Chile afronta un verano muy seco bajo la sombra de la década con más incendios
Desde 2010, el país registra récords consecutivos de quemas de espacios naturales.
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Chile se adentra en un verano seco con el temor puesto en los numerosos incendios forestales que sacuden ya la Región Metropolitana de Santiago, un fenómeno que se ha hecho más virulento en los últimos 10 años y que ha afectado un 125% más de superficie que en décadas anteriores.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística de Chile (INE) analizados por EFE, entre los años 1980 y 2010 se registraron en Chile un promedio anual de 53.000 hectáreas quemadas por diversos incendios, mientras que, en las últimas 10 temporadas estivales, esa cifra se situó en más de 121.000 hectáreas.
Sin embargo, el número promedio de incendios forestales anuales apenas aumentó un 15% entre 2010 y 2020 en comparación con niveles de décadas anteriores.
"El número de incendios se mantiene más o menos estable, pero las hectáreas afectadas por el fuego se han duplicado; la razón es el aumento de las temperaturas", explica a EFE el climatólogo de la Universidad de Santiago de Chile, Raúl Cordero.
Desde 2010, el país registra récords consecutivos de quemas de espacios naturales: antes de 2010, nunca se habían acumulado más de 100.000 hectáreas quemadas en un único año, pero, desde entonces, fueron cuatro las temporadas estivales las que sobrepasaron ese umbral simbólico.
La falta de lluvia es un factor clave para que los fuegos sean virulentos en verano, pero la combinación que alienta más incendios forestales es un invierno lluvioso seguido por secos meses calurosos.
"Un invierno seco significa menos vegetación y, por tanto, menos combustible para quemarse en verano", señala el académico.
Este año, la zona central de Chile acumula bastante vegetación, detalla Cordero, auspiciado por un invierno con más lluvias, y los días calurosos de esta primavera han generado numerosos incendios alrededor de la capital.
Zona central de Chile
La zona con mayor probabilidad de incendios en Chile va desde la quinta región, un poco al norte de la ciudad de Santiago, hasta la novena región de la Araucanía, más al sur; son las zonas con un clima mediterráneo, entre territorio árido del norte y la lluvia sureña.
La crisis climátia afecta a todo el mundo y hace de los incendios un fenómeno global: el clima de la zona centro-sur de Chile es parecido al del sur de Europa o el de California (EEUU), zonas en las que se han multiplicado las hectáreas calcinadas en los últimos veranos.
En enero y febrero de 2017, Chile tuvo temperaturas récord y olas de calor consecutivas, que derivaron en la mayor oleada de incendios de la historia del país: quemaron casi 570.000 hectáreas, 10 veces más que la media anual habitual; los fuegos se acumularon en la zona centro y centro-sur.
"No es una coincidencia que los incendios históricos de 2017 ocurrieran en el bimestre más cálido jamás registrado en Chile", remarca Raúl Cordero.
Evitar daños
Mayores incendios requieren más recursos para combatirlos; reflejo de ello es el avión para luchar contra fuegos que el gobierno chileno anunció este martes, la aeronave estadounidense de mayor envergadura que dispondrá la Corporación Nacional Forestal de Chile (Conaf) por segundo año consecutivo, con una capacidad de 15.000 litros de agua.
No obstante, Raúl Cordero enfatiza sobre medidas de prevención antes de que se inicien los fuegos, como, por ejemplo, no construir en terrenos quemados ni cerca de zonas forestales o mejorar la protección contra el fuego en lugares expuestos: "Lo que no es aceptable es que haya fallecidos por incendios", dice.
Cordero avisa que, a menos que se revierta la crisis climática, los fuegos virulentos seguirán: "Llegará otro año como el de 2017, si no es este año será el que viene, o el siguiente, pero el cambio climático hace inevitable que tengamos veranos con récords de temperaturas y de número de hectáreas quemadas", dice