El economista Tomás Rau está ad portas de dejar su cargo como director del Instituto de Economía de la Universidad Católica (UC).
Lo espera un “año sabático” académico, que incluirá investigaciones en la Universidad de Columbia y en Maryland junto a su par Sergio Urzúa.
Y este paso lo da -luego de haber asumido en octubre de 2020 por Zoom- con el Instituto como número uno en Latinoamérica en el Ranking QS, y 86 en el mundo. “Nos costó meternos en el top 100, pero ya nos metimos de frentón”, confesó.
“(El Instituto) está en un muy buen momento histórico y, además, queda en muy buenas manos”, dice refiriéndose a Claudia Martínez, la economista que asumirá la dirección en mayo.
“Tenemos el mercado laboral con problemas y se vienen más problemas. El encarecimiento de la mano de obra en el mercado laboral obviamente no favorece a la contratación de empleo formal”.
Sobre los desafíos para la nueva administración, Rau menciona el tema del compromiso público. “Este va a ser un año súper especial, porque hay elecciones; y, entonces, debiese haber harto movimiento en lo que es participación en debates, sobre todo en propuestas de qué hacer para que Chile salga de este letargo que ya se alarga por más de 10 años”.
Una década donde cree que “el desempeño económico de Chile ha sido mediocre”.
Y aunque valora que el Producto Interno Bruto (PIB) en 2024 -de 2,6%- fuera algo mejor, afirma que “es inconducente caer en la discusión o celebración de décimas más, décimas menos. Tenemos un problema serio de crecimiento”.
Para 2025, dice, las proyecciones “no son mucho más auspiciosas”, con un rango de 1,5% a 2,5%, y con la incertidumbre de la guerra comercial, ve espacio para un crecimiento menor a 2024.
Rau advierte que aunque Estados Unidos no aplique aranceles directos a Chile, el proteccionismo sí tendrá un impacto vía China. “Por eso, urge diversificar nuestros destinos exportadores, incluso dentro de Asia. India, Vietnam”, asegura.
Otra de sus preocupaciones es el empleo. “A cinco años de la pandemia, todavía tenemos un mercado laboral muy rezagado. Sí, el desempleo juvenil está en torno al 20% y el de las mujeres casi 24%. Casi una de cada cuatro mujeres jóvenes que busca empleo no lo encuentra. Entonces, los resultados son magros, por no decir mediocres”, señala.
Otra área de inquietud es la persistente inflación. “Preocupa”, admite Rau, y, en esa línea, asume que el Banco Central debe optar por la “estrategia de “wait and see”, ir monitoreando muy de cerca sobre todo lo que es inflación subyacente. El primer semestre todo indica que vamos a seguir con una inflación interanual sobre 4%. Debiese converger a final de año”, complementa.
- Este período inflacionario le ha traído algunas críticas a la gestión del Central. ¿Cómo la evalúa?
- En general, buena. Siempre se puede hacer mejor. El Banco Central fue bien agresivo en su momento con el alza de tasas, se adelantó a muchos otros bancos centrales. Entonces, no me sumo tanto a las críticas, más allá de algunas discrepancias que uno pueda tener en momentos específicos.
- Y el manejo económico del Gobierno, ¿cómo lo ve? La situación fiscal está bajo presión…
- La situación es delicada, no tanto en el nivel, sino que en la trayectoria de la deuda, porque todavía está en un nivel razonable, pero en cualquier momento se nos puede salir de ese nivel razonable.
Entonces, preocupa de sobremanera la situación fiscal, porque ha habido errores en lo que es proyección de ingresos. Hay más déficit de lo que se pensaba. Está costando encontrar recursos y hay muchos proyectos que necesitan financiamiento. Acabamos de aprobar una reforma de pensiones que va a necesitar financiamiento.
El Consejo Fiscal Autónomo ha hecho una súper buena labor, ha sido como el Pepe Grillo fiscal.
- ¿Qué otros temas del país le preocupan?
- No de economía, pero que incide en la economía, es la crisis de seguridad. Desconocer que hay una crisis de seguridad sería ser miope. Hay crimen organizado, hay sicariato, hay encerronas, hay violencia que no estábamos acostumbrados a verla en este país. Al final, la crisis de seguridad se transforma en un impuesto para todos, para las empresas que tienen que invertir en seguridad, para las personas que dejan de hacer actividades que antes hacían.
Y en lo económico, claramente el tema es crecimiento. En las cifras que salieron el martes del Banco Central, salió la cifra corregida de inversión que fue negativa, -1,4%, que ya venía negativa y más grande el 2023.
Entonces, en simple, la inversión es uno de los motores importantes del crecimiento. Si tienes uno de los motores más importantes apagados, no te puedes mover. ¿Cómo recuperamos la inversión? Ahí entra el tema de los permisos sectoriales y sus demoras y trabas. Estos dos proyectos que están van en la dirección correcta, pero son tímidos todavía.
También tenemos el mercado laboral con problemas y se vienen más problemas. El encarecimiento de la mano de obra no favorece a la contratación de empleo formal.
- ¿Cuáles cree que son las claves para elevar el crecimiento tendencial?
- De todo un poco. Yo sé que los gobiernos son de cuatro años, pero primero hay algo que hay cambiar en el espíritu. El nuevo rector de la Católica habló de que había un pesimismo generalizado, y yo concuerdo. Y este pesimismo generalizado, en parte se sustenta en datos económicos innegables. Porque en el fondo, si tenemos 850 mil personas buscando trabajo y no encuentran, si tenemos delincuencia, sicariato, crimen, inversiones que se detienen por las arañas, hay que cambiar eso. Y eso se cambia con una visión un poco más optimista del futuro y más proactiva. Si queremos inversión, queremos crecer, bueno, dejemos de torpedear. Hagamos los cambios ordenados, pero rápido.
¿Cómo logramos esos consensos para cambiar las cosas? La reforma del sistema político es importante. Si seguimos con esta atomización en el Congreso, sobre todo en la Cámara, pucha que cuesta llegar a acuerdos.