Informe de la ONU alerta de triple crisis ambiental: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación
“Hacer las paces con la naturaleza” concluye que para garantizar la sostenibilidad futura del planeta, las tres crisis deben abordarse en conjunto. También plantea que los planes de recuperación poscovid son una oportunidad para alcanzar la meta de cero emisiones netas a 2050.
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El planeta está en crisis y la humanidad no está cumpliendo sus compromisos ambientales. Esta es una de las conclusiones de “Hacer las paces con la naturaleza”, un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) difundido ayer, en donde alerta de la triple crisis ambiental que afecta al planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
El reporte propone que el mundo transforme su relación con la naturaleza y aborde las tres crisis de manera conjunta para garantizar un futuro sostenible e incluso prevenir futuras pandemias. En esa línea, entrega un plan integral para abordar estas emergencias.
“Este informe sienta las bases de la esperanza. Al reunir las pruebas científicas más recientes relativas a los efectos y amenazas que acaban con la vida de millones de personas cada año, pone en evidencia que nuestra guerra contra la naturaleza ha destrozado el planeta. Sin embargo, también nos muestra el camino hacia un mundo más seguro”, sostiene António Guterres, secretario general de la ONU, en el prólogo del informe.
El reporte señala que la extracción de recursos naturales se ha triplicado llegando a niveles que alcanzan una emergencia planetaria, mientras que 1.300 millones de personas viven en la pobreza. La degradación ambiental está impidiendo el progreso hacia la erradicación de la pobreza y el hambre, la reducción de las desigualdades y la promoción del crecimiento económico sostenible.
De acuerdo al reporte, 3.200 millones de personas -alrededor del 40% de la población mundial- se ven afectadas por la degradación de la tierra, y este número va en aumento. Incluso los esfuerzos por promover un crecimiento económico inclusivo y sostenible se ven obstaculizados por la pérdida de capital natural y el cambio climático. Solo en 2018, los daños causados por desastres naturales relacionados con el clima supusieron un costo de aproximadamente US$ 155 mil millones en el mundo.
El informe también concluye que a pesar de la disminución temporal de las emisiones producido por la pandemia, el planeta se dirige a un aumento de la temperatura global de al menos 3°C en este siglo, por lo que más de un millón de las cerca de ocho millones de especies de plantas y animales corren un riesgo de extinción elevado, en tanto, las enfermedades causadas por la contaminación matan a cerca de nueve millones de personas anualmente.
2021: un año para cambiar de rumbo
Durante la presentación, la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, sugirió que “si 2020 fue un desastre, dejemos que 2021 sea el año en que la humanidad comience a hacer las paces con la naturaleza y asegure un futuro justo y sostenible para todos”. Esto, porque en medio de las perspectivas para reactivar las economías afectadas por la pandemia, existen oportunidades para invertir en naturaleza, lograr la meta de cero emisiones netas a 2050 y transformar prácticas comunes. “Los planes de recuperación verde para las economías afectadas por la pandemia son una oportunidad imperdible para acelerar la transformación”, dijo Andersen en un comunicado.
Además, este año se realizarán dos importantes conferencias mundiales -sobre cambio climático y biodiversidad- en las cuales los gobiernos deben proponer objetivos ambiciosos para reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en esta década y conservar y restaurar la biodiversidad. Las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) -que Chile ya presentó- son claves para este objetivo.
Durante el lanzamiento del reporte, tanto los representantes de la ONU como los asistentes conectados vía telemática, mostraron un especial interés en la nueva administración de Joe Biden en Estados Unidos, respecto de las posibilidades que podría representar para los desafíos climáticos.