El éxito de la industria eólica se ha convertido en su propia mayor amenaza
Hasta hace poco, la energía eólica era cada vez más asequible. En los últimos años, sin embargo, la inflación y la subida de los tipos de interés han puesto fin a la tendencia a la baja de los costes y ahora ponen en peligro la continuidad del crecimiento.
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El director de uno de los mayores promotores de energías renovables del mundo, la danesa Orsted A/S, teme que la transición energética sufra una desaceleración a medida que el aumento de la competencia y los tipos de interés reduzcan la rentabilidad y pongan en entredicho los argumentos a favor de la inversión.
Orsted es el mayor promotor mundial de parques eólicos marinos, a los que ayudó a pasar de ser una tecnología de nicho a una de las formas de energía renovable de más rápido crecimiento. Los proyectos marinos pueden utilizar turbinas mucho mayores -del tamaño de un rascacielos- y aprovechar vientos más fuertes y constantes en las costas. Europa, China y Estados Unidos planean aumentar rápidamente sus flotas eólicas marinas para alcanzar sus objetivos climáticos.
Pero mientras los gobiernos de todo el mundo aumentan sus ambiciones de sustituir los combustibles fósiles por electricidad limpia, las empresas que se espera que lleven a cabo ese cambio están sometidas a presiones financieras. Los ejecutivos empiezan a dar la voz de alarma: para que el sector crezca lo suficiente como para evitar un cambio climático catastrófico se necesitarán miles de millones de dólares de inversión adicional y que las empresas de energía eólica sean capaces de obtener beneficios sustanciales. De momento, el camino hacia la viabilidad se complica por el aumento del coste de los préstamos para construir centrales limpias y la creciente competencia; en el futuro, podría complicarse aún más por los impuestos europeos a los productores de energía renovable.
"Somos una empresa con una visión de un mundo que funciona totalmente con energía verde", dijo Mads Nipper, consejero delegado de Orsted, a Bloomberg Green en un episodio del podcast Zero. "Y la falta de capital que fluya hacia esa transformación es el mayor riesgo que tenemos".
Cambio de paradigma
Hasta hace poco, la energía eólica era cada vez más asequible. A medida que aumentaba el tamaño de las turbinas, los costes caían en picado. Los gobiernos esperaban que esa trayectoria continuara para siempre -una impresión que la industria apoyaba- y las licitaciones de nuevos proyectos empezaron a favorecer a los solicitantes que podían prometer precios de energía más bajos. En los últimos años, sin embargo, la inflación y la subida de los tipos de interés han puesto fin a la tendencia a la baja de los costes y ahora ponen en peligro la continuidad del crecimiento.
"Si los Estados de todo el mundo dicen que los precios de la energía solo pueden bajar, será una carrera a la baja", afirmó Nipper. "Al final, el capital se agotará".
No hay mucho margen para absorber costes más altos. Un parque eólico marino típico genera un rendimiento de alrededor del 1% por encima del coste del capital, dijo Nipper. Un proyecto realmente bueno puede obtener hasta un 3%. La subida de los tipos de interés está mermando esa rentabilidad, y si el precio de la electricidad de los parques eólicos no sube, las empresas no podrán invertir al ritmo necesario para alcanzar los objetivos climáticos.
Suben los precios, pero no al nivel de los fósiles
Tradicionalmente, Orsted y sus competidores en el sector de la energía verde han presionado a sus proveedores para que bajaran los costes. Pero eso ya no es sostenible: en los últimos años, los proveedores de aerogeneradores han perdido cientos de millones de dólares por la subida de los precios del acero y las costosas interrupciones de la cadena de suministro. Ahora están subiendo los precios.
Henrik Andersen, consejero delegado de Vestas Wind Systems A/S, el mayor fabricante de turbinas eólicas del mundo, declaró a Bloomberg el año pasado que crear la impresión de que los costes de la energía eólica sólo podían bajar fue el mayor error que cometió el sector. Muchos promotores que creyeron en esa promesa luchan ahora por adaptarse. En Estados Unidos, las empresas que iban a construir la primera oleada de parques eólicos en el océano Atlántico están intentando renegociar los contratos porque el precio al que acordaron vender la energía ya no es viable. Existe el riesgo de que ocurra lo mismo en el Reino Unido, líder mundial de la energía eólica marina tras una subasta gubernamental que el año pasado marcó un nuevo mínimo histórico en el precio de la electricidad.
A pesar del aumento de los costes, la energía eólica sigue siendo una ganga en comparación con los combustibles fósiles: en Gran Bretaña, el coste nivelado de la energía procedente de la energía eólica marina era aproximadamente la mitad del de una central de gas natural en el segundo semestre de 2022, según datos del investigador de energías limpias BloombergNEF. Las turbinas colocadas en tierra son incluso más baratas, y esos cálculos no incluyen los beneficios más amplios de reducir las emisiones que calientan el planeta.