Aunque en su primer discurso como Presidente, Donald Trump evitó las esperadas medidas arancelarias que habían dominado sus intervenciones antes de retornar a la Casa Blanca, el republicano marcó el pulso de lo que sería su gestión frente a América Latina: la creación del “servicio de ingresos externos”, una nueva agencia para recaudar “cantidades masivas” de impuestos, derechos y otros ingresos de fuentes extranjeras; declarar emergencia nacional en la frontera con México, renombrar al Golfo de México; y buscar recuperar el control del Canal de Panamá.
“No se lo dimos a China, se lo dimos a Panamá y lo estamos recuperando”, dijo el mandatario sobre el paso fluvial más importante de la región para el comercio global.
Sus palabras no movieron con fuerza a los mercados latinoamericanos, pero sí generaron reacción en los jefes de Estado con quienes tendrá que relacionarse por los próximos cuatro años.
“El Canal es y seguirá siendo de Panamá”, respondió el Presidente Mulino.
El primero en salir al paso fue el panameño José Raúl Mulino, quien reiteró que “el Canal es y seguirá siendo de Panamá”.
Aseguró que su país seguirá administrándolo “con respeto a su neutralidad permanente” y dijo que ejercerán el derecho que le ampara y la fortaleza del derecho internacional para manejar su relación con el país norteamericano.
Eso sí, poco después, la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) dio a conocer que Panama Ports Company, la empresa controlada por el conglomerado de capital chino CK Hutchison Holding y que opera varios puertos alrededor del canal interoceánico, va a ser auditada.
El proceso se refiere al contrato existente desde 2014 entre la firma y el Estado panameño para el desarrollo, operación, administración y dirección de terminales portuarias de contenedores.
El llamado al diálogo
En ese contexto, Mulino llamó al diálogo con Washington “para aclarar los puntos mencionados sin menoscabar nuestro derecho, soberanía total y propiedad de nuestro Canal”.
A esa posición se sumó la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien junto con felicitar a Trump por su nuevo mandato, escribió: “Como vecinos y socios comerciales, el diálogo, el respeto y la cooperación siempre serán el símbolo de nuestra relación”.
Más temprano, el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, había enviado su propio mensaje con un tono similar: “Las relaciones entre Brasil y EEUU están marcadas por una historia de cooperación, basada en el respeto mutuo y en una amistad histórica”.
“Nuestros países tienen fuertes lazos en diversas áreas, como el comercio, la ciencia, la educación y la cultura. Estoy seguro de que podemos seguir avanzando en estas y otras asociaciones”, agregó.
La contracara de Lula fue el argentono Javier Milei, el único Presidente sudamericano que participó en el acto de investidura y quien reaccionó eufórico a cada uno de los anuncios de su nuevo aliado político.