Solari: “Pagaría por ver cómo Golborne enfrentará este desafío político”
Respecto del actual escenario que enfrenta la Concertación advierte: “Con todo lo crítica que pueda ser la población al gobierno de Piñera, será muy difícil disputar la Presidencia”.
- T+
- T-
Ricardo Solari Escobar (57) ha estado vinculado a la política desde que a los 15 años entró a militar al Partido Socialista. Economista formado en la Universidad de Chile, consultor de la Cepal y del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), fue ministro del Trabajo de Ricardo Lagos y estuvo desde sus inicios, en la conformación del conglomerado concertacionista. De juicios serenos pero contundentes, abierto y dialogante, su análisis político del momento que vive la Concertación, lo realiza con el conocimiento que le da haber sido protagonista de su génesis y desarrollo.
- ¿Qué le pasó a la Concertación?
- Lleva cerca de 25 años de vida y es difícil que una combinación de partidos dure tanto tiempo ligada. La existencia del binominal que incentiva la existencia de grandes bloques, es lo que ha permitido su subsistencia, porque el otro componente, el gobierno y las presidencias, se ha perdido. Lo que queda es demasiado débil ya que en el ámbito programático y de proyectos, la Concertación desde hace mucho no ha hecho un ajuste o una discusión. Sus planteamientos quedaron consignados estrictamente en los programas presidenciales que en la medida que pasó el tiempo perdieron nitidez, ganando peso e importancia la mera figura presidencial.
- ¿Tiene posibilidades de sobrevivencia?
- No se sabe aún como concluirá este episodio. Lo sabremos cuando veamos cómo, lo que queda de ella, encare la futura presidencial y parlamentaria. Debe hacerse un debate programático y una reorganización de fuerzas, pero no creo que sea razonable darla por terminada o muerta ya que subsiste ese aspecto muy esencial que es el sistema binominal. Este esquema condena a los distintos interlocutores a seguir juntos ya que si no reduciría su participación en el Congreso, que actualmente es la mitad de la Cámara y la mayoría en el Senado, perdiendo eventualmente 6 u 8 senadores. O sea, no hay otra forma posible que mantener la amistad cívica y la convivencia.
- Más allá del tema del poder, lo sucedido en la última semana con la conformación del eje PS-DC por un lado, y el del PR-PPD-PC por otro, podría entenderse como un reorganización de tipo doctrinaria; una centro-izquierda v/s una izquierda más dura, dando paso a los tres tercios históricos…
- No observo aún en la configuración de estos dos bloques dentro de la Concertación, un decantamiento programático. Las 4 fuerzas que la componen forman parte de una orientación social demócrata y en el eje valórico, la dispersión se da con mayor o menor acento al interior de todos los partidos que la conforman. El aborto terapéutico y ley antidiscriminación no pudieron ser legislados y esta última salió empeorada de un Senado en donde la Concertación tiene mayoría. Es cierto que es un punto general de desacuerdos, pero que yo no alinearía con estos dos bloques.
- Pero sí es motivo de desacuerdos la alianza con el PC…
- Un tema antiguo de discusión entre socialistas y DC fue Cuba. Eso fue motivo importante de división hasta los 80 ya que se insertaba dentro de la visión bipolar del mundo de esa época. En la medida que eso terminó, Cuba dejó de ser tema, es un caso singular, existe bastante consenso en condenar la violación de los derechos humanos allá y hoy este asunto no tiene relevancia alguna ni impide una relación con el PC.
- Entonces, ¿no es el PC el motivo de la división interna dentro de la Concertación?
- Nosotros venimos haciendo acuerdos electorales explícitos con el PC desde 1988. En 1989 me tocó participar con Boeninger en la configuración de las listas parlamentarias, donde hicimos un acuerdo explícito por omisión con el PC e incluso con el MIR. En las presidenciales que ganó Aylwin, el PC no presentó candidato, es decir estos pactos llevan más de 20 años de usanza. Además, en el 2009 hicimos listas parlamentarias con militantes comunistas y ahí están en el Parlamento tres diputados.
- Si es así, ¿cuál es el problema? ¿la candidatura presidencial?
- No. En los dos bloques se mantiene el bacheletismo. Tengo la sensación que en el PPD el bacheletismo es mayoritario y que esa candidatura tampoco es algo que le moleste al PC. Veo también que no son pocos los bacheletistas en la DC, independientemente del hecho de hacer primarias. Nosotros tenemos un sistema de coaliciones que es la Concertación, que hoy día pasó por una gran dificultad de funcionamiento interno, que sobrevive anclado en el sistema binominal, en donde lo que falta es una discusión programática.
- Y, ¿por qué no se ha hecho?
- Es que ése es el salto. Si queremos efectivamente ser una opción de futuro, particularmente en un esquema de voto voluntario, se requiere hacer una oferta a la sociedad, que tenga un contorno mucho más definido y más preciso que el que hoy podemos hacer compartiendo en pactos instrumentales y ejerciendo acción opositora en el parlamento. Es un salto no menor, pero hoy día no estamos en eso, estamos en escaramuzas, en disputas de fuerza.
- Todos esperando que llegue Bachelet…
- No creo que ella requiera toda esta cantidad de protecciones y pre-proclamaciones. Son innecesarias porque ella tiene una gran solidez respecto de ese punto, de su capacidad de competir y de encarnar a un sector muy representativo de la sociedad. Eso está fuera de discusión. El tema de fondo es que si queremos ser opción presidencial no sólo necesitamos candidato/a, sino que la coalición de fuerzas sea capaz de expresarse a través de un proyecto y ése es un punto muy importante. No es una exigencia intelectual, es un ejercicio que debe prepararse y que va a ser muy complejo.
- El hecho es que la Concertación está hoy en serios problemas, dividida en estos dos bloques en su interior…
- Yo no era partidario de anticipar estas alineaciones, porque la elección presidencial está lejana todavía. Veía que esta idea de configurar una cierta relación privilegiada de dos partidos (PS-DC) generaría una suerte de amenaza al resto. Lo ha planteado Gómez varias veces diciendo que los mismos que han estado gobernando por veinte años van a seguir haciéndolo. Bueno, pero eso ya está hecho…
- ¿Crees que el eje PS-DC puede seguir teniendo el peso electoral de antaño?
- La verdad es que no sé si está vigente hoy, porque se ha producido una transformación de la estructura de la sociedad muy profunda que no sabemos cómo se va a reflejar en el contexto del voto voluntario. Algunos dicen que no va a pasar mucho, pero no hay manera de evitar, por ejemplo, que la población de menores ingresos quede subrepresentada en el sistema político. Todos los estudios demuestran que la voluntad de votar se mueve de acuerdo al nivel de ingresos de las personas y a su escolaridad, que en Chile están sumamente correlacionadas. O también que se generen ciertas estrategias clientelares para cautivar masas de votantes. Entonces, no hay claridad. El peso electoral del PS de fines de los 60 no tiene nada que ver con el actual. Tampoco el de la DC por tanto, esa repetición algo mecánica de la idea de mayoría construida a partir de la crisis del 73, no creo que se pueda proyectar.
-El PS está privilegiando a la DC por sobre la izquierda más progresista. ¿Es que se ha derechizado o aburguesado?
- El PS de hoy no es el de 40 años atrás, pero no tengo la impresión que desde el punto de vista de la visión de su propia historia, tenga o haya tenido una ruptura o un cambio esencial de orientación. La figura de Allende sigue siendo muy grande y eso es indiscutible. Lo que pasa es que los tiempos han cambiado muchísimo, la sociedad se ha transformado radicalmente y el PS tiene la gracia de no ser un partido rígido en su visión de las cosas.
- ¿Resta para las opciones futuras de la oposición la carencia de un eje programático común?
- Creo que el problema que tenemos es que las fuerzas de centroizquierda están expresadas en distintos domicilios políticos. Gente que piensa más o menos lo mismo, está repartida en una cantidad de partidos y este sistema político -presidencial binominal- requiere con urgencia partidos más fuertes, grandes y poderosos. Lamentablemente, eso no está en la agenda ni en la orden del día de nadie.
- Una posible propuesta programática, ¿implica cambio de modelo?
- En la oposición hay una visión cada vez más crítica al modelo, pero la propuesta de sustitución, de corrección o reforma no está sobre la mesa. Existe la apreciación -a través de la explosión de las manifestaciones sociales- que existe descontento con el estado de cosas. Esto tiene grados y no necesariamente significa que las personas estén por cambios radicales. No, creo que hay una molestia en torno al estado de la política, al reparto de la torta y desasosiego e incertidumbre respecto del futuro en el plano personal, familiar, económico. Esta mezcla que une un rol devaluado de la política y sus instituciones y la sensación de vivir en una sociedad con mucho abuso y gran desigualdad de ingresos, debiera generar un discurso político de cuestionamiento, pero insisto en que es un problema que el liderazgo actual no ha puesto en debate de modo adecuado.
- En la hipótesis que Bachelet decida no ser candidata, ¿crees probable un segundo gobierno de la centroderecha?
- Tengo claro eso. No veo ninguna posibilidad de competencia si previamente no se conforma una oposición que se articule efectivamente en torno a un diseño programático. Sin ello, e incluso con todo lo crítica que pueda ser la población al gobierno de Piñera, será muy difícil que podamos disputar efectivamente la Presidencia.
- ¿Cualquiera sea el candidato de la centroderecha?
- Tengo la impresión que quien sea va a ser capaz de plantearse con independencia a la evaluación coyuntural que se haga del gobierno. Históricamente, las tres últimas elecciones presidenciales han sido súper competitivas y la fuerza electoral de la centroderecha es muy grande. Si frente a eso, nos presentamos fragmentados, no veo una capacidad real de competir.
- Muchos comparan el carisma de Golborne con el de Bachelet.
- Me parece relevante que la popularidad de Golborne haya resistido el paso del tiempo con bastante fuerza. Él tiene que hacer un ejercicio que no es fácil, cual es imponer su conducción frente a los partidos de la derecha, que son duros. RN está claramente en algo distinto y un poquito agresiva respecto a esa candidatura y la UDI le ha dicho que tiene que ganarse su cariño, que en política significa ponerse a disposición del partido. No hay que olvidar que la UDI es la principal fuerza parlamentaria. Pagaría por ver cómo Golborne enfrentará este desafío estrictamente político, que no tiene nada que ver con la popularidad y que para su nominación Bachelet fue capaz de hacer.
- Y, ¿cómo lo hizo?
- Puso sus términos, cómo quería hacer su gobierno y los aspectos principales de su programa. Lo hizo desde una actitud muy simple. Ella no perseguía la Presidencia, no era su anhelo, su ambición, su sueño. Se puso a disposición de una causa, pero su actitud le permitió tener grados de libertad muy grandes. Eso yo lo vi en forma directa.
- ¿Un buen consejo para Golborne?
- Más que un consejo, lo que quiero decir es que ese es un ejercicio poco común. Un candidato sometido a los partidos no tiene demasiadas posibilidades de volar.