En pleno retorno a Chile tras su gira por Nueva York, la presidenta Michelle Bachelet supo de la detonación de un nuevo artefacto explosivo ocurrido en Barrio Yungay y que causó la muerte de la persona que lo manipulaba.
Esta nueva bomba que estalló en el centro de Santiago en la madrugada de ayer, ocurre justo el día después de que la jefa de Estado recalcara que los últimos atentados terroristas que se han producido en el país eran hechos aislados, haciendo un llamado a la confianza de empresarios norteamericanos, justificando que la situación se estaba manejando con celeridad por todos los órganos del Estado.
En ese contexto, Bachelet, tras participar del comité económico regional en la Intendencia de la Región de Arica y Paranicota y bajo un ambiente de expectación donde la bomba se transformó en el tema central, no pudo eludir referirse al éste pese a que el vocero, Álvaro Elizalde, ya había dado la visión del gobierno.
Frente al grave hecho ocurrido en la capital, la Presidenta llamó a la tranquilidad y a esperar el resultado definitivo de las investigaciones: “es un hecho lamentable, que haya significado la muerte de una persona en circunstancias que no están todavía completamente clarificadas, por lo tanto yo no quiero ir en esa línea. Creo que es bueno que la Fiscalía haga su trabajo de manera adecuada, más allá del hecho concreto y sus particularidades que nos informará el Ministerio Público cuando tenga los resultados”, indicó, agregando que justamente este tema lo había conversado en Estados Unidos en el marco de la agenda de reuniones, explicando que estos sólo eran hechos aislados y que nuestro país seguía siendo un lugar estable y seguro.
En esa misma línea, otro de los presentes en Arica, el subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, también, ante la insistencia de los periodistas, declaró que aún no podían adelantarse las conclusiones, pero sí aseguró que se están tomando todas las medidas al alcances de las policías y que seguirán así por el tiempo que sea pertinente: “Hemos tomados todas las medidas necesaria los países toman las medidas que alcanzan a tomar, si nosotros tenemos 17 millones de policías podríamos tomar más medidas, pero tenemos las medidas que tenemos. Hemos reforzado los equipos de investigación y los operativos policiales y serán por el tiempo que sea necesario”.
Horas antes, y en el aeropuerto de Chacalluta en Arica, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, quien también participó en la gira a EEUU señaló que su comuna, “por el hecho de ser un lugar central, por su visibilidad, es vulnerable en estas materias".
Peñailillo: tema de Estado
Las declaraciones de las autoridades en el norte coincidieron con la enérgica condena que en Santiago hicieron tanto Elizalde, como el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. En tono categórico, el vocero afirmó que “los chilenos queremos vivir en paz y en tranquilidad y en Chile no hay espacio ni para la colocación de bombas ni para la actividad terrorista precisamente porque los chilenos queremos vivir en paz".
Paralelamente, el jefe de gabinete salió a tranquilizar a la población al afirmar que “todas las instituciones del Estado a cargo de la seguridad y de la administración de justicia están llevando adelante su trabajo para que este tipo de conductas sean esclarecidas y no queden en la impunidad", destacando, además, que en los últimos días "se han dado importantes pasos en el esclarecimiento de este tipo de delitos, pero debemos seguir trabajando".
Peñailillo insistió en la necesidad de una tarea conjunta y reconoció que es una situación que se arrastra al menos desde el llamado “Caso bombas”.Así, afirmó que el Ejecutivo se hará cargo "no sólo de lo sucedido en nuestro gobierno, sino también de lo que ocurrió en el gobierno anterior, porque éste es un tema de Estado, donde todas las instituciones tienen que trabajar de manera coordinada". Peñailillo concluyó aludiendo en forma terminante a que la señal que quieren entregar "es clara, en Chile no hay espacio ni para la colocación de bombas ni para el terrorismo".
Landskron estaba condenado por robo
Cerca de diez horas transcurrieron antes de que Sergio Landskron Silva, de 29 años, fuera identificado como el joven que murió en la madrugada de ayer tras detonarle un artefacto explosivo que presuntamente portaba él mismo, en Barrio Yungay. El fallecido ya registraba antecedentes policiales por el delito de robo con intimidación y su familia declaró que supuestamente habría sido drogadicto, no tenía amigos y que ya no vivía en la casa de sus padres. La bomba ocasionó la pérdida de una mano de Landskron y le impactó también en el tronco y en la cabeza, siendo esta última su herida más grave y la que finalmente habría determinado su muerte. El grave estado del joven habría impedido su ingreso a pabellón, así también como su inmediata identificación. El fiscal de la zona Metropolitana Sur, Claudio Orellana, afirmó que pese a que existen características similares a los otros artefactos explosivos detonados en unidades policiales y en el Metro, durante las últimas semanas, declaró que también habrían elementos diferentes que actualmente están en proceso de investigación.
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