Un fuerte remezón produjo al interior de la Nueva Mayoría la arremetida de la presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende, que instaló el tema presidencial en el debate durante el comité central que se realizó el sábado último.
Fue una jugada que sorprendió, porque marcó un claro contraste con la postura que había sostenido hasta ahora, de considerarlo prematuro e inoportuno, como incluso lo había planteado en esa misma instancia hace sólo tres meses.
Pero entretanto, la dinámica política la hizo cambiar de opinión. En parte, de acuerdo a lo que algunos indican, porque habría estimado que era hora de que se aclarara el panorama presidencial e incluso posicionar su propio liderazgo, aunque la razón que más pesó fue la desafección que estaba mostrando la DC en este último tiempo.
Con preocupación, tanto la senadora como los demás dirigentes del PS, percibieron que había comenzado a tomar fuerza la rebelión de dicho partido que, molesto tanto con el gobierno, como con sus pares del oficialismo, amenazaba con la posibilidad de postular a un candidato que llegara hasta el final, especialmente si es que no se llegaba a un acuerdo electoral tanto para las municipales como para las parlamentarias que lo dejara satisfecho.
Fue en este escenario, que la senadora Isabel Allende optó por acoger la tesis de su antecesor en el cargo, el diputado Osvaldo Andrade, quien en el comité central de fines de agosto había postulado que no era bueno discutir el tema municipal por sí solo, sino que era preferible comenzar por el presidencial, tesis que reiteró en la última cita partidaria.
La propuesta de ambos dirigentes, sustentada en el argumento de que para que la Nueva Mayoría tuviera posibilidad de éxito era indispensable la unidad, fue que se buscara un acuerdo que amarrara el tema presidencial al de las otras elecciones, con lo que partían del supuesto que de esa manera podían poner en jaque a la DC, porque al no tener un presidenciable potente, lo que le interesa es un pacto en que pueda tener una buen resultado en la municipal como en la parlamentaria.
En parte, la presidenta socialista logró su propósito el lunes, cuando junto a sus pares de la coalición consiguió que la DC se sumara a un acuerdo conjunto en que expresaron su decisión de enfrentar unidos las próximas contiendas electorales, teniendo como objetivo último llevar un solo candidato presidencial.
Pero pese al ánimo unitario que supuestamente inspiró dicho acuerdo, éste no consiguió cerrar el tema, porque al final, como ha quedado demostrado, la arremetida del PS atizó las tensiones con la DC, e incluso produjo que este partido se enfrascara en un debate interno que da cuenta de que la situación dista de estar resuelta.
Las razones
Por lo que indican al interior del socialismo, la idea impulsada por Andrade -que finalmente recogió la líder partidaria- surgió como la única forma para tratar de contener las ínfulas independentistas que percibían en, al menos, algunos sectores de la DC.
La inquietud del PS se sustenta en que entienden el argumento de dicha tienda de que si aceptan ir a primarias para postular finalmente a un candidato único, quedarían en una posición de desmedro dada la posibilidad casi cierta de que gane el abanderado del PS o del PPD, que es lo que los hace calcular que para asegurar un mejor resultado parlamentario podría ser preferible ir con un candidato de sus filas hasta el final.
En ese cuadro, parte de la estrategia socialista para conseguir que el partido que preside Jorge Pizarro se sume a la fórmula unitaria, apunta también a que con el compromiso de un abanderado único de la Nueva Mayoría se cierra la posibilidad de pensar en la opción de respaldar o incorporar a las primarias a Marco Enríquez-Ominami, que es lo que en ningún caso aceptaría dicha tienda.
Como indicó Andrade, un acuerdo implicaría disipar la incertidumbre de incorporar a otros actores, lo que se entiende como una señal tanto para la DC, como para que además terminen los coqueteos que existen en el propio PS, en el PPD o en los otros partidos de izquierda con ME-O, impulsados por la percepción de que podría ser la única carta capaz de derrotar a la derecha.
En esa línea, en el socialismo indican que la apuesta que deben hacer es tratar de dejar en el camino al líder del PRO en la primera vuelta, para lo cual la fórmula no es otra que unirse en torno a un candidato único, porque de lo contrario -tal como se planteó derechamente en el pleno del PS- lo más probable que la medición final sería entre Piñera y ME-O.
Es en este contexto donde debe entenderse que la inclinación de los socialistas sea postular una lista única de concejales como garantía de unidad, aunque saben que es prácticamente una utopía porque ni la DC, que no quiere ir con el PC, ni tampoco el resto de los partidos está en esa postura por los cálculos que saca cada uno.
Punto para el PS
Como es sabido, el interés de los demócratacristianos es ir en pacto con el PS, situación que complica a la tienda que lidera la senadora Allende, puesto que entiende que si no lo hace, la DC tiene más argumentos para reclamar que como se la arrincona, prefieren el camino propio. Pero paralelamente, los socialistas se enfrentan a la situación de que en sus filas la inclinación es a ir con el PPD, por la afinidad que existe entre ambos como partidos de izquierda, pero además porque esperan que ese pacto fortalezca su representación municipal para que posteriormente ésta sea la plataforma para la candidatura presidencial que parten de la base que será de dicho bloque.
Es una indefinición que, como admiten en el PS, le ha jugado en contra de la estrategia planteada el fin de semana de lograr amarrar la unidad en torno a un abanderado presidencial. Tanto es así que existe coincidencia en que el dilema les generó un conflicto luego de las declaraciones de Isabel Allende el domingo, en las que al referirse precisamente a los pactos, expresó que no se pretendía arrinconar a la DC, pero tampoco subsidiar a nadie, lo que encendió los ánimos en dicho partido al punto que el propio Pizarro las calificó de arrogantes.
Pero más allá del fuego cruzado que se sucedió posteriormente, las explicaciones de la presidenta socialista a su par DC, lograron que al menos se superara el problema entre ambos, lo que se confirmó con lo ocurrido en la reunión del lunes en la tarde a la que estaban citados todos los presidentes y secretarios generales de los partidos para abordar el tema de los pactos para la municipal.
Fue en ese encuentro, donde la líder del PS buscó consolidar su postura de lograr un compromiso unitario que abarcara desde la presidencial a las demás elecciones, lo que consiguió ante la necesidad de dar una señal de unidad en momentos en que se percibía tensión en el bloque. De hecho, la declaración conjunta a la que concurrió la DC, se consideró un triunfo para la estrategia socialista, desde el momento en que plantean asegurar la unidad del conglomerado de cara a las municipales, parlamentarias y presidenciales, con el objetivo último de llegar con una candidatura única a la presidencia de la República.
Pero aun cuando con ello el PS pareció anotarse un punto, el tema no quedó zanjado, porque a la misma hora en que se firmaba tal acuerdo, el senador DC, Ignacio Walker, planteó que la DC no descartaba ir con un candidato hasta el final, lo que hizo que la tensión no sólo no desapareciera, sino que escalara instalándose con fuerza al interior de dicha tienda, por el duelo que protagonizaron Pizarro y Walker acerca de cuál era la posición del partido.
Decisión DC
Fue a partir de ese momento que el ánimo del PS de tratar de lograr un compromiso unitario comenzó a desdibujarse, considerando que Walker -que está jugando como posible carta presidencial de su partido- no cedió terreno, al desafiar a Pizarro a que el tema se dirima en la instancia que corresponde, que es la Junta Nacional.
Una opción que aunque es resistida por Pizarro, fue encontrando adeptos, especialmente entre quienes estiman que no puede descartarse a priori la posibilidad de tener un abanderado propio hasta la primera vuelta, lo que hace presumir que el tema no se podrá dirimir hasta la realización de la Junta DC que podría ser en Enero.
Lo que pueda ocurrir entonces es incierto e incluso preocupa a los socialistas que no descartan que el tema pueda quedar abierto, sobre todo si ellos insisten en la posibilidad de hacer pacto con el PPD en lugar de mantener el eje histórico con la DC.
Es por eso que lo que ocurra en los próximos días con las definiciones de las listas podría ser determinante para la apuesta unitaria del PS, aunque sus dirigentes coinciden en que al final, frente a la posibilidad de perderlo todo, la DC terminará rindiéndose, especialmente si se llega a un acuerdo en el que, le guste o no reconocerlo, sea subsidiada.