El menor dinamismo del sector automotor comienza a tener efecto sobre las cuentas fiscales dado el catalogado “impuesto verde” que incluyó la reforma tributaria de 2014.
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Según cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), las ventas se redujeron 6,4% entre enero y julio respecto del mismo período del año pasado, en línea con una economía que habría crecido por debajo del 2% en el primer semestre del año y la debilidad del consumo, principalmente de bienes durables como vehículos motorizados.
Y, a la luz de lo anterior, se redujo la recaudación por el tributo a la venta de vehículos contaminantes nuevos, según corroboran los datos de la Tesorería General de la República. De hecho, los ingresos fiscales producto del gravamen bajaron 6,3% entre enero y junio de este año, respecto al mismo período del año pasado. Así sumaron US$ 43,7 millones ($ 31.094 millones).
En el período, más de 141 mil vehículos pagaron el impuesto, una caída de 7% respecto a la primera parte del año pasado. A su vez, las unidades exentas del tributo totalizaron más de 41 mil, también contrayéndose un 4,5% en doce meses.
¿Cómo funciona?
El impuesto se aplica por una sola vez a la compra de automóviles nuevos, livianos y medianos para uso particular, mientras que quedan exentas del pago las adquisiciones de camionetas y furgones utilizados como vehículos de trabajo.
Los taxistas podrán solicitar la devolución de este impuesto que se calcula de acuerdo a niveles de rendimiento urbano, emisión de óxido de nitrógeno y precio de venta del vehículo.
Por marca, Suzuki lidera en las ventas sujetas al tributo, con casi 14 mil unidades que tributaron US$ 1,5 millones en el período (más de $ 1.000 millones).
Más atrás se ubica Chevrolet con 12.842 unidades entre enero y junio de este año. Asimismo, ha sido por lejos la marca que mayor recaudación por ventas ha generado para el Fisco, con más de US$ 3,2 millones ($ 2.432 millones).
Cierra el podio Kia, con 12.579 vehículos comercializados y que pagaron el impuesto verde por un total de US$ 2,3 millones ($ 1.700 millones).
¿Se alcanza la meta?
El informe financiero de la reforma tributaria del 2014 fijó como meta que cada año el impuesto a los vehículos contaminantes motorizados implicaría ingresos por US$ 98,1 millones ($ 69.829 millones) por ejercicio.
En los dos primeros años de implementación del tributo, no se logró la meta esperada, ya que en 2015 ingresaron US$ 49,1 millones (más de $ 35.000 millones) por este concepto, mientras que el ejercicio siguiente ingresaron US$ 67,4 millones ($ 48.900 millones).
Esto, en medio de una fuerte desaceleración del crecimiento económico, que en el período promedió bajo el 2% por año, en línea con el fin del ciclo alcista de las materias primas.
Para los últimos dos años, en tanto, comenzó a repuntar la actividad y se alcanzó “con lo justo” la meta del informe financiero. Así, en 2017 la Tesorería recaudó US$ 90,3 millones (más de $ 64.320 millones), mientras que el año pasado los recursos derivados del tributo totalizaron (US$ 98,1 millones) $ 69.884 millones. En la segunda parte de 2017 la economía se recuperó con fuerza, mientras que en 2018 el PIB creció a su mayor tasa en cinco años, al avanzar 4%.
El desafío no es menor de cara al cierre del año, ya que restan más de $ 38.000 millones en recaudación para alcanzar la meta. El gobierno espera un repunte en la actividad en el segundo semestre.