La provocación de la Nueva Mayoría a los parlamentarios de Chile Vamos tuvo efecto. En la votación del veto presidencial, que se aprobó con el respaldo de ocho diputados y el rechazo de los cinco legisladores de la oposición, estos últimos expresaron su molestia por la supresión de tres de los cinco pactos de adaptabilidad de la reforma laboral, la eliminación del quórum para la negociación de sindicatos y la desregulación de los grupos negociadores. Todas, consecuencias del fallo del Tribunal Constitucional (TC) y de la negativa de la derecha a consensuar una reforma constitucional para otorgar preeminencia al sindicato.
El diputado de la UDI, Patricio Melero, aseguró que el gobierno es “irresponsable”. Nicolás Monckeberg, de RN, fue más allá y acusó al Ejecutivo de “desacato” y “desobediencia” con el dictamen del TC, por no regular la negociación de los grupos transitorios y mantener dos acuerdos de adaptabilidad pactada con titularidad sindical.
El parlamentario reparó en una supuesta vulneración del fallo del TC “por omisión”, desconociendo que, entre las facultades del tribunal, no están legislar ni sugerir normas al Ejecutivo o al Parlamento.
Sorprendida por la imputación de desacato, al término de la sesión la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, sostuvo, “desconocer esa figura” y “no saber si es precisa”. “No conocía que el TC podía ordenarnos legislar de una manera determinada”, subrayó.
Rincón -quien valoró la aprobación del veto presidencial que hoy lo votará la Sala de la Cámara- realizó una autocrítica, aunque parcial, por culminar el proceso legislativo con una reforma laboral “a medias”: sin titularidad sindical; con huelga sin reemplazo, aunque con adecuaciones necesarias; y sin los principales pactos de adaptabilidad. “No fue posible consensuar una reforma constitucional para legislar y regular estas materias”, expresó.
Más dura fue la crítica del presidente de la Cámara, Osvaldo Andrade (PS), quien sostuvo que el oficialismo “no tiene otra alternativa más que avanzar en el veto, porque es lo que pudo hacer”.
“Asumo una derrota. Desgraciadamente, esto cierra el capítulo de reformas laborales de fondo en el gobierno de la Presidenta Bachelet, y eso hay que asumirlo. Con esta derecha, no es posible seguir avanzando en materia laboral”, se lamentó.
Rincón concordó: “Suscribimos que con esta oposición es imposible construir mayorías para avanzar en legislación en materias laborales”.
Pero donde se cierra una puerta, se abre una ventana. “Nosotros estamos dispuestos a explorar un camino constitucional que permita hacer diferencias (entre sindicatos y grupos negociadores), pero con resguardos. Si la oposición quiere conversar, nosotros estamos disponibles”, puntualizó.
La sala de la Cámara de Diputados votará, esta mañana, las observaciones a la reforma laboral. El gobierno espera que el proyecto sea revisado, hoy también, por el Senado, trámite que sólo tendría un efecto simbólico, ya que el veto -para ser aprobado- tiene que lograr un trámite exitoso en sólo una de las dos corporaciones.