido social. La confianza interpersonal en Chile es del 15% y el 22% participa en organizaciones, ambas mediciones alcanzaron un mínimo histórico.

En tanto, el 68% de las personas declara estar poco o nada dispuesta a involucrarse en actividades que impliquen organizarse para lograr un objetivo común, si eso implica sacrificar una parte de su tiempo libre.

Otra dinámica medida por el estudio es el mayor pesimismo por el futuro colectivo. En comparación al mismo sondeo de 2013, hay una baja importante en las perspectivas positivas acerca de la situación del país: quienes creen que mejorará pasaron de un 43% a 27%; quienes piensan que seguirá igual, de un 41% a 34%; y que empeorará, de 10% a 29%.

Las oportunidades

A pesar de la percepción negativa de la ciudadanía, el informe muestra que existen oportunidades que se pueden aprovechar para la conducción a cambios sociales.

Principalmente, el PNUD apunta a que se debe considerar que el 88% de las personas desea cambios y 67% quiere que sean de otro modo, ni como son ahora ni como eran antes. Mientras que dos tercios cree que la resolución de problemas típicos de la vida social es una tarea de gran dificultad.

Al mismo tiempo, el 57% prefiere que las cosas en el país cambien gradualmente y 70% está bastante o muy dispuesto a apoyar un liderazgo cuyas promesas tarden en hacerse realidad, si es capaz de ir en la dirección correcta.

Siguiendo con la línea de lo que se espera de la representación: el 75% está dispuesto a apoyar a un liderazgo que cambie de opinión o cambie su programa, si es capaz de proponer una solución a un problema de interés común.

En paralelo, un 70% apoya a que las promesas tarden en hacerse realidad, con tal de que sean capaces de ir en la dirección correcta y 60% apoya que sean capaces de llegar acuerdo, aun si estos no reflejan exactamente sus ideas y valores.

 

 

 

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