Acusación contra Giorgio Jackson: claves de una revancha fallida

La Moneda respira aliviada, por ahora

Era el mayor problema político inmediato que enfrentaba La Moneda: la acusación constitucional contra el ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, el partner político del presidente Gabriel Boric. El comité político, sobre todo la ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte, junto al propio ministro, se abocaron en la última semana a intentar desactivar la acusación presentada por Republicanos y que amenazaba no solo con destituir a uno de los fundadores del Frente Amplio, sino inhabilitarlo políticamente por cinco años. A los 35 que tiene el secretario de Estado, un lustro sonaba una eternidad. Pero de haber prosperado, existía un asunto de fondo: un gobierno, sobre todo uno debilitado, no se recupera fácilmente de la destitución de un ministro. Luego del plebiscito del 4 de septiembre y del caso de los indultos, una salida de Jackson habría dejado al Ejecutivo francamente tambaleante.

“El asesinato del policía en La Cisterna remece a la sociedad chilena y lo ocurrido en el Parlamento aparece como una distracción innecesaria, sobre todo porque se trataba de una acusación sin mayor fuerza”.

Congreso fragmentado

Es una de las principales quejas del mundo político y del sector que esté en el gobierno: con un Parlamento fragmentado resulta un problema cuadrar los sufragios en el hemiciclo, como se mostró en la elección del fiscal nacional. En esta ocasión, sin embargo, la fragmentación le vino bien al Ejecutivo y mal a Republicanos, que impulsaba la acusación contra Jackson por la renuncia de una exseremi de su cartera que lo acusó de presionar para aprobar proyectos y la anulación de una licitación de Mejor Niñez, un programa destinado a menores vulnerados.

Este jueves en la Cámara de Diputados hubo 76 votos en contra de la acusación, 68 a favor y seis abstenciones. Entre los que se abstuvieron y que resultaron clave para el resultado hubo cuatro de la oposición: Eduardo Durán (RN), Ximena Ossandón (RN), Joaquín Lavín (UDI) y Francisco Pulgar (ex PDG). Extrañamente, se abstuvo una oficialista, Camila Musante (independiente-comité Comunista).

Luego de casi seis horas de sesión, votaron en contra toda la bancada de la DC y alguno de oposición como Miguel Ángel Calisto (independiente-ex DC), Felipe Camaño (independiente-DC) y Joanna Pérez (independiente-ex DC) y Erika Olivera (independiente-comité PDG).

Un ministro desaprobado

Luego de salir del comité político tras el plebiscito y quedar en Desarrollo Social, la imagen del ministro Jackson no ha mejorado. De acuerdo a la última encuesta CEP, el expresidente de la FEUC y exdiputado de Revolución Democrática se ha instalado como la figura política con mayor rechazo (57%), junto al presidente del PC, Guillermo Teillier. El mismo sondeo destacó dos bajas significativas: las del presidente Boric -que disminuyó nueve puntos, de un 32% a un 23%- y la de Jackson, que pasó de un 24% a un 16%, bajando ocho puntos desde abril-mayo de 2022. Es decir, el ingeniero no solo tiene problemas con parte del Congreso que finalmente lo salvó pese a las tirantes relaciones, sino que tampoco vive buenos tiempos con la ciudadanía. Pero, aunque en política los escenarios no son nada móviles y un mes en ocasiones resulta una eternidad, Jackson, desde la lejanía de Desarrollo Social, no empuja al gobierno, sino todo lo contrario: es el gobierno el que sostiene al ministro. Considerando su cercanía política con el presidente, sería iluso pensar que parte de la oposición, sobre todo la dura, deje de tener su gestión en la mira. Cabe preguntarse si el propio Jackson está cómodo en el lugar que ocupa en el gobierno.

Un cambio de tono: “Hoy nos dan una lección”

Jackson ha acumulado detractores y no solo en la oposición sino, sobre todo, en parte del Socialismo Democrático. Esta situación se remonta desde sus dos períodos como diputado y de estos 10 meses en el gobierno, donde ha cometido errores políticos gruesos –“con la Constitución actual, muchas de nuestras reformas no se podrían llevar adelante”, aseguró a comienzos de junio–, y frases que no se le perdonan: “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político, como la centro izquierda y la izquierda. Yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismo y con más franqueza”, dijo en agosto.

A Jackson le pesan las 11 de 14 acusaciones constitucionales que apoyó como diputado opositor, sobre todo la de noviembre de 2021 contra el entonces presidente Sebastián Piñera, donde transmitió su viaje a Valparaíso en vivo por sus redes sociales. Este jueves, sin embargo, se observó un aparente cambio de tono con respecto al pasado. Agradeció sobre todo a los parlamentarios de oposición que “dieron el paso y cruzaron una frontera que es difícil de cruzar y que hoy nos dan una lección”. “En la sala se esgrimieron argumentos de corte político que, más allá de ciertos epítetos, recojo con humildad y para considerar algunas de las críticas que puedan servir para mejorar nuestra gestión”, agregó, en un intento de enmendar el escenario.

El estado de la política

En momentos en que la ciudadanía reclama a sus autoridades medidas eficaces para el control de la delincuencia y suceden procesos de primordial importancia, como el nuevo intento constituyente, la acusación constitucional contra Jackson aparece como un nuevo episodio que marca la distancia entre los representantes y los electores. El asesinato del policía en La Cisterna remece a la sociedad chilena y lo ocurrido en el Parlamento aparece como una distracción innecesaria, sobre todo porque se trataba de una acusación sin mayor fuerza cuyos principales motivos estaban en la simpatía del ministro y la revancha, una vuelta de mano por el comportamiento que tuvo junto a su sector político siendo oposición. Finalmente, Republicanos ha terminado por darle un cierto alivio al gobierno en un momento de mucha debilidad.